CAPITULO I. LA ADOLESCENCIA UNA EDAD FASCINANTE

CAPITULO I. LA ADOLESCENCIA UNA EDAD FASCINANTE.

        En la Roma de los Cesares, cuando una niña llegaba a los doce años se le rompían las muñecas para simbolizar su nueva condición: la de ser una joven mujer casadera. Siglos atrás en África cuando a un varón comenzaba a cambiarle la voz debía salir a cazar su primer león para que lo consideren como hombre. Así antiguamente pensaban que se pasaba de la niñez a la adultez por medio de un “rito de iniciación”. Hoy sabemos que no se deja la niñez de un día para otro y que hay un periodo de transición largo, difícil e inquietante, que es la edad de los teenagers.

Definir esta etapa no es cosa sencilla. Aparte de los cambios comunes que transcurren la mayoría de los adolescentes como los cambios físicos, la escritora R. Muuss señala la mezcla de sentimientos predominantes en esta etapa: “Tormenta, pulsión, idealismo, reacción contra lo pasado, sufrimientos personales… Una verdadera crisis vital”.

“Crisis” implica ruptura, caos, perdidas, separación de aquello que ya no utilizamos e incorporación a las cosas nuevas que aprendemos. Así se debe perder la creencia de “quien es” y buscar el nuevo “quien soy”, “adónde voy”.

Un adolescente es alguien que está en un proceso de crecimiento y transformación directa hacia la adultez, así en este proceso de transformación adquiere un nuevo cuerpo, una nueva identidad.

MIEDO A LA LIBERTAD.

El adolescente desea con todas sus fuerzas sentirse libre, pero, a la vez, busca con gran impulso el apoyo de sus padres.

        En las primeras etapas de este conflictivo proceso es normal que, por ejemplo, no quieran mostrarse en el shopping con sus padres, o que le dejen a una cuadra del baile, es porque todavía se siente inseguro y no desea mostrar sus sentimientos al exterior. Seguramente cuando su hijo tenga veinticinco años, aceptará encontrarse con usted y se sentirá seguro y feliz.

        Durante la adolescencia aparecen ciertos miedos, algunos nuevos como el miedo a crecer. Muchas veces no pueden ser observados a simple vista, pero ahí están enmascarados de distintas maneras, como rituales u obsesiones. Estos, pueden encubrir el temor a tomar decisiones y asumir los compromisos, un verdadero tabú entre los teenagers. A raíz de este pánico al compromiso, las relaciones de los adolescentes suelen ser, como los yogures, sumamente light. A continuación, algunas características de la mayoría de los adolescentes.

• Hoy dice una cosa con ímpetu, y mañana dice lo contrario con el mismo énfasis.
• Se ofende cuando los padres no le responden cuando él quiere.
• Problemas en organizar sus tiempos.
• Juzga constantemente.
• Responde todo con un “ya fue”.

HUMOR DE PERROS

¿Cuál es el motivo por el que un adolescente decide molestar o incomodar al prójimo?

La respuesta a esta pregunta son varias, a través de esta conducta el adolescente proyecta fuera de si el malestar que le producen los cambios que está viviendo y el temor que le genera el mundo de los adultos. Además, el adolescente con un constante “tira y afloje” busca medir sus propias fuerzas y la de sus padres, esto le da placer y lo hace sentir poderoso, importante.

        Si algo caracteriza al adolescente es que “pincha” justo donde los papas más le duelen. Si, por ejemplo, usted ya se convenció que yendo dos veces por semana al gimnasio se verá mejor en el espejo, es probable que su hija le diga que tiene un cuerpo horrible y le haga sentir que el tiempo paso más rápido de lo que usted misma había podido advertir. Si usted está de mal humor, sea por el motivo que sea, es probable que cuando menos lo necesite su hijo le diga que sea un aburrida, usted mama de un adolescente sentirá que el mundo se ha puesto en su contra, pero tiene que sabes que los papas, en cierto modo, son víctimas de esas agresiones inconscientes de sus hijos.

EL MALTRATO DE LOS ADOLESCENTES

Quienes estamos en contacto con adolescentes podemos notar el cambio profundo que se está produciendo, sobre todo con relación con sus padres. Los padres actuales tratan de contemplar los deseos de sus hijos, quizá de una manera exagerada y pierden de vista sus propios objeticos, gustos o anhelos. A pesar de todo, estos padres son los que sienten que siempre fallan en algo, y esto genera una larga lista de reproches, estos papas, son los que estuvieron más pendientes de los deseos de sus hijos. Pero por supuesto, estos hijos trabajan con la culpa, una mala consejera con la que uno termina enganchándose.

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