Capitulo II Paulo Freire
Enviado por lia70 • 18 de Septiembre de 2013 • 1.235 Palabras (5 Páginas) • 446 Visitas
CAPITULO II
La concepción "bancaria" de la educación como instrumento de opresión. Sus supuestos.
La concepción problematizadora de la educación y la liberación. Sus supuestos.
La concepción "bancaria" de la educación y la contradicción educador - educando.
La concepción problematizadora y la superación de la contradicción educador - educando: Nadie educa a nadie - nadie se educa a sí mismo -, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo.
El hombre como ser inconcluso y consciente de su inconclusión y su permanente movimiento tras la búsqueda de SER MÁS.
La concepción bancaria de la educación pretende transformar la mente de los individuos para que se adapten mejor a las situaciones reales y así poder dominarlos con mayor facilidad. Cuando más pasivos sean, proporcionalmente se adaptarán, por lo tanto, se disminuye su creatividad, estimulan la inocencia, lo cual crea las condiciones para que los opresores surjan como sujetos generosos.
Pues como dice Paulo Freire en su narración. El sujeto educador conduce a la memorización mecánica del contenido narrado. Más aun, la narración los transforma en “vasijas”, en recipientes que deben ser “llenados” por el educador cuando más vaya llenando los recipientes con sus depósitos, mejor educador será. Cuanto más se dejen “llenar” dócilmente mejores educandos serán.
La educación se transforma en un acto de depositar y depositar en donde los educandos son los depositarios y el educador quien deposita.
En la versión bancaria de la educación, el saber, el conocimiento es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes.
El educador que se separa de la ignorancia, se mantiene en posiciones fijas, invariables. Será siempre el que sabe, en tanto los educandos serian siempre los que no saben.
La concepción bancaria la que estamos criticando, para la cual la educación es el acto de depositar, de transferir, de transmitir valores y conocimientos, no se verifica, ni puede verificarse esta superación. Por lo contrario, al reflejar la sociedad opresora, siendo una dimensión de la “cultura del silencio”, la educación bancaria mantiene y estimula la contradicción.
De ahí que ocurra en ella que:
El educador es siempre quien educa; el educando el que es educado.
El educador es quien sabe; los educandos quienes no saben.
El educador es quien piensa, el sujeto del proceso; los educandos son los objetos pensados.
El educador es quien habla; los educandos quienes escuchan dócilmente.
El educador es quien disciplina; los educandos los disciplinados.
El educador es quien opta y prescribe su opción; los educandos quienes siguen la prescripción.
El educador es quien actúa; los educandos son aquellos que tienen la ilusión de que actúan en la actuación del educador.
El educador es quien escoge el contenido programático; los educandos, a quienes jamás se escucha, se acomodan a él.
El educador identifica la autoridad del saber con su autoridad funcional, la que opone antagónicamente a la libertad de los educandos. Son estos quienes deben adaptarse a las determinaciones de aquel.
Finalmente, el educador es el sujeto del proceso; los educandos, meros objetos.
Si el educador es quien sabe, y si los educandos son los ignorantes, le cabe, entonces, al primero, dar, entregar, llevar, transmitir su saber a los segundos. Saber que deja de ser un saber de experiencia realizada para ser el saber de experiencia narrada o transmitida.
En verdad, lo que pretenden los opresores es transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime, afín de lograr una mejor adaptación a la situación que, a la vez, permita una mejor forma de dominación.
Cuando el individuo no lucha por sus intereses
...