CONFERENCIA 5 La imaginación y su desarrollo en la edad infantil.
Enviado por maye04 • 9 de Noviembre de 2015 • Tesis • 7.842 Palabras (32 Páginas) • 207 Visitas
CONFERENCIA 5 La imaginación y su desarrollo en la edad infantil.
Para la vieja psicología, que solía considerar todos los aspectos de la actividad psíquica del hombre como conocidas combinaciones asociativas de las impresiones acumuladas anteriormente, el problema de la imaginación constituía un enigma insoluble. Se quisiera o no, la vieja psicología tenía que reducir la imaginación a otras funciones, porque la diferencia principal entre la imaginación y las restantes formas de actividad psíquica humana consiste en lo siguiente: la imaginación no repite en iguales combinaciones y formas impresiones aisladas, acumuladas anteriormente, sino que construye nuevas series, a partir de las impresiones acumuladas anteriormente. Con otras palabras, lo nuevo aportado al propio desarrollo de nuestras impresiones y los cambios de éstas para que resulte una nueva imagen, inexistente anteriormente, constituye, como es sabido, el fundamento básico de la actividad que denominamos imaginación. Por consiguiente, para la psicología asociacionista, que consideraba cualquier actividad como la combinación de elementos e imágenes que ya existían en la conciencia, la imaginación debería constituir un enigma irresoluble. Es sabido que la vieja psicología trató de obviar este enigma, reduciendo la imaginación a otras funciones psíquicas. En esencia, esta idea es la que sirve de fundamento a la vieja doctrina psicológica de la imaginación, que, como se expresó Ribot en su conocido trabajo, la dividía en dos tipos, por un lado denominaba imaginación reproductora y por otro creadora o reconstructiva. La imaginación reproductora es la propia memoria. Para los psicólogos era una actividad de la psique, con la que reproducimos en la conciencia una serie de imágenes que hemos vivido, pero que reconstruimos sin que existan motivos inmediatos para ello. La actividad de la memoria, consistente en la aparición en la conciencia de las imágenes vividas anteriormente y que no guarda relación con un motivo actual inmediato para su reproducción la llamaban los viejos psicólogos imaginación. Al diferenciar esta forma de imaginación de la memoria; en el sentido recto de la palabra, los psicólogos se expresaban así: si al ver ahora un paisaje recuerdo otro parecido, que había visto otra vez, en algún lugar de otro país, se tratará de una actividad de la memoria, porque la imagen presente, el paisaje presente, despierta en mí la imagen vivida. Se trata del movimiento corriente 423 de las asociaciones, que constituye el fundamento de las funciones de la memoria. Pero si enfrascado en mis propios pensamientos y reflexiones, sin haber visto paisaje alguno, reproduzco en la memoria un paisaje visto por mí alguna vez, esta actividad se diferenciará de la actividad de la memoria en que el impulso inmediato para ella lo constituye no la existencia de las impresiones que la provocan, sino ciertos procesos distintos. Dicho de otro modo, esos psicólogos dieron con la idea acertada de que la actividad de la imaginación, incluso cuando opera con imágenes anteriores es una actividad condicionada psíquicamente de modo distinto que la actividad de la memoria. Sin embargo, los psicólogos se enfrentan en este caso a la siguiente circunstancia: que recuerde el paisaje anterior al mirar el actual o que lo recuerde cuando me vino a la cabeza el nombre del lugar del paisaje que había visto, no altera de hecho la cuestión. La diferencia entre la memoria y la imaginación no consiste en la actividad en sí de esta última, sino en los motivos que provocan esa actividad. En ambos casos, la propia actividad resulta muy similar, porque si adoptamos el punto de vista de la psicología atomista, que crea complicadas formas de actividad a partir de elementos, no existe otro camino para explicar la actividad de la imaginación, que suponer que una cierta existencia de imágenes provoca otras asociadas con ellas. Ante semejante planteamiento, el Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 2 problema de la imaginación reproductora se fundía por completo con el de la memoria: era considerada como una de las funciones de esta última dentro de otras de las muchas suyas. Más difícil se planteaba el asunto con el tipo de actividad que los psicólogos denominan imaginación creativa. En ella salta al primer plano la diferencia a que ya me he referido, concretamente los momentos de creación de nuevas imágenes, que no existían en la conciencia ni en la experiencia pasada, momentos que son propios de la imaginación. La psicología asociacionista explicaba la aparición de nuevas imágenes creativas como resultado de combinaciones singulares casuales de elementos. En la imaginación creativa surgen nuevas combinaciones de esos elementos, que no son nuevos de por sí. Esa es la ley fundamental de la imaginación desde el punto de vista de la vieja psicología, cuyos portavoces eran Wundt y Ribot, los cuales decían que la imaginación es capaz de crear numerosas combinaciones nuevas de elementos anteriores, pero no lo es de crear tan sólo uno nuevo. Debo decir que la labor de estos psicólogos fue en gran parte fructífera, ya que mostraron, paso a paso, que los procesos de la imaginación los condicionaban los sentimientos. Mostraron, según la expresión de uno de los psicólogos, que nuestros sueños no son producto del capricho, sino que están relacionados con toda la experiencia de quien sueña, que, en fin de cuentas, las ideas más fantásticas se reducen a combinaciones desconocidas dé elementos presentes en la experiencia precedente del hombre, que ni siquiera en sueños podemos ver nada que no hayamos vivido alguna vez de una forma o de otra estando despiertos y que las ideas más fantásticas no lo son desde 424 el punto de vista de los elementos contenidos en ellas. Con otras palabras, esos psicólogos descubrieron, el substrato real de la imaginación, la conexión de ésta con la experiencia anterior, con las impresiones acumuladas. Pero el otro aspecto del