Discurso Del Rey
Enviado por carlaalexandra • 7 de Junio de 2012 • 354 Palabras (2 Páginas) • 1.047 Visitas
El discurso del rey
“El discurso del Rey” narra una pequeña histórica sucedida en un momento especialmente relevante de la historia reciente. El discurso de un rey, como la de cualquier figura política, es su mejor arma para comunicar, convencer y liderar a su pueblo. Quién se imaginaria que el hijo de un rey es tartamudo, puede parecer un líder débil, una figura importante.
En mi opinión, el gran hallazgo de la película es mostrar que este defecto del habla que en otra persona y/o en otro momento hubiera resultado irrelevante, resultaba de gran importancia para el Rey de Inglaterra, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial
Tras la muerte de su padre, el rey Jorge V y la escandalosa abdicación del príncipe Eduardo VII Bertie afectado desde siempre de un angustioso tartamudeo, asciende de pronto al trono como Jorge VI de Inglaterra. Su país se encuentra al borde de la guerra y necesita desesperadamente un líder, por lo que su esposa Isabel la futura reina madre, le pone en contacto con un excéntrico logopeda llamado Lionel Logue
A pesar del choque inicial, los dos se sumergen de lleno en una terapia poco frecuente que les llevará a establecer un vínculo inquebrantable. Con el apoyo de Logue, su familia, su gobierno y Winston Churchill el rey supera su afección y pronuncia un discurso radiofónico que inspirará a su pueblo y los unirá en la batalla.
Pero, dejando a un lado la entrañable historia del rey que no era capaz de dar un discurso, El discurso del rey va mucho más allá. De hecho, la tartamudez y su forma de superarla es simplemente el hilo conductor que une el resto de piezas del rompecabezas.. Porque, de lo que en realidad nos ha querido hablar Tom Hooper es del poder de la amistad, y la forma en la que lo ha plasmado es, lo menos, interesante.
El primer encuentro entre los dos es más que curioso: en una habitación sombría y sobria -seguramente por la necesidad-, vemos a un lado de la pantalla, sentado en el mugriento sofá a un incómodo caballero, y, en el otro lado, a un divertido pero
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