Continuidades Y Rupturas, Críticas Y Desafíos Entre La Posmodernidad Y La Hipermodernidad.

La Postmodernidad se ubica en la décadas de los 80 y 90 en los países del norte y en la del 90 en los países del sur. Todo se desquebraja por el fenómeno de la moda como nueva valoración social que reestructura la sociedad según la lógica de la seducción, culto al cuerpo, la renovación permanente y la diferenciación marginal. Se renuncia a las utopías y a la idea de progreso. Hay una preeminencia de los fragmentos sobre la totalidad, ruptura de la linealidad temporal, pérdida de la cohesión social y sobre todo la primacía de un tono emocional melancólico y nostálgico. Los individuos sólo quieren vivir el presente; futuro y pasado pierden importancia. En esta época posmoderna se centra en esta legitimación de los valores individuales hedonistas y narciso. Ha llegado la hora del vacio y la vida superflua. El hombre tiene más derechos y menos obligaciones, se queja pero no tiene espíritu crítico y reflexivo para transgredir el sistema.

Se produce un cambio en el orden económico, pasando de una economía de producción hacia un mundo empresarial con una expansión asombrosa del capitalismo, pero el mundo financiero muchas veces es retrasado por el poder político. Desacralización de la política, desmitificación de los líderes, despreocupación ante la injusticia, desaparición del idealismo. La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior. Hay pérdida de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología. El hombre basa su existencia en el relativismo cultural y la pluralidad de opciones. Existen divulgaciones diversas sobre la Iglesia, la creencia de un Dios. Hay grandes cambios en torno a las diversas religiones, un renueve católico. Los medios de masas y el marketing se convierten en centros de poder transmisoras de la verdad. Nuevos cambios se han generado, diferenciando la postmodernidad de la actual hipermodernidad que se da del año 2000 en adelante. El avance de Internet en todas sus formas ha posibilitado que la información se dé en tiempo real, creando una sensación de simultaneidad e inmediatez. Nos encontramos en un mundo donde la velocidad es tomada como único objetivo, sin más finalidad que lo rápido por lo rápido, donde el transcurrir mismo de las cosas es abortado anticipadamente. Velocidad que excluye el descanso, la reflexión, la paciencia. Sabemos que en la hipermodernidad se caracteriza por la hiperindividualidad, el debilitamiento del poder regulador de los grupos, sea familia, religión, cultura de clase. Los vínculos afectivos que se establecen son poco sólidos, más bien temporales. El individuo parece cada vez más descompartimentado, móvil, fluido, desestructurados, inestables, deudores de las modas. Sociedad polarizada. No hay integración social, hay una ruptura del entramado. Otra característica de la hipermodernidad es que se basa en una lógica consumista: Es el consumo por el consumo, el imperio

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