problema, consistente en demostrar qué es lo que constituye en la imaginación la base de la actividad, que permite representar de forma totalmente nueva, en una nueva combinación, todas esas impresiones acumuladas, no lo [resolvió], sino que lo soslayaron. Los psicólogos de la vieja escuela contestaban a esta pregunta simplemente: la nueva combinación surge por pura casualidad, porque, como reza una de las leyes de la vieja psicología, la nueva combinación de la imaginación surge de nuevas constelaciones, es decir, de nuevas relaciones entre elementos aislados. Lo característico de la doctrina wundtiana de los ,sueños es que su autor intenta demostrar que cada elemento de los sueños es una impresión vivida por la conciencia cuando se está en vela, y la combinación fantástica de los elementos de los sueños debe su origen a una constelación completamente singular, es decir, a una combinación singular de elementos. Y la constelación completamente singular nace porque nuestra conciencia «soñante» (soñadora) se halla en condiciones francamente especiales: es sorda y ciega a las impresiones del mundo exterior. La persona que duerme ni ve ni oye, es decir, no percibe con los órganos de los sentidos las excitaciones externas, las cuales le llegan deformadas, pero la conciencia «soñante» percibe toda una serie de excitaciones intraorgánicas. Finalmente, la «resurrección» de imágenes aisladas a través de caminos asociativos se produce casualmente, gracias a que en la corteza cerebral tiene lugar una singular distribución de los procesos de excitación, y en función de ello surge una serie de combinaciones casuales. Por consiguiente, los sueños son, según Wundt, una constelación casual, una combinación casual de una serie de impresiones fragmentarías, arrancadas del contexto primario. Generalmente, dice, al recordar algo sobre alguien, le relacionamos con alguna circunstancia totalmente distinta, surgida en una cadena asociativa diferente. Como resultado, dice Wundt, se obtiene un absurdo, es decir, una estructura de imágenes, que es al parecer carente de sentido, pero desde el punto de vista del análisis, completamente determinada, y que sirve de base a los sueños. Como es sabido, Wundt y todos los psicólogos que mantenían ese punto de vista consideraban que la fantasía del hombre la limita por principio a la cantidad de imágenes obtenidas por asociación y que ninguna nueva conexión entre los elementos no vivida puede añadirse al proceso de la actividad de la Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 3 imaginación, que el comienzo creativo no es propio de la actividad y que ésta dispone de un círculo limitado de combinaciones, dentro de las cuales es donde tiene lugar. Los psicólogos ofrecían como uno de los momentos el hecho de la repetición de los sueños, cuando un mismo sueño o combinaciones de sueños, que recuerdan una a otra, se repiten en una misma persona durante toda la vida. La consecuencia natural de este hecho es la tesis de las limitadas posibilidades de combinación. 425 Cuando los psicólogos trataban de demostrar que la imaginación es una actividad determinada, que el vuelo de la fantasía se produce de forma regular, tenían razón y hallaban material muy importante para confirmar dicha creencia. Pero al mismo tiempo, soslayaban el problema de la aparición de nuevos elementos de la imaginación. La ley de Wundt dice: la impresión, o el pensamiento, o la contemplación real de una boda puede llevar a la idea opuesta, por ejemplo, a la idea de la separación eterna, de la sepultura; una idea determinada puede recordar a las personas lo contrario, pero no algo ajeno; la impresión de la boda no puede orientar a nadie al pensamiento del dolor de muelas, porque la boda y este último no guardan relación. Dicho de otro modo, la imaginación está muy arraigada en el contenido de nuestra memoria. La imaginación creativa, aunque es en cierto modo una imaginación reproductora, como forma de actividad no se funde con la memoria. Se la considera como una actividad especial, que constituye un aspecto peculiar de la actividad de la memoria. Vemos, por tanto, que al igual que ocurre en los problemas que hemos examinado hasta ahora también en los de la imaginación lo más importante ha quedado sin resolver. La psicología atomista era impotente para explicar el devenir del pensamiento, el nacimiento de la actividad racional orientada a un fin, así como para explicar cómo surge la imaginación creativa. Su doctrina encerraba contradicciones, que constituyeron el punto real de que partió la tajante división de la psicología en causal y descriptiva o intuitiva. Partiendo de la imposibilidad en que se hallaba la psicología asociacionista para explicar el carácter creativo de la imaginación, la psicología intuitiva hizo en este terreno lo mismo que en el del pensamiento: tanto allí como aquí, según expresión de Goethe, convierte el problema en postulado. Cuando había que explicar cómo surge la actividad creativa en la conciencia, los idealistas respondían que la imaginación creativa, es propia de la conciencia, que la conciencia crea, que son propias de ella formas apriorísticas, en las que se crean todas las impresiones de la realidad exterior. Desde el punto de vista de los intuitivistas, el error de la psicología asociacionista consistía en que partían de la experiencia del hombre, de sus sensaciones, de sus percepciones, como de momentos primarios de la psique, debido a lo cual eran incapaces de explicar cómo surge la actividad creativa en forma de imaginación. En realidad, dicen los intuitivistas, toda la actividad de la conciencia humana está impregnada de un principio creativo. Nuestra percepción es posible tan sólo porque el hombre aporta algo suyo a lo que percibe de la realidad exterior. Por consiguiente, en las doctrinas idealistas actuales, dos funciones psicológicas intercambian de lugar. Si la psicología asociacionista reducía la imaginación a la memoria, los intuitivistas trataban de mostrar que la propia memoria no es más que un caso particular de la_ imaginación. Por ese camino, los idealistas llegan con frecuencia a considerar