CARTA DE UN PSICOPATA

Mi vida realmente no ah sido nada fácil, el depender de otras personas como si fuera un asalariado más o, simplemente saber que hay veces que no podemos hacer algo mas allá de lo necesario para llevar ese alimento a casa, eso, me hace recordar cada minuto de mi infancia, solo que el día de hoy, yo soy el que está a cargo de todo. Cada mañana que abro los ojos pienso en lo que me deparará el destino, si a lo mejor alguien tiene una sorpresa para mí, ya sé, quizás no tendré que trabajar jamás, mmm, pero también hay posibilidad de que me desvíe del camino, ¡hey! No pienses mal, me refiero a que tal vez lo que hago no es lo debido, aunque en verdad lo dudo, pues con todos mis clientes suelo ser muy amable, dilemas en mi cabeza, sé que no entienden nada de lo que les digo, pues ni yo logro hacerlo, lo mejor es platicarles, ¡sí! creo que es lo correcto para que comprendan y así puedan aventurarse en algo fuera de lo común, ¡ah! , pero que distraído soy, perdónenme, mi nombre es David, y ahora que saben cómo me llamo, les confesaré un poco de ese talento que muy pocos tenemos.

Todo comenzó un 22 de Octubre de 1990, año en que Carmen diera a luz a un pequeño varón, el cual abandonó a los tres meses de haber nacido, ese soy yo.

Crecí a lado de una familia pobre, poco cariñosa, pero humilde, mi padre adoptivo trabajaba muy duro para llevar algo de comida a la mesa, nunca nos descuidó en la enfermedad, lamentablemente no pudimos estudiar, yo, rodeado de 3 hermanos, si, le atinaron, era el mayor de todos, bueno, aún lo soy, así que no podía dar mal ejemplo a ninguno de ellos. Por lo que mi papá me enseño a trabajar para poder ganar mi propio dinero, lo cual me llenaba de satisfacción, pero cuando papá murió, no estuve para despedirme de él, no pude darle gracias por esos modales que me inculcó desde que yo era un inofensivo bebé, lo cual jamás me eh podido perdonar. Y, por ser el mayor, quedé a cargo de toda una familia, tanto hermanos, como mamá, por supuesto.

No sabía qué hacer para sacarlos adelante, en mi trabajo no me pagaban lo suficiente, mi madre enfermó y fue cuando decidí hacer esto, todo para tener una vida decente, pero de lo cual me arrepiento siempre, algún día alguien me dijo que tomar decisiones no solo es abrir la boca y mencionar lo que sentimos, si no que debía pensar en las consecuencias que éstas me traerían, cosa que no hice y estoy viviendo en un total infierno.

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