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Bases Neurologicas Del Lenguaje


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2013  •  3.722 Palabras (15 Páginas)  •  598 Visitas

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-Por un México trascendente.-

Bases neurológicas del lenguaje.

Urriste espinosa Yesica abigai.

Picasso Martínez Angel Israel.

Pensamiento y lenguaje.

Ciclo 14/1 --- 29. Octubre de 2013.

DESARROLLO.

INTRODUCCIÓN

Hasta algunas décadas atrás, primaba la falsa premisa, respecto de que los lenguajes de signos no eran más que simples gestos y pantomimas, sin estructura propia, ni mucho menos organización interna. Afortunadamente, hoy sabemos que los lenguajes de signos son formas de comunicación manual, que dependen fundamentalmente del canal visual para percibir la información lingüística y que son utilizados por las distintas comunidades de sordos del mundo como el principal medio de comunicación. Al ser lenguajes visuales, utilizan dimensiones de espacio y movimiento para transmitir información sobre diversos parámetros espaciales simultáneamente. Los lenguajes de signos son sistemas organizados a partir de movimientos convencionales, estructurados gramaticalmente para la comunicación. El interés por estudiar las lenguas de signos, radica en que son lenguas que poseen las mismas las propiedades formales que cualquier lengua oral, pero en una modalidad visual.

Ahora bien, aunque los lenguajes hablados y signados difieren radicalmente en su forma externa, comparten propiedades a nivel abstracto. Los lenguajes hablados se codifican mediante variaciones de los sonidos en un lapso de tiempo y los lenguajes signados se codifican mediante variaciones de los movimientos en un espacio determinado. En este sentido, la pregunta más relevante en los últimos años ha sido averiguar cómo esta diferencia afecta a la organización neuronal del lenguaje. Si los lenguajes orales se procesan principalmente en el hemisferio cerebral izquierdo, entonces podríamos suponer, que los lenguajes signados, por ser visuales, debieran ser procesados principalmente en el hemisferio cerebral derecho.

ANTECEDENTES LINGÜÍSTICOS.

Antes de abordar los estudios que aportan las bases neurológicas para comprender las relaciones entre lenguaje oral y lenguaje signado, consideramos relevante esclarecer algunos conceptos acerca de la lingüística de la lengua de signos. La fonología propia de las lenguas de signos, se caracteriza, como es obvio, por carecer de sonidos, por ello, algunos signolingüistas le dan el nombre de querología. Los queremas, o parámetros formacionales, son las unidades mínimas sin significado de las lenguas de signos. Sobre la base de investigaciones recientes (Rodríguez, 1992; Siedlecki, T., & Bonvillian, J., 1993,1997, 1998; Petitto, 2000; García Orza; 2002; Domínguez & Alonso, 2004), podemos señalar que los distintos niveles lingüísticos de las lenguas de signos presentan, a grandes rasgos, las siguientes características:

1. Nivel fonológico o querológico: En la mayoría de las lenguas de signos se distinguen al menos cuatro elementos básicos o parámetros formativos; (a) la configuración de la mano (queirema), (b) la orientación de la mano (queirotropema), (c) el movimiento de la mano (kinema) y (d) el lugar en el cuerpo donde se articula el signo (toponema). A partir de la combinación de estos parámetros básicos es posible expresar infinidad de mensajes lingüísticos. Por tanto, los signos que realizan las personas signantes, no son elementos globales, sino que se pueden descomponer en segmentos lingüísticos más pequeños sin significado.

2. Nivel morfológico: La mayoría de las lenguas de signos estudiadas se caracterizan por una morfología compleja. En la mayoría de ellas se pueden encontrar morfemas libres (aquellos que por sí solos pueden formar una palabra) y morfemas ligados (aquellos que necesitan combinarse con otros para formar una palabra). Sin embargo, la peculiaridad más relevante de la morfología de las lenguas de signos es el uso de los clasificadores, a través de éstos se marcan categorías semánticas y propiedades visuales. Los clasificadores tienen una naturaleza principalmente icónica y comúnmente están ligados al uso de verbos de movimiento o lugar, indicando el camino y la dirección del movimiento o el lugar del nombre al que se refieren.

3. Nivel sintáctico: En este nivel las estrategias fundamentales son la morfología no-flexiva y el orden, que generalmente suele ser Objeto-Sujeto-Verbo. El uso del espacio en la sintaxis de las lenguas de signos es muy importante, ya que en casi todas las lenguas estudiadas se utiliza el espacio para marcar relaciones gramaticales. Las distintas entidades se colocan en el espacio y a partir de estas ubicaciones, se pueden usar pronombres señalando la ubicación de cada entidad, o se pueden emplear signos verbales que conectan unos con otros en una acción.

4. Nivel discursivo: En este nivel el uso del espacio continúa siendo fundamental para marcar las relaciones discursivas. De este modo, durante la producción de un discurso la consistencia del signante en las localizaciones espaciales que se adscriben a cada una de las entidades es lo que da cohesión al discurso.

El estudio de las lenguas de signos ha traspasado el ámbito meramente lingüístico y actualmente se buscan antecedentes neurológicos que proporcionen más pistas sobre su organización y funcionamiento a nivel cerebral. En las últimas décadas, las investigaciones respecto de los distintos lenguajes de signos en todo el mundo, han estado marcadas por la incorporación de medios técnicos y conocimientos teóricos proveniente de la neuropsicología.

ESPECIALIZACIÓN HEMISFÉRICA Y LENGUAJE

La investigación sobre lateralización cerebral en sujetos sordos ha ampliado las implicaciones para una teoría general del desarrollo cerebral. Numerosos estudios plantean que si la organización cerebral se establece por factores genéticos y prenatales, la privación sensorial debiera tener un impacto menor en la organización cerebral, ya que, la organización cerebral estaría dada desde el momento del nacimiento. Sin embargo, la organización cerebral para el lenguaje puede depender de una variedad de factores, como el input auditivo durante la infancia, el desarrollo motor del habla, la exposición a la secuencia temporal inherente al lenguaje hablado, etc. Partiendo de estos supuestos, Gibson y Bryden (1984) plantean que si estos factores son importantes en el desarrollo de la organización cerebral, entonces los niños sordos deberían desarrollar un patrón de organización cerebral diferente al de los niños oyentes.

Para la población oyente se ha determinado que el lenguaje oral está representado primariamente en el hemisferio izquierdo y las habilidades espaciales

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