la percepción como un caso particular de la imaginación. La percepción, dicen, es una imagen figurada de la realidad, creada por la mente, que se basa 426 como en un punto de apoyo en la impresión exterior y que debe su origen y aparición a la actividad creativa de la propia cognición. Por consiguiente, la controversia entre el idealismo y el materialismo en el problema de la imaginación, igual que en el del pensamiento, se reducía a la cuestión de si la imaginación era una propiedad primaria de la cognición, de la que se desarrollan paulatinamente las restantes formas de la actividad psíquica, o si la propia imaginación debe ser interpretada como una forma compleja de la conciencia desarrollada, como una forma superior de su actividad, que durante la evolución surge sobre la base de la anterior. La impotencia del punto de vista atomista, lo mismo que del Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 4 idealista, consiste en lo siguiente: ambos resolvían la cuestión de un modo igualmente meta-físico, en el sentido de que al tomar como original la actividad reproductora de la conciencia, cerraban el camino para explicar cómo surge la actividad creativa en el proceso de desarrollo. En opinión de Wundt, parecía absurdo admitir que en la imaginación sea posible ligar la impresión o el pensamiento de la boda con el pensamiento del dolor de muelas. Con ello, ignoraba los evidentes hechos de que nuestra imaginación al desarrollarse da unos saltos mucho más audaces, liga cosas mucho más lejanas, que a las que él se refiere; al final de su vida, Wundt tuvo que reconocer este aspecto en su trabajo sobre la fantasía como fundamento del arte. El idealismo resultó en este caso impotente en el sentido de que atribuía a la conciencia una propiedad creativa primaria, con lo que incluía la imaginación en el círculo de las actividades primarias de la conciencia, que, según los comentarios de Drish, Bergson y otros vitalistas e intuitivistas son propios de la conciencia desde el momento de su nacimiento. Según la conocida fórmula de Bergson, la imaginación es tan propia desde los mismos comienzos a nuestra conciencia como la libertad de voluntad. Se trata de la actividad libre, que transcurre en las condiciones del mundo material y por eso se entrecruza con él, pero de por sí es autónoma. Próximo a este punto de vista estaba James, el cual, al referirse a la voluntad, que rige la actividad creativa, decía que cada acto encierra un «fiat», palabra divina, con la que Dios creó el mundo. Para que el planteamiento de este problema en la psicología idealista actual quede claro, falta por añadir un último aspecto. La cuestión de la naturaleza de la imaginación, por ser muy importante, fue trasladada al plano genético y reducida a la cuestión de su prioridad. En la psicología infantil, esta cuestión ha comenzado a encontrar su solución. Ahora, en la psicología general es imposible tratar experimentalmente el problema de la imaginación si se ignora el material acumulado en la psicología infantil. Veamos de qué nuevos avances disponemos en la psicología infantil sobre esta cuestión. Aunque mí tarea no consiste en modo alguno en describir el proceso de la resolución de este problema en toda su plenitud histórica, debo tratar la historia del mismo. 427 El representante de la idea de que la imaginación es primaria, que es una forma presente desde el principio en la conciencia infantil, de donde procede toda la conciencia restante de la personalidad, es el psicoanálisis y su creador Freud. Según su doctrina, dos principios regulan la actividad psíquica del niño: el principio del placer o la satisfacción y el de la realidad. Al comienzo, el niño trata de obtener placer o satisfacción; en la edad temprana este principio predomina. El niño es un ser cuyas necesidades biológicas están suficientemente cuidadas por los adultos. No se procura los alimentos, el vestido, todo eso lo realiza por él el adulto. Es el único ser que, según Freud, está completamente emancipado de la realidad. Es un ser que se halla sumergido en el placer; de ahí que la conciencia del niño se desarrolle como una conciencia visionaria, es decir, como una conciencia cuya función principal no consiste en reflejar la realidad en que vive ni en realizar una actividad dedicada a transformar tales o cuales impresiones, sino únicamente a servir los deseos y las tendencias sensoriales del niño. No posee una percepción de la realidad, su conciencia es alucinatoria. Esta idea, en lo que respecta al problema que nos interesa, está desarrollada en los trabajos de Piaget. El punto de partida de este último consiste en que lo primario es la actividad de la imaginación o del pensamiento no dirigida hacia la realidad. Pero, dice, entre el pensamiento del bebé no orientado en absoluto hacia la realidad y el del adulto —pensamiento realista— existen formas transitorias. Esa forma transitoria, o intermedia, o mixta, entre la imaginación y el pensamiento real, la considera Piaget el pensamiento egocéntrico infantil. El egocentrismo infantil es el escalón de transición entre la imaginación y el pensamiento realista, es decir, del pensamiento que recuerda un sueño ligero, una visión, una ilusión,' o como dice metafóricamente Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 5 Piaget cierto espejismo, que vive en el campo de lo irreal, de lo deseado, al pensamiento, cuya tarea consiste en adaptarse a la realidad y de influir sobre esa realidad. Como es sabido, debemos a Piaget una serie de interesantes investigaciones experimentales sobre la edad infantil temprana. La esencia de las mismas en su aspecto real consiste en lo siguiente: Piaget ha demostrado experimentalmente que el bebé no distingue con suficiente claridad en su conciencia las impresiones que recibe del mundo exterior y las que obtiene de sí mismo. Su «yo» y la realidad exterior no están experimentalmente diferenciados en la conciencia; con frecuencia confunde lo uno y lo otro y en función de ello distingue mal los actos y formas de proceder propios y los que tienen lugar en el exterior. Surgen en él una serie de nexos confusos, que Piaget