Análisis "Película Entre Lobos"
Enviado por Arly Valsant • 8 de Febrero de 2021 • Informe • 2.192 Palabras (9 Páginas) • 1.020 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS [pic 1]
DECANA DE AMÉRICA
ESSCUELA DE ESTUDIOS GENERALES
El PROCESO DE APRENDIZAJE EN MARCOS “EL NIÑO LOBO” Y SU APLICACIÓN AL APRENDIZAJE COMO FENÓMENO SOCIAL, SU EMPLEO EN EL APRENDIZAJE UNIVERSITARIO.
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¿Cómo aplicamos el aprendizaje social, que tuvo Marcos (Entre Lobos) en el ámbito universitario?
El aprendizaje como fenómeno social, es el proceso de aprendizaje del hombre, la necesidad de gregaridad que tiene el ser humano para la convivencia activa es indispensable. Pero ¿Qué sucede con alguien que no tiene de modelo a otro ser humano? ¿Desarrolla las habilidades necesarias para sobrevivir en sociedad?
“Entre lobos” la película, que no es nada más y nada menos que la representación de un caso de la vida real, al principio nos presenta a Marcos Rodríguez, un niño en un evidente entorno pobre y hostil, maltratado por su madrastra y desatendido casi en su totalidad por su padre, no va a la escuela y trabaja sacando a pastar a las cabras acompañado de su hermano, para ayudar a su familia que están bajo el yugo de un hacendado. En un desafortunado suceso de eventos, Marcos y su hermano, se ven emboscados por una jauría de lobos, que logra matar a cuatro cabras, su padre, al ver la gravedad de la situación opta por vender a Marcos, quien solo tiene 7 años, al hacendado, quien luego lo deja bajo la supervisión de un cabrero que también trabaja para este señorito. “Al principio yo lo pasé muy mal. No sabía qué comer, le tenía miedo a los animales y al viejo. Pero después nos hicimos amigos y con los bichos también. Y así fue como empecé a sentirme muy bien. ¡Me sentía estupendamente!, le dice Marcos a BBC Mundo. “Para mí aquello era la gloria, porque ya no me pegaban palizas”, añade. (1)
El cabrero le enseña algunos trucos muy útiles a Marcos, respecto a la caza de liebres silvestres, el uso de plantas medicinales, el oír su entorno y cómo reaccionar ante este. El anciano cabrero, enferma y en su convalecencia le da un collar a Marcos, con unos colmillos de jabalí y le indica que nunca se lo quite, que lo va a proteger. Y un día, el cabrero sale de la cueva para nunca más regresar.
Marcos, con 7 años, se encuentra en una situación sumamente difícil, estaba solo en Sierra Morena “Para comer me guiaba por los bichos. Lo que comían ellos lo comía yo”, cuenta. “Los jabalíes comían unas patatas que estaban enterradas. Las encuentran porque las huelen. Cuando iban a desenterrarlas yo les tiraba una piedra, ellos se escapaban y entonces yo me robaba las patatas” (2). Luego, se integró a una manada de lobos, con los que convivió y de los que aprendió para sobrevivir.
Así, Marcos pasó 12 años de su vida, en el monte, hasta que, a los 19 años, fue encontrado por la Guardia Civil, que lo sacó de allí y lo llevó a la ciudad, en donde lo vistieron, bañaron y acicalaron. Una vez en sociedad, su capacidad de atención y concentración parecían las de un niño pequeño que se distraía a la mínima puesto que no había desarrollado estas capacidades en un ambiente social
Gabriel Janer Manila, postula: "Marcos rompió su vínculo con la sociedad en un momento clave. Un niño necesita recibir los estímulos necesarios para crecer en todos los sentidos, en inteligencia, afectividad, imaginación... Marcos no pudo recibirlos y por eso hay aspectos de su personalidad que están bloqueados a consecuencia de la marginación. Podrá tener unas relaciones sociales más o menos agradables o ser feliz, pero no se va a recuperar nunca".(3)
Si hablamos del aprendizaje que tuvo Marcos, podemos analizar que este, tuvo en primera instancia, al Cabrero como guía, de quien obtuvo un aprendizaje por observación.
Este caso fue estudiado y dirigido por el antropólogo y escritor Gabriel Janer Manila, quien, en noviembre de 1975 y abril de 1976, entrevista a Marcos Rodríguez, con el fin de estudiar las medidas educativas necesarias para su integración. El antropólogo llegó a la terminación de que las causas del abandono de Marcos no fueron por azar del destino, sino deliberadas y producto de un contexto socioeconómico de extrema pobreza. El investigador subrayó también que la supervivencia de Marcos fue posible gracias a las habilidades básicas logradas en la etapa previa a su abandono, así como a su extraordinaria inteligencia natural. Durante su aislamiento, Marcos aprendió los ruidos de los animales con los que convivió, y los empleó para comunicarse con ellos, mientras poco a poco abandonó el lenguaje humano. (4)
Físicamente Marcos desarrolló unos rasgos propios de los animales salvajes tales como pérdida parcial del tacto o incluso total en zonas como las plantas de los pies, mayor resistencia a las bajas temperaturas, aumento de la capacidad auditiva y de la vista, desplazamiento encogido, entre otros.
Marcos aullaba y sabía cuáles eran los sonidos específicos para llamar a su manada, ya sea para pedir ayuda o para salir a cazar; todo esto lo aprendió casi de forma instantánea y casi sin inconvenientes. Lo que aprendía lo hacía por medio de la imitación, al principio no sabía que es lo que sucedía, o por qué sucedía, pero luego iba relacionando los actos y consecuencias, que después se convertían en conductas establecidas que en su conjunto formaban un comportamiento predeterminado.
La RAE, define al Aprendizaje como la Adquisición del conocimiento de algo por medio del estudio, el ejercicio o la experiencia, en especial de los conocimientos necesarios para aprender algún arte u oficio. (5) Y si lo vemos aplicado al caso de Marcos, el niño salvaje de Sierra Morena, pues se expresa el concepto de aprendizaje en su totalidad, el obtuvo un aprendizaje por enseñanza, imitación y experiencia. Sabemos que el ser humano es un ser gregario, por lo mismo es muy interesante ver la evolución y marco de aprendizaje que tiene una persona que estuvo aislada de la sociedad, Marco cuenta que no se sentía solo “Me sentía un hombre feliz porque tenía todo lo que quería, yo no conocía otra cosa. Yo me sentía solo cuando no sentía a los bichos, porque por la noche siempre hay un bicho que canta” acto seguido, se pone a imitar el sonido del ciervo, el zorro, el búho y otros animales que le hacían compañía. “Cuando contestaban, yo me iba a dormir tranquilo porque sabía que no me habían dejado solo”. Así, los sonidos y los gruñidos fueron ganándole espacio a las palabras hasta que dejó de hablar. (5) Es sumamente interesante cómo es que aceptó sin tantas vacilaciones el estilo de vida natural o “salvaje” Podemos añadir además que al ser un niño de entre 7 y 8 años, los cambios se le hacían más llevaderos, pues estaba en todas las formas, abierto al cambio
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