Como se da el Concepto de grupo y los principios organizadores internos
Enviado por Eugenia Pio • 17 de Noviembre de 2015 • Apuntes • 1.867 Palabras (8 Páginas) • 348 Visitas
EL CONCEPTO DE GRUPO Y LOS PRINCIPIOS ORGANIZADORES INTERNOS – Quiroga
Pichon Riviere caracteriza al grupo como un conjunto restringido de personas que ligadas por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna se propone, en forma explícita o implícita, una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles.
Principios organizadores del grupo
Pensar en estos principios nos remite a la problemática del sujeto. Desde Pichón, la psicología, en sentido estricto, se define como social a partir de la concepción del sujeto, en tanto emergente, que se configura en una trama completa, que entreteje vínculos y relaciones sociales. Para Pichón la subjetividad tiende dos ejes que la constituyen y determinan. Lo histórico y lo social, ya que el sujeto emerge de los procesos de interacción.
El sujeto aparece bajo un doble carácter: como agente, actor del proceso interaccional y como emergencia, el sujeto se constituye en ese proceso, emerge y es determinado por las relaciones que constituyen sus condiciones concretas de existencia. Pichón define al sujeto como sujeto de la necesidad, pero el eje del análisis se centra en la contradicción interna inherente a ese sujeto como ser vivo, contradicción entre la necesidad emergente del intercambio material del organismo con el medio y la satisfacción de esa necesidad. Esa contradicción (necesidad-satisfacción) pone a trabajar al sujeto, ya que hace que realice determinadas conductas (conjunto de operaciones materiales y simbólicas) determinando una acción concreta, transformadora, orientada a la satisfacción de la necesidad. Esta acción transformadora, modifica al contexto, pero también al protagonista de la acción, adquiriendo la condición de aprendizaje.
El sujetarse a una necesidad, como punto de partida de la acción orientada a la gratificación, es la condición de una tarea, a partir de la cual el sujeto se proyecta hacia el exterior, con una direccionalidad (proyecto) en un hacer que luego modifica.
Este interjuego entre necesidad y satisfacción, fundante de toda tarea, de todo aprendizaje, define al sujeto como sujeto de la acción, situándolo, a partir de sus tareas concretas, en su dimensión histórica, en su cotidianidad, en su temporalidad.
La noción de tarea, es doblemente fundante. Por un lado, de la noción de sujeto de la acción, y por otro lado, de la noción de salud, en términos de adaptación activa de la realidad. El sujeto es sano, en tanto pueda integrar la realidad, transformarla, y transformarse.
El sujeto estará activamente adaptado en la medida en que mantiene un interjuego dialectico con el medio, y no una relación rígida, estereotipada.
Desde Pichón, la Psicología Social no es una psicología de los grupos sino una reflexión acerca del sujeto y su comportamiento. Sin minimizar por eso, la importancia de lo grupal.
La concepción vincular del sujeto es elaborada por Pichón a partir de su práctica clínica, en la que se le revela el mundo interno del paciente, estructurado como grupo interno, un escenario interior en la cual se reconstruye una trama en la que el sujeto está inmerso, trama en la que sus necesidades cumplen su destino de gratificación o frustración.
Entonces, podemos pensar a la enfermedad mental como emergente de una dinámica vincular, la del grupo familiar. El que enferma es el portavoz de ese proceso.
La contradicción necesidad-satisfacción reenvía al contexto vincular del sujeto, ya que el vínculo es el escenario de la gratificación o la frustración. Entonces la conducta es relacional y solamente puede ser descifrada en la red vincular en la que se configura. La enfermedad mental como comportamiento que rompe las expectativas sociales pierde su carácter inicial, incomprensible, transformándose en un lenguaje complejo pero direccional y decodificable. Es en el contexto grupal (grupo familiar), que esa conducta reviste significatividad, y en tanto comprensible, resulta modificable.
La interacción: proceso motivado
La interacción se da en tanto se de una determinación recíproca o interjuego que se efectiviza cuando la presencia y la respuesta del otro es incluida, anticipada en la actitud de cada sujeto. Inclusión y participación que se configura expectativa hacia el otro, en un interjuego de orientación mutua. Esta interacción produce una modificación interna en cada uno de los actores, modificación emergente del reconocimiento del otro, de su incorporación, lo que tendrá por efecto un ajuste del comportamiento de ambos a esa realidad que significa la presencia concreta del otro.
Entonces la interacción es un interjuego de expectativas recíprocas. Las manifestaciones de direccionalidad recíproca y ajuste mutuo nos revelan la presencia de un proceso interaccional. La unidad interaccional se caracteriza por ser una integración de tiempo, espacio, sujetos que se perciben mutuamente y cuyas acciones están articuladas por leyes de causalidad recíproca. Esta unidad interaccional es un sistema. Puede verse en ella una organización interna, que emerge de lo que denominamos principios organizadores.
Otro acercamiento a los procesos de interacción podría darse a través de contrastarlas con aquellas que constituyen su antítesis, su negación. Serian estas formas de lo colectivo en las que los sujetos participan objetivamente del mismo tiempo y espacio, pero en la que no se da una dialéctica entre sujetos. Sartre investiga estas formas de lo colectivo, a las que denomina serie, caracterizándolas como opuesto al grupo. Serie es aquella forma de lo colectivo cuya unidad es exterior, sus principios organizadores son externos. En consecuencia, la serie es inestructurada, carece de coherencia interna.
El interjuego necesidad-satisfacción y sus vicisitudes son la condición de posibilidad de la inscripción del objeto en el mundo interno del sujeto, y en consecuencia de la configuración de ese mundo interno. La necesidad es la base, el motor de la relación con el otro, su fundamento.
Es desde su condición de sujeto de la necesidad y en el proceso relacional de satisfacerlas, que el hombre se transforma en sujeto de la representación, es decir sujeto humano.
La acción hacia el otro, en tanto fundada en la necesidad plantea la idea de una relación direccional, que no surge al azar sino con un objetivo o tarea, que podrá o no ser explícita. La acción hacia el otro tiene siempre una finalidad. Es por esto que Pichon sostiene que no hay vínculo y en consecuencia, grupo sin tarea.
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