ha mostrado experimentalmente de forma ocurrente y convincente. Así, si un niño realiza un movimiento, que coincide en el tiempo con cualquier otra impresión que le resulte agradable, tenderá a considerar esa impresión externa agradable, que ha coincidido casualmente, como resultado, expresándonos en la lengua de un adulto, de su movimiento precedente. Eso resulta claro del hecho que si la impresión no se repite, el niño repetirá una 428 y otra vez sus movimientos con el fin de provocar esa impresión. Piaget llevó a cabo un experimento con una niña de cinco meses. La niña que jugaba con un lápiz y golpeaba con él el fondo de una lata, se encontraba con el hecho que al mismo tiempo que golpeaba con el lápiz la lata sonaba un timbre en la habitación o el experimentador, escondido, daba un grito imitando el de un pájaro. La niña vuelve a golpear la lata, pero esta vez de un modo distinto: golpea una vez y espera. Suena el grito la niña repite su movimiento, con el evidente fin de provocar la impresión cuya procedencia desconoce, pero golpea y el grito no suena. Entonces golpea enfadada repetidas veces la lata, tratando de que suene el grito, y descontenta golpea la otra parte de la misma. Dicho de otro modo, la niña da muestras con su comportamiento que lo que había coincidido casualmente con su propio movimiento lo considera como resultado inmediato de ese movimiento. Piaget se basa en esta investigación de la edad infantil temprana, pero comprendiendo que no es lo suficientemente idónea utiliza otro método, el de la interpolación en el que se considera al niño de acuerdo con los niveles de desarrollo. Cuanto más pequeño es, su egocentrismo resulta más intenso según el psicólogo, su pensamiento se centra más en la satisfacción de sus deseos. El egocentrismo de un niño de siete años es más intenso que el de uno de diez años, el de uno de tres más que el de uno de cinco, etc. Siguiendo este camino habremos de constatar que en los niveles tempranos del desarrollo, predomina en el niño un egocentrismo absoluto. ¿Qué es, en fin de cuentas, el egocentrismo? Piaget responde diciendo que es solipsismo puro, es decir, puro estado de la conciencia que no conoce más realidad que ella misma, que vive en un mundo de creaciones propias. El solipsismo infantil es un estado que se manifiesta en las etapas iniciales del desarrollo de la conciencia del niño en general; a través de las formas intermedias de egocentrismo comienza paulatinamente a desarrollarse en la conciencia infantil el pensamiento lógico, realista, del adulto. Para pasar de lo expuesto a la doctrina de la imaginación en la edad infantil, es necesario enumerar de forma resumida los momentos principales del desarrollo de la conciencia del niño desde la temprana edad y seguir su evolución. Estos momentos son varios. Piaget, al igual que los restantes investigadores, son tributarios de Freud. Según este punto de vista, la forma primaria de imaginación la constituye la actividad subconsciente, distinta del pensamiento realista, que es una actividad consciente. Para estos autores, la diferencia radica, ante todo, en que en el pensamiento realista se da uno cuenta de los fines, las tareas y los motivos que pone en acción. En cambio, el pensamiento que rige la fantasía, no tiene conciencia de las tareas, fines y motivos principales — todo ello permanece en la esfera del subconsciente-. Por consiguiente, la primera diferencia consiste en que el pensamiento realista es consciente, mientras que la fantasía es en su base subconsciente. La segunda diferencia consiste en la actitud hacia la realidad. La conciencia realista desarrollada prepara nuestra actividad relacionada con la realidad. La 429 imaginación es una Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 6 actividad que en este sentido manifiesta por completo el principio del placer, es decir, que su función es otra. La tercera diferencia consiste para ellos en que el pensamiento realista puede ser comunicado con palabras, que es social y verbal. Es social en el sentido de que al reflejar la actividad externa, igual para diferentes conciencias análogamente estructuradas, puede ser comunicada, transmitida; como el principal medio de comunicación, de transmisión, es la palabra, el pensamiento realista es a la vez social y verbal. El hombre transmite de forma más o menos completa el contenido y el curso de su pensamiento. Por el contrario, el pensamiento autista no es social, sino individual, porque sirve deseos que no tienen nada en común con la actividad social de la persona. Es un pensamiento sin palabras, en imágenes, simbólico, que penetra en la estructura de una serie de imágenes y no es comunicable. Se puede ofrecer toda una serie de diferencias, pero nos conformaremos con éstas. Por tanto, estos autores consideran la imaginación en sus formas primarias como una actividad subconsciente, como una actividad que sirve no al conocimiento de la realidad, sino a la obtención de placer, como una actividad no social, de carácter no comunicable. Este punto de vista tropezó con las primeras y más importantes objeciones de carácter real por parte de los psicólogos de mentalidad biológica, aunque podía parecer que semejante punto de vista lo dictaban en cierto grado concepciones ultrabiológicas, ya que considera al hombre como un ser que al principio no se desarrolla socialmente, sino a quien la actividad social se le agrega como algo externo, secundario. Los psicólogos de mentalidad biológica han establecido dos hechos capitales. El primero se refiere al pensamiento y a la imaginación en los animales. El experimento realizado con gran exactitud y de forma muy interesante por el investigador holandés Buytendijk, lo mismo que otros experimentos, ha mostrado que en el reino animal casi no hallamos elementos de pensamiento autista o de fantasía en el sentido exacto de la palabra. Desde el punto de vista biológico es difícil admitir que en la filogénesis primero surge el pensamiento como función de satisfacción, de placer, pero no como función de conocimiento de la realidad. Ni un animal, decía Bleuler, podría sobrevivir un solo día si