Cicatrices En El Alma

Un ensayo. Simplemente un par de palabras, lógicos razonamientos, mi opinión subjetiva de lo que pasa a mi alrededor. Y realmente creo que no puedo. Pero por lo menos ya no lloro, ya no sufro, ya acepté que la vida es así de injusta pero igual, continúa y el tiempo sigue pasando, implacablemente. Heme aquí, a mis cuatro décadas en el limbo profesional y personal. Un divorcio doloroso, un nuevo comienzo, una derrota que se torna una aventura sin fin, no para los débiles, pero por ahí dicen, lo que no te mata, te hace más fuerte, y así es… si los matrimonios internacionales son interesantes e intensos, los divorcios son doblemente mas dolorosos. Nadie puede comprenderlo hasta vivirlo en carne propia. Nadie puede imaginar lo que implica haber dejado todo, familia, amigos, trabajo, patria, costumbres, y demás, dejarlo todo por seguir al príncipe azul que termina por tornarse en un total desconocido, un ingrato que tras décadas juntos decide finalmente que no nos entendimos, que nuestro amor fue una charada, que nuestra familia fue una gran mentira.

Nadie puede imaginar que despúes de media vida fuera de su país, tiene que empezar de cero, sola, sin siquiera el consuelo de una familia extendida que al menos te escuche o aconseje. Nadie puede entender la frustración de no entender ni ser entendido, de escuchar un lenguaje que suena agresivo y sentirse discriminado por el color de su piel, sus ojos, su cabello.

Me pregunto cómo mi ex puede dormir en la noche, como puede siquiera pasar bocado sin detenerse a pensar en la familia que destruyó. Quisiera ser como él, tener su capacidad de olvidar todos los sacrificios, de olvidar los malentendidos, el luchar contra viento y marea por mantener a flote nuestra relación. En fin, ¿Quién soy yo para juzgar a nadie? ¿Cómo condenarlo si no tuvo un buen ejemplo? ¿Cómo reprocharle que no pudiera respetar una familia tradicional y una vida tranquila si no conoció lo que eso significa? Solamente el cielo mismo se encargará al final de darle a cada quien lo que merece, y ahora miro hacia atrás con nostalgia pero ya no con rencor porque el tesoro más hermoso, el haber sido madre, el haber vivido en tantos lugares interesantes y conociendo tanta gente, todo eso, nadie me lo va a quitar.

Pero de recuerdos nadie vive… Y ahora hay que luchar, mirar hacia adelante, ser buen ejemplo par las nuevas generaciones, entender que a veces es mejor cortar por lo sano, pero también aprender a luchar por lo que vale la pena.

En resumen, pudiera escribir cientos de hojas de reproches y de tristeza, pero ahora lo único que me viene a la cabeza es que agradezco al cielo ésta nueva etapa de mi vida, y espero pronto dejar este limbo, ahora que finalmente entiendo algo importante: ¡Que aún me espera mucho allá fuera!

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