COLOMBIA, UN PAÍS DE EDUCACIÓN FÚTIL

CURSO DEWEY

ESCRITO REFLEXIVO (ENSAYO)

COLOMBIA, UN PAÍS DE EDUCACIÓN FÚTIL

PRESENTADO POR:

SANDRA MILENA ORTIZ GÓMEZ

UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO

PROGRAMA DE LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA INTANTIL 4B

11 DE DICIEMBRE DE 2016

ARMENIA, QUINDÍO

CURSO DEWEY

ESCRITO REFLEXIVO (ENSAYO)

COLOMBIA, UN PAÍS DE EDUCACIÓN FÚTIL

PRESENTADO POR:

SANDRA MILENA ORTIZ GÓMEZ

DOCENTE:

MÓNICA MARÍA NIÑO CÉSPEDES

UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO

PROGRAMA DE LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA INTANTIL 4B

11 DE DICIEMBRE  DE 2016

ARMENIA, QUINDÍO

Ensayo referenciado del  modelo planteado por  Fernando Vásquez Rodríguez, Licenciado en Estudios Literarios.

COLOMBIA, UN PAÍS DE EDUCACIÓN FÚTIL

Referente a nuestro país es triste y vergonzoso ver a nuestros niños  en las aulas de clase padeciendo la incompetencia, la pereza y holgazanería de quienes ostentan el título  de profesores. Se hace tan tedioso el asistir a clases como la visita a el odontólogo, clases de físico parlamento que se presentan insoportables como el ruido provocado por los instrumentos en dicha profesión, donde  se piensa que el profesor es el único que tiene el conocimiento, que todos los conocimientos se aprenden memorizados, que todo se limita simple y exclusivamente a la acumulación de contenidos, a la pasividad, monotonía y al aburrimiento aterrador de lo convencional, donde los niños son tachados de no ser buenos, donde no vivencian experiencias enriquecedoras, donde no se sienten útiles ni pertenecientes a nada, solo engrosan una lista de asistencia que hacen sentir al país orgulloso  por tener un niño más que es escolarizado y menos analfabeto, ganador del premio a una educación de rutina, obsoleta, caducada y concebida por un sistema educativo superficial pero eficaz para quienes lo establecen, en serio podemos creer ¿Qué es esta la educación que formará seres humanos felices , integrales  para el avance y beneficio  de la humanidad?

Evidentemente no hay que recurrir a una reflexión tan exhaustiva y profunda, ni quebrarnos la cabeza pensando, para llegar a la conclusión que en materia de educación estamos perdidos. Es sencillo buscar culpables y usar el dedo del juicio que señala a el supuesto  responsable, pero que en esta postura hay otros tres dedos señalando al que hace de juez, sencillamente todos somos culpables, los padres de familia, la sociedad, los docentes, el gobierno; seguimos sumergidos en un sistema educativo pobre, ineficiente, que a pesar de presentar reformas tras reformas recae nuevamente en la misma carencia y usanza de siempre, que deja a los niños como únicas víctimas inocentes, infelices en las manos de quienes son los “encargados para su formación” pero en palabras reales “encargados de su frustración y tristeza” , sin que nadie los auxilie y libere en todo su proceso escolar, es posible que sigamos con estas mismas metodologías a sabiendas de lo inútiles y retrasadas que son, hasta cuándo lo permitiremos, hasta cuándo abriremos los ojos y nos atreveremos a hacer algo por nuestros niños, por nuestra gente, por nuestro país.

No es tan difícil darle vuelta a esta situación, solo es necesaria más conciencia y responsabilidad de cada individuo sobre la importancia y la implicación de la  educación en la niñez y como esta influye en la humanidad, en el futuro y en el progreso, es cosa de principios, no quedarnos solo en las palabras, en la teoría, en la superficialidad, hay que ir directamente a la propuesta y a la práctica inmediata. Ya hay un camino recorrido, ganado que nos traza los pasos a seguir, solo implica tomar la decisión, unificar esfuerzos y trabajar todos en pos de un mismo fin. Este camino nos lo pone fácil el Filósofo, Pedagogo y Psicólogo John Dewey con sus magnánimas teorías, sus ideas tienen fundamentaciones claras, expresan las razones del porqué de sus argumentos, ratificando sus criterios e intencionalidades que le llevaron a formular las tesis, que hoy en día nos pueden mostrar esa luz a seguir, él nos entrega en nuestras manos su legado, las herramientas y las bases para encontrar el éxito, la esperanza, la salvación y hallar la felicidad que se ve perdida  en la niñez al entrar en las aulas de clase.

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