COMPORTAMIENTO RECIPROCO DEL NIÑO Y LA MADRE

En los hogares se despliegan fuertes lazos de afecto y solidaridad, se transmiten valores que nutren y enriquecen la vida de las personas; además, es la familia la unidad básica de la sociedad y por consiguiente tiene derecho a recibir protección y apoyos amplios por parte de ésta misma. En la familia se construyen relaciones de poder y autoridad que dan pauta a la buena conducta de los niños, y la familia siempre se verá encargada de guiar a los hijos con el fin de que logren adquirir un comportamiento adecuado dentro de su sociedad, es por eso que la familia parte de las normas sociales para inculcar a sus hijos ciertas tareas que logren forjar en ellos esa buena conducta y adaptación dentro del lugar donde se encuentran.

En base a las entrevistas llevadas a cabo a los padres de familia de los distintos jardines que asistimos, nos dimos cuenta que siempre, en este caso, las madres (quienes fueron las que nos contestaron las preguntas) nos dejaban muy en claro cuáles son las conductas que desean forjar en sus hijos, al preguntarles cuales son los valores que más sobresalen dentro de su enseñanza, manejaban el respeto, la honestidad, el amor, entre otros; afirmando que de éstos parte que sus hijos conozcan y sepan como desenvolverse. Existe un gran vinculo entre lo que en el hogar se enseña y el medio sociocultural en donde nos desenvolvemos, puesto que es de éste mismo que nos guiamos para poder formar parte de la misma sociedad.

La transición demográfica ha contribuido a modificar el escenario en el cual se forman y desenvuelven las familias y los individuos, provocando importantes cambios en el tamaño; en los hogares (viudez, separación o divorcio) en unas de las familias que entrevistamos contaban con unos de estos cambios, pero no por eso significaba que iban a dejar por un lado la educación de sus hijos, ya que estas modificaciones como otras, han contribuido a transformar la estructura del curso de vida.

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