su actividad psíquica, estrechísimamente ligada a toda su actividad vital, estuviera emancipada de la realidad, es decir, si no le proporcionara una idea de la realidad circundante, un reflejo de la realidad, de acuerdo con el nivel de actividad psíquica en que se halla el animal en cuestión. Por tanto, sería imposible admitir teóricamente y después de las investigaciones de Buytendijk, tampoco cabe admitirlo en el aspecto real, que en la serie filogenética la imaginación y el pensamiento están orientados hacia la obtención de placer, que la estructura de espejismo, la ilusión, sea una forma más primaria que el pensamiento orientado hacia la realidad. El segundo grupo de hechos consiste en el análisis de las observaciones del niño. Los investigadores han demostrado que en la más temprana edad 430 no tropezamos con la obtención alucinatoria del placer, que la obtención del placer en el niño esta ligada no a la satisfacción alucinatoria, sino con la satisfacción real de necesidades. Eso lo explica bien Bleuler: no ha visto un solo niño que experimentara satisfacción alucinadora de la comida que se imagina, en cambio ha visto que al niño le proporciona satisfacción y placer la obtención de comida real. La obtención de placer por parte del niño y la satisfacción primaria están tan ligadas a las necesidades reales que se satisfacen en la realidad, que constituye la forma primaria de conciencia. La satisfacción real, si vamos a referirnos a sus formas simples, guarda relación con la satisfacción de las necesidades, y la satisfacción de éstas es una de las formas principales de la vida y la actividad del ser vivo, en el que la conciencia participa desde la fase más temprana de su aparición. El pensamiento orientado hacia la satisfacción de necesidades y la obtención de placer no siguen caminos opuestos; como dice Bleuler, el camino de la satisfacción real pasa en la temprana edad a través de la realidad, sin desviarse de ella. Esos momentos guardan relación y los condiciona el hecho de que la satisfacción de las necesidades más simples está ligada en la Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 7 temprana edad a un placer intenso, que salta a un primer plano y domina sobre los momentos restantes. En esencia, la tesis del carácter primario de la imaginación y del pensamiento autista ha sido objeto en cada punto por parte de los investigadores de una serie de refutaciones reales que acabo de enumerar. Entre las investigaciones que refutan desde el aspecto real la tesis de la forma visionaria del pensamiento infantil, en su opinión, deben ocupar el primer lugar las que han aclarado la relación verdadera entre el desarrollo del lenguaje del niño y el de su imaginación. Desde el punto de vista de Freud y desde el de Piaget, la particularidad principal de la fantasía infantil primaria es que tropezamos en este caso con un pensamiento no verbal y, por consiguiente, no comunicable. Por tanto, entre el pensamiento a través de la palabra y el pensamiento autista existe una contrariedad, debida al carácter verbal y no verbal de estas dos formas de pensamiento. De hecho, las investigaciones han puesto de manifiesto que en el desarrollo de la imaginación infantil se da un gran paso precisamente en relación directa con la asimilación del lenguaje, que los niños que experimentan retraso en el desarrollo de este último quedan extraordinariamente rezagados en la evolución de la imaginación. Los niños, cuyo desarrollo del lenguaje sigue un camino deforme (digamos, los sordos, debido a lo cual resultan total o parcialmente mudos, carentes de comunicación a través del lenguaje), son al mismo tiempo niños con formas de imaginación enormemente pobres, escasas y a veces verdaderamente rudimentarias. Sin embargo, partiendo de la tesis de Freud y otros, cabría esperar, que cuando en el niño no está desarrollado el lenguaje, cuando falta o se retrasa, se crean condiciones especialmente favorables para el desarrollo de formas de imaginación primaria, no comunicables, no verbales. 431 Por consiguiente, la observación del desarrollo de la imaginación ha puesto de manifiesto la dependencia entre esta función y el desarrollo del lenguaje. Según se ha establecido, el retraso en el desarrollo del lenguaje representa un retraso en el de la imaginación. Quizás sea la patología la que ofrece los hechos más notables, dada su brevedad, más convincentes y más elocuentes. Hace relativamente no mucho, cuando se llevó a cabo un análisis psicológico de las enfermedades nerviosas, se prestó atención a un hecho de extraordinario interés, que por vez primera fue objeto de una interpretación adecuada en las investigaciones neurológicas de la escuela de la psicología estructural en Alemania. Resultó que los enfermos que padecían afasia, es decir, aquellos que a consecuencia de una u otra afección o lesión cerebral habían perdido la facultad de dominar por completo el lenguaje (comprensión del lenguaje o del aspecto articulatorio del mismo) ponen de manifiesto al mismo tiempo un acusado descenso de la fantasía, la imaginación; se puede decir que su imaginación se reduce a cero. Con gran frecuencia, tales enfermos son incapaces de repetir, no digamos ya de crear algo que no corresponda de inmediato a su impresión o a la realidad percibida por ellos. En el Instituto de Frankfurt fueron descritos por primera vez casos en que un paciente afectado de parálisis del lado derecho, pero que conservaba la facultad de repetir las palabras que oía, de comprender el lenguaje y escribir, era incapaz de repetir la frase: «Puedo escribir bien con la mano derecha», y siempre sustituía la palabra «derecha» por «izquierda», porque en realidad podía escribir entonces sólo con la mano izquierda, mientras que con la derecha no. Repetir una frase que incluyera algo que no correspondiese a su estado, le resultaba imposible. Como se ve en el experimento, no podía, al mirar por la ventana cuando hacía buen tiempo, repetir la frase: «Hoy llueve» o «Hoy hace mal tiempo». Por consiguiente, la facultad de imaginarse lo que no veía en el momento dado resultaba imposible para él. Más complicado era