Como esta actuando la sociendad frente al Maltrato Infantil.

Maltrato Infantil, definición y prevenciones.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) lo define como "Todo acto u omisión encaminado a hacer daño aun sin esta intención pero que perjudica al desarrollo normal del menor"…Wolfe lo define, en el aspecto del abuso mental como “la falta de atención por parte de quienes están a cargo del niño y que llega a requerir de atención médica o intervención legal”.

De ambos de estos conceptos podemos deducir que el maltrato infantil, físico o mental, está acompañado de un descuido y daño habitual e intencionado por parte de los cuidadores principales del niño o adolescente. Sin embargo las características que lo abarcan implican una “valoración social a lo que se cree que es peligroso o perjudicial” para la crianza y salud del niño, por ello es difícil establecer la raya de lo que es realmente un maltrato y lo que no lo es.

Aunque ha sido una problemática que se ha visto durante años entre varios pueblos y civilizaciones, en la actualidad existen organizaciones y fundaciones que se encargan de estar al pendiente de síntomas básicos que se manifiesten en algún cambio de actitud del menor. Como temor a acercársele un adulto, miedo a regresar a casa, mal comportamiento, estado de alerta excesivo, cambio repentino en el comportamiento o rendimiento de la escuela, entre otros. En el caso de los síntomas físicos están la falta de cabello, quemaduras, fracturas, heridas y hematomas.

Se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Se detectó que los adultos que han sufrido de maltrato infantil sin ser un trauma resuelto o sin la ayuda psicológica necesaria, tienden a desarrollar distintas patologías. Depresión, ansiedad, alarmantes comportamientos sexuales, embarazos no deseados y adicciones al alcohol y las drogas son algunos de estos.

Irónicamente, parece a veces más fácil identificar el abuso que buscarle el fin a este…Sin embargo después de identificar con solidez la presencia de varios de los síntomas anteriormente mencionados, se puede intentar acudir con diligencia a una persona de cargo influyente o presencial del niño (un maestro de la escuela, algún adulto responsable cercano/a a la familia, un integrante de una fundación de protección a menores) para que se haga un seguimiento más de cerca a la vida y día a día del niño, para luego intentar hablar con el menor de la forma más adecuada, delicada e inteligentemente posible. De allí en adelante se puede comenzar a tomar acción con sus cuidadores principales de la manera correcta.

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