Análisis de película "El discurso del rey"

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Universidad La Salle

Escuela de Psicología

Curso: Método Clínico

Prof. Andrea Molina

CINEFORO – El Discurso del Rey

Estudiante:

Gretta Albertazzi

20/11/15

El Discurso del Rey (2010), cuenta la historia del duque de York, quien con ayuda de su esposa, se emprende en la búsqueda de un tratamiento médico que le permita abordar el problema de tartamudez que le impide ejercer sus funciones como líder.

Después de varios intentos fallidos, el duque se encuentra con Lionel, un terapeuta poco ortodoxo que va a resultar determinante en su vida.

En primera instancia, se observa como Lionel, el terapeuta que atiende al Duque, realiza el encuadre durante la primera sesión. En este, Lionel saluda y actúa con naturalidad, estableciendo de antemano algunas de las reglas que el duque deberá de acatar durante el tratamiento (por ejemplo el no fumar) y el número de sesiones por semana, que en este caso, corresponde a todos los días.

Rápidamente, Lionel y el duque conforman una relación caracterizada por la apertura y la informalidad, en donde los dos personajes participan activamente y en donde Lionel se muestra como un gran observador e interpretador tanto de lo verbal como de lo no verbal (silencios, gestos, etc.).

Esta falta de rigidez durante el tratamiento, junto con la flexibilidad y la apertura de Lionel, resultan claves en la terapia ya que el Duque encuentra la oportunidad para expresarse libremente, ya no desde su posición de poder, sino desde su lugar como ser humano.

En este punto, observamos a lo largo de tratamiento los tres procesos fundamentales del psicoanálisis: la asociación libre (en la narrativa de la infancia), la transferencia y contratransferencia (clarísimas en la película) y la resistencia.

Con respecto a esta última, la resistencia se ejemplifica en la primera sesión. Mientras Lionel está realizando el encuadre, el duque enuncia que ya no hay esperanza y que esto no es para él, en donde inmediatamente procede a abandonar la sesión. Esta resistencia, según Freud, se constituye como un compromiso entre las fuerzas cuya meta es la salud y aquellas que las obstruyen, y en donde el paciente encuentra en su sufrimiento cierta satisfacción inconsciente que una parte no quiere o está dispuesta a dejar. En este caso, podríamos considerar el tartamudeo como una especie de “muleta” que de alguna forma posibilita que el duque se abstenga de realmente participar en el ejercicio de poder de su familia, del que en un principio, parece no querer formar parte. No obstante, no se podría asegurar si el tartamudeo viene a ser una causa o una consecuencia del mismo.

Más adelante, gracias a la técnica que utiliza Lionel con el disco, el duque decide regresar al tratamiento. Un momento clave durante el mismo es donde Lionel (con cierta agudeza para captar los detalles y lo no dicho), le pregunta al duque acerca de su infancia, ante lo que el último se enfada y responde con un simple “no me acuerdo”. Se visualiza aquí el fenómeno de la resistencia, el cual es dirigido hacia el terapeuta en forma de transferencia. En este punto, el duque actúa aquello que tiene reprimido al reaccionar con ira ante la figura del analista (reacción que se repite en varios momentos de la película).

No obstante, Lionel logra una mayor apertura en él y consigue que el duque relate la historia acerca de sus experiencias tempranas que sin duda alguna, estuvieron plagadas de actitudes y prácticas que resultarían perjudiciales para cualquier niño. El duque, nos enteramos, fue maltratado, castigado, burlado, mal alimentado pero sobretodo, “malquerido” y menospreciado, acciones que definitivamente acarrea hasta el presente.

Lionel cumple su tarea como analista y logra que el duque pase de ese actuar a un recordar, trayendo a la consciencia eso que ha reprimido y consiguiendo que éste elabore y reconstruya su infancia, la cual le ocasiona mucho dolor. De esta forma, Lionel no intenta encontrar significados, sino que los construye, dándole voz al silencio e interesándose por aquello que se encuentra ausente en el discurso del duque. Se pasa entonces de una neurosis ordinaria a una neurosis de transferencia, lo que permite que el tratamiento evolucione y ultimadamente, resulte exitoso.

El tartamudeo, por tanto, se constituye como un síntoma de esta indefensión sufrida en la infancia, en donde es clara la presencia de un padre autoritario, distante y frío y una madre ausente. Inclusive el hermano del duque, David, se presenta como un factor intimidante para el mismo. En consecuencia, el ambiente familiar del duque resulta amenazante y opresor, provocando que éste se sienta desabrigado e inconsecuente, pero sobretodo, es un ambiente donde el duque no tiene la capacidad/oportunidad de expresarse, es decir, no tiene voz, y esto haya su exteriorización en el tartamudeo.

Esta tartamudez empeora en situaciones que resultan estresantes o intimidantes para el duque como por ejemplo, cuando habla en público o cuando se confronta con su hermano, momento en donde se observa un retroceso bastante evidente. El síntoma, en este caso, sigue los supuestos de Freud en cuanto se compone de los siguientes factores:

• la disposición hereditaria (aspecto motor o neuronal)
• la influencia de las vivencias infantiles tempranas (anteriormente descritas)
• frustraciones reales (las preocupaciones de su posición de poder, de llegar a ser Rey, sus pobres relaciones familiares, etc.)

El tartamudeo, por tanto, constituye un síntoma que no es puramente somático, sino que también es histórico y posee un componente emocional importante. Lionel trabaja con la aspiración del duque a sanar (que lo movió a buscar la terapia), así como con la ayuda de su inteligencia, la cual se refuerza mediante su interpretación. En este punto, la mirada clínica de Lionel le permite buscar las causas o factores subyacentes y no dejarse guiar por una mirada “médica” o enfocada únicamente en el aspecto físico (como lo hacían los médicos anteriores). Lionel se muestra seguro de sus competencias pero no pretende ser “dueño de la verdad”.

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