cuando le pedían utilizar por su cuenta una palabra que no correspondiese a la realidad percibida, por ejemplo, cuando le Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 8 mostraban un lápiz amarillo y le pedían decir que no era amarillo. Eso le resultaba difícil. Pero le costaba aún más decir que el lápiz era verde. No podía nombrar un objeto, si eso no correspondía a sus propiedades, por ejemplo, decir «Nieve negra». No podía pronunciar una frase, si la combinación de palabras de que constaba era falsa. Las investigaciones muestran que una seria infracción de la función verbal está relacionada con la reducción a cero de la actividad imaginativa del sujeto que padece ese defecto. A Bleuler y a su escuela le debemos el conocimiento de los hechos que arrojan luz sobre esta cuestión; muestran por qué el desarrollo del lenguaje constituye un fuerte impulso en el de la imaginación. El lenguaje libera al niño de las impresiones inmediatas sobre el objeto, le brinda la posibilidad de representarse tal o cual objeto que no haya visto y pensar en él. Con la ayuda del lenguaje, el niño obtiene la posibilidad de liberarse del poder de las 432 impresiones inmediatas, saliéndose de sus límites. El niño puede expresar con palabras también lo que no coincide con la combinación exacta de objetos reales o de las correspondientes ideas. Eso le brinda la posibilidad de desenvolverse con extraordinaria libertad en la esfera de las impresiones designadas mediante palabras. Las investigaciones han mostrado que no sólo el lenguaje, sino la vida ulterior del niño sirven al desarrollo de su imaginación; semejante papel lo desempeña, por ejemplo, la escuela, donde el niño puede pensar minuciosamente algo en forma imaginada, antes de llevarlo a cabo. Eso constituye indudablemente la base de que precisamente durante la edad escolar se establezcan las formas primarias de la capacidad de soñar en el sentido propio de la palabra, es decir, la posibilidad y la facultad de entregarse más o menos conscientemente a determinadas lucubraciones mentales, independientemente de la función relacionada con el pensamiento realista. Finalmente, la formación de conceptos, que representa el comienzo de la edad de transición, es un factor de extraordinaria importancia en el desarrollo de las más diversas, más complejas combinaciones, conexiones y relaciones, que ya en el pensamiento conceptual del adolescente pueden establecerse entre diferentes elementos de la experiencia. Dicho de otro modo, vemos que no sólo la aparición en sí del lenguaje, sino también los momentos cruciales más importantes en su desarrollo son al mismo tiempo momentos cruciales también en el desarrollo de la imaginación infantil. Por consiguiente, las investigaciones reales no sólo no confirman que la imaginación infantil es una forma de pensamiento no verbal, autista, no dirigido, sino que, al contrario, muestran a cada paso que el proceso de desarrollo de la imaginación infantil, igual que el proceso de desarrollo de otras funciones psíquicas superiores, está seriamente ligado al lenguaje del niño, a la forma psicológica principal de su comunicación con quienes le rodean, es decir, con la forma fundamental de actividad colectiva social de la conciencia infantil. Es sabido que Bleuler ha lanzado otra tesis, que se ha visto también ratificada en las investigaciones: la actividad de la imaginación puede ser al mismo tiempo una actividad dirigida, en el sentido de que podemos darnos perfecta cuenta de los fines y motivos que persigue esa actividad. Si tomamos las denominadas utopías, es decir, ideas notoriamente fantásticas, que se distinguen perfectamente en la conciencia de los planes realistas, en el sentido exacto de la palabra, no se realizan, sin embargo, en absoluto de forma subconsciente, sino consciente, con el claro objetivo de crear una imagen fantástica determinada, que se refiere al futuro o al pasado. Si elegimos el campo de la creación artística, que está muy pronto al alcance del niño, y tomamos la aparición de los productos de esa creación, digamos en el dibujo, el relato, veremos que también allí la imaginación tiene carácter dirigido, es decir, que no es una actividad subconsciente. Si finalmente tomamos la denominada imaginación constructiva del niño, toda la actividad creativa de la conciencia, relacionada con la transformación 433 real, digamos, con la actividad técnico- Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 9 constructiva o de la edificación, veremos por doquier que para los verdaderos inventores la imaginación es una de las funciones principales, con cuya ayuda trabaja y que en todos los casos de actividad, la fantasía está extraordinariamente dirigida, que desde el principio hasta el fin está orientada hacia el objetivo determinado que persigue el individuo. Lo mismo se implica en los planes de comportamiento del niño, que se refieren al futuro, etc. Bajo la presión de los hechos, hemos de reconocer que todos los momentos principales que han determinado la peculiaridad de la imaginación infantil y su carácter primario, después de una severa comprobación no resisten a la crítica y resultan erróneos. Desearía detenerme en una cuestión relacionada con este campo: en el aspecto emocional de la imaginación. La psicología de la edad infantil ha señalado, en la actividad de la imaginación un momento importante, denominado ley de la sensación real en la actividad de la fantasía. Su esencia es sencilla, su fundamento lo constituye la observación real. Con la actividad de la imaginación está estrechamente ligado el movimiento de nuestros sentimientos. Con gran frecuencia tal o cual estructura resulta irreal desde el punto de vista de los momentos racionales que sirven de base a las imágenes fantásticas, pero son reales en sentido emocional. Recurriendo a un viejo y burdo ejemplo, podríamos decir: si al entrar en una habitación tomo por un malhechor un traje que está colgado, sé que mí fantasía asustada es errónea, pero el sentimiento de terror que experimento es una sensación real y no una fantasía respecto a la sensación real de terror. Ese es en efecto uno de los