Cicatrices Del Alma
Enviado por Irosef • 26 de Septiembre de 2013 • 1.206 Palabras (5 Páginas) • 409 Visitas
CICATRICES DEL ALMA
Ines G. Rose Fischer
Directora Escuela Psicología, Universidad Santo Tomás
Psicóloga COANIQUEM Puerto Montt
El sentido común nos podría decir que la mayor parte de las quemaduras caseras en niños ocurren estando solos, con otros niños o ancianos, con cuidadores minusválidos, indiferentes o inexpertos. Sin embargo, la gran mayoría de estos accidentes ocurre en presencia de los padres, información obtenida en la práctica de más de seis años de funcionamiento de la Corporación de Ayuda al Niño Quemado en Puerto Montt.
Como psicóloga de dicha institución me toca lidiar semanalmente con el otro dolor, el que no es del cuerpo sino del corazón de niños, padres, hermanos, abuelitos o tíos, enfrentados a una secuela que muchas veces puede ser de por vida: una marca indeleble en la carne y en el alma.
En los familiares directos de un menor que se ha quemado es frecuente encontrar sentimientos de culpa, especialmente de aquellos que han estado presentes o de los que piensan que si hubieran estado allí, nada habría pasado. Al concentrarse toda la atención en el menor accidentado y prolongarse esta situación en el tiempo, los hermanos pueden sentirse desplazados, faltos de afecto y preocupación por parte de los adultos. Es así que la atención psicológica muchas veces se enfoca también en los padres y hermanos del menor accidentado.
La suma del sufrimiento y de la culpa en los padres suele generar sobreprotección hacia los menores que se han quemado: se los trata de consentir en todo, evitarles todo tipo de ansiedad y liberarlos de cualquier daño. Claramente hay una etapa aguda después de los accidentes en que los cuidados y cariños tienden a ser reparatorios, pero extender esta forma de relacionarse con el niño después de la fase crítica es muy contraproducente para la evolución socio-emocional del menor, además de llevarlo convenientemente a manipular su entorno. Por ejemplo, he visto niños con cicatrices antiguas, que médicamente ya no producen algia física, quejarse de dolor en la zona cuando el padre o la madre los está reprendiendo.
Después de la etapa de curaciones viene la etapa de rehabilitación para el retorno a la funcionalidad. Así, el tratamiento de una quemadura puede ser un proceso muy largo; especialmente cuando las cicatrices son en zonas articulares (por ejemplo, codo, rodilla, cuello), suelen producirse repliegues con el crecimiento del menor que requieren cirugía y así comienza otra etapa de curaciones y rehabilitación. Entonces, un aspecto fundamental en la familia es la disposición y el ánimo de los padres frente al tratamiento, del cual depende directamente la disposición y el ánimo de los menores. Generalmente los niños que tienen menor adhesión al tratamiento son hijos de padres que concurren desanimados o molestos a terapia, se quejan de los ejercicios en casa y se preguntan cuándo terminará el tratamiento.
Las secuelas emocionales de quemaduras son semejantes a las de otros tipos de accidentes y corresponden a síntomas de estrés postraumático y depresión. En niños menores se observan cambios en el dormir (insomnio, pesadillas), cambios en el comer (inapetencia, ansiedad), cambios de humor (irritabilidad), cambios de ánimo (tristeza, llanto fácil), temores (generales o específicos), retrocesos en las tareas del desarrollo (vuelve a usar pañales o a dormir con los papás, no habla, no quiere estar solo). No necesitan estar presentes todas estas características para diagnosticar secuelas emocionales. Por otra parte, es esperable que algunas de estas características se den en niños y adultos, pero el proceso normal es que vayan gradualmente disminuyendo con el paso del tiempo. Si los síntomas van en aumento o se mantienen por más de un año, deben ser tratados
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