Criando Hijos
Enviado por vorozco • 19 de Diciembre de 2012 • 411 Palabras (2 Páginas) • 536 Visitas
ESTAMOS CRIANDO
VAGOS
Por César Mella, Psiquiatra
Hay que llamarlos varias veces en la
mañana para que se levanten supuestamente
en la mañana. Se levantan irritados, pues se
acuestan muy tarde hablando por teléfono,
viendo tele o conectados al internet.
No se ocupan de que su ropa esté limpia
y mucho menos poner un dedo en nada que
tenga que ver con 'arreglar algo en el hogar'.
Idolatran a sus amigos y viven
poniéndoles 'defectos' a sus padres, a los
cuales acusan a diario de que 'están pasaos'.
No hay quien les hable de ideologías, de
moral y de buenas costumbres, pues
consideran que ya lo saben todo y contestan
con grosería.
Se quejan a diario porque “nada les
alcanza alcanza'.
Si son universitarios, siempre inventan
unos paseos de fin de semana que lo menos
que uno sospecha es que regresarán con
un embarazo o habiendo fumado un pito de
marihuana.
Definitivamente estamos rendidos y la
tasa de retorno se aleja cada vez más, pues
aún el día en que consiguen un trabajo hay
que seguir manteniéndoles
Me refiero a un segmento cada vez mayor de los
chicos de capas medias urbanas que bien
pudieran estar entre los 18 y los 25 años y que
para aquellos padres que tienen de dos a cuatro
hijos, constituyen un verdadero dolor de cabeza.
¿En qué estamos fallando?
Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta, el
orgullo reiterado es que se levantaban de
madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo;
que tenían que limpiar la casa; que lustraban sus
zapatos; algunos fueron limpiabotas y
repartidores de diarios; otros llevábamos al taller
de costura la ropa que elaboraba nuestra madre
o teníamos un pequeño salario en la iglesia en
donde ayudábamos a oficiar la misa cada
madrugada.
Lo que le pasó a nuestra generación es que
elaboramos un discurso que no dio resultado:
'¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que
yo pasé!'.
¿Usted por que tiene lo que tiene?…
Por que le costó esfuerzo… sacrificios, y así es
que se aprende a valorar los esfuerzos de los
padres y no acostumbrar a nuestros hijos a
recibir todo por obligación.
Nunca conocieron la escasez, se criaron
desperdiciando, a los 10 años ya habían ido a
Disney World dos veces, cuando nosotros a los
20 no sabíamos lo que era tener un pasaporte.
El 'dame' y el 'cómprame' siempre fue
generosamente complacido y ellos se
convirtieron en habitantes
...