momentos fundamentales, que explica mucho sobre la peculiaridad del desarrollo de la imaginación en la edad infantil y en las múltiples formas de la fantasía en la madurez. La esencia del hecho consiste en que la imaginación es una actividad extraordinariamente rica en momentos emocionales. Aprovechándose de ello y basándose en este momento, una serie de psicólogos que se han ocupado de la idea de la imaginación primaria, parten de la idea de que su motor principal lo constituye el afecto. Ustedes saben que en la clínica, mediante observaciones, se ha estudiado el papel del pensamiento autista. Allí predominaba la idea de que el pensamiento realista se diferencia del fantástico fundamentalmente y en primer lugar en que en el primero el papel de las emociones es insignificante, que se mueve independientemente del deseo subjetivo, mientras que el pensamiento autista lo hace bajo la influencia del afecto. Sucede, de un modo indiscutible, que la imagen figurada, obtenida mediante el desarrollo autista del pensamiento, constituye un momento importante en la evolución del proceso emocional. De ahí resulta natural que se produzcan relaciones tan peculiares entre los procesos emocionales y el pensamiento del niño, cuando su pensamiento, expresándose en forma poco académica, pasa a servir a sus impulsos emocionales. Eso sucede cuando la realidad en tal o cual sentido, 434 diverge notablemente de las posibilidades o las necesidades del niño o cuando debido a una serie de circunstancias, en primer lugar a consecuencia de las condiciones de la educación, el niño obtiene una actitud falsa, deformada, respecto a la realidad. Entonces nos encontramos con lo que en otras formas se manifiesta en cualquier persona adulta desarrollada y en el niño que evoluciona normalmente en el aspecto social, precisamente la forma peculiar de actividad del pensamiento. La esencia de ello consiste en que esa actividad está subordinada a intereses emocionales. Se realiza en lo fundamental gracias al placer inmediato, que se extrae de esa actividad, gracias a que junto a ello se provoca una serie de sensaciones agradables y gracias por fin a que una serie de intereses e impulsos emocionales obtiene una satisfacción ficticia evidente, que es también una sustitución de la satisfacción real de procesos emocionales. Por consiguiente, el pensamiento en este sistema psíquico se convierte en una especie de sirviente de las pasiones, en una especie de subordinado de los impulsos e intereses emocionales Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 10 y nos encontramos en realidad ante una actividad psíquica que se caracteriza por una relación peculiar entre el proceso de las emociones y el del pensamiento y con la fusión que denominamos forma visionaria de la imaginación. Pero merece la pena recurrir a los otros dos momentos, como veremos: la combinación con los momentos emocionales no constituye la base exclusiva de la imaginación y ésta no se agota con esa forma. El pensamiento realista, cuando está relacionado con una tarea importante para el individuo, radicada en una u otra forma en el centro de su personalidad, provoca y despierta una serie de sensaciones emocionales, de carácter mucho más considerable y verdadero que la imaginación y la capacidad de soñar. Si tomamos el pensamiento realista de un revolucionario, que reflexiona sobre una complicada situación política o la estudia, que penetra en ella, en una palabra, si tomamos el pensamiento orientado hacia la resolución de una tarea de importancia vital para el individuo, vemos que las emociones relacionadas con semejante pensamiento realista son con mucha frecuencia inconmensurablemente más profundas, más fuertes, más móviles y más significativas en el sistema del pensamiento, que las emociones relacionadas con las visiones. Lo importante aquí es otro procedimiento de unión de los procesos emocionales y del pensamiento. Si en la imaginación visionaria, el pensamiento se manifiesta en una forma que está al servicio de los intereses emocionales, en el pensamiento realista nosotros no encontramos dominio específico de la lógica de los sentimientos. En ese pensamiento existen relaciones complejas entre funciones aisladas. Si tomamos la forma de imaginación que guarda relación con la invención y su influencia en la realidad, veremos que en ese caso la actividad de la imaginación no esta subordinada a los caprichos subjetivos de la lógica emocional. El inventor que crea en su imaginación el dibujo o el plano de lo que ha de hacer no se parece a la persona que se mueve en su pensamiento según la 435 lógica subjetiva de las emociones, en ambos casos nos hallamos ante diferentes sistemas y diferentes géneros de una complicada actividad. Si enfocamos la cuestión desde el punto de vista clasificatorio, es erróneo considerar la imaginación como una función especial entre otras funciones, como una forma de actividad cerebral del mismo tipo, que se repite regularmente. La imaginación debe ser considerada como una forma más complicada de actividad psíquica, como la unión real de varias funciones en sus peculiares relaciones. Para tan complejas formas de actividad, que superan los límites de los procesos que acostumbramos a llamar funciones, sería correcto utilizar la denominación de sistema psicológico, teniendo en cuenta su complicada estructura funcional. Son características de ese sistema las conexiones y relaciones interfuncionales que predominan dentro de él. El análisis de la actividad de la imaginación en sus diversas formas y el de la actividad del pensamiento muestran que sólo enfocando estas clases de actividad como sistemas encontramos la posibilidad de describir los importantísimos cambios que tienen lugar en ellas, las dependencias y los nexos que en ellas se descubren. Permítanme, para terminar, detenerme en ciertas conclusiones sobre lo que hemos estudiado hasta ahora. Me parece que ante todo deben referirse a si existe en realidad tan irreconciliable antagonismo, tal contraposición, entre el pensamiento realista dirigido y el pensamiento visionario, fantasioso, autista. Si tocamos el carácter verbal del pensamiento veremos que puede ser igualmente propio de la imaginación y del pensamiento realista. Si tomamos el denominado carácter dirigido o consciente del pensamiento, es decir, los motivos y fines, veremos que, tanto el pensamiento autista como el realista pueden ser en igual grado procesos dirigidos; se puede Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 11 demostrar también lo contrario: en el proceso del pensamiento realista, con frecuencia el individuo no toma conciencia hasta el final de sus verdaderos motivos, fines y tareas. Si analizamos finalmente el vínculo de ambos procesos, imaginación y pensamiento, con la afectividad, la participación de los procesos emocionales en los del pensamiento, veremos que, tanto la imaginación como el pensamiento realista se pueden caracterizar por una elevadísima emocionalidad y que entre ellos no existe contradicción. Y al contrario: veremos que existen tales esferas de la imaginación que de por sí no están subordinadas en absoluto a la lógica de las emociones, a la lógica de las sensaciones. Dicho de otro modo, todas las contraposiciones aparentes, metafísicas, genéticas, que se establecen entre el pensamiento realista y el autista, de hecho son ficticias, falsas; un estudio más profundo muestra que nos hallamos en este caso frente a una contradicción de valor en modo alguno no absoluto, sino sólo relativo. Al mismo tiempo, observamos otros dos momentos extraordinariamente importantes, que caracterizan desde el aspecto positivo y no sólo desde el aspecto crítico las relaciones que nos interesan entre el pensamiento y la imaginación. 436 Estos momentos son los siguientes. Por un lado, señalamos la extraordinaria afinidad, la proximidad entre los procesos del pensamiento y de la imaginación. Vemos que ambos ponen de manifiesto sus éxitos fundamentales en los mismos momentos genéticos. Al igual que en el desarrollo del pensamiento infantil, en el desarrollo de la imaginación, el momento crítico principal coincide con la aparición del lenguaje. La edad escolar es el punto crucial en el desarrollo del pensamiento infantil realista y autista. Dicho de otro modo, vemos que el pensamiento lógico y el pensamiento autista se desarrollan en una excepcional y estrecha interrelación. Un análisis detallado nos permitirá arriesgarnos a una formulación más audaz: podríamos decir que ambos se desarrollan unidos, que, en esencia, en la evolución de uno y otro no observamos en absoluto una vida independiente. Es más, al observar las formas de imaginación relacionadas con la creatividad, orientadas hacia la realidad, vemos que la frontera entre el pensamiento realista y la imaginación se borra, que la imaginación es un momento totalmente necesario, inseparable, del pensamiento realista. Aquí surgen contradicciones, naturales desde el punto de vista de la situación fundamental de las cosas: es imposible conocer acertadamente la realidad sin un cierto elemento de imaginación, sin apartarse de ella, de las impresiones aisladas inmediatas, concretas, en que esa realidad está representada en los actos elementales de nuestra conciencia. Tomen, por ejemplo, el problema de la invención, el de la creación artística; en ellos verán que la resolución de las tareas exige en un grado muy alto la participación del pensamiento realista en el proceso de la imaginación, que actúan unidos. No obstante, a pesar de ello, sería totalmente erróneo identificar uno y otro o no ver la contradicción real que existe entre ellos. Consiste en lo siguiente: la imaginación se caracteriza no por una mejor conexión con el aspecto emocional, no por un grado menor de conciencia, no por un grado menor ni mayor de concreción; esas particularidades se manifiestan también en las distintas etapas del desarrollo del pensamiento. Para la imaginación es importante la dirección de la conciencia, que consiste en alejarse de la realidad, en una actividad relativamente autónoma de la conciencia, que se diferencia de la cognición inmediata de la realidad. Junto con las imágenes que se crean durante el proceso de la cognición inmediata de la realidad, el individuo crea imágenes, que se reconocen como una esfera producto de la imaginación. En un alto nivel de desarrollo del pensamiento se crean imágenes que no encontramos preparadas en la realidad circundante. De aquí resulta comprensible la compleja relación que existe entre la actividad del pensamiento realista y la de la imaginación en sus formas superiores y en todas las fases de su desarrollo. Resulta comprensible que cada paso en la conquista de una más profunda Lev Semiónovich Vygotsky Obras Escogidas Tomo II vigotsky.org@gmail.com http://www.taringa.net/perfil/vygotsky 12 penetración en la realidad lo consiga el niño simultáneamente con el hecho de que se vaya liberando hasta cierto grado de la forma más primitiva de conocimiento de la realidad que conocía antes. 437 Toda penetración más profunda en la realidad exige una actitud más libre de la conciencia hacia los elementos de esa realidad, un alejamiento del aspecto externo aparente de la realidad dada inmediatamente en la percepción primaria, la posibilidad de procesos cada vez más complejos, con ayuda de los cuales la cognición de la realidad se complica y enriquece. Desearía finalmente decir que la conexión interna existente entre la imaginación y el pensamiento realista se complementa con un nuevo problema, estrechamente ligado al de la voluntad o la libertad en la actividad del hombre, en la actividad de la conciencia humana. Las posibilidades de actuar con libertad, que surgen en la conciencia del hombre, están estrechísimamente ligadas a la imaginación, es decir, a tan peculiar disposición de la conciencia respecto a la realidad, que surge gracias a la actividad de la imaginación. Se unen en un conjunto tres grandes problemas de la psicología actual, concretamente de la psicología infantil actual —el problema del pensamiento, el problema de la imaginación y el problema de la voluntad. Al problema de la voluntad estará dedicada la siguiente y última conferencia. 438
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