¿Cómo influye la salud mental del terapeuta en el proceso terapéutico?

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Ensayo

¿Cómo influye la salud mental del terapeuta en el proceso terapéutico?

Profesor: Diego Andrés Bravo.

Alumna: Constanza Martínez G.

Sección: Psicología Vespertino 7A

Cátedra: La persona del Terapeuta.

Fecha de entrega: 12 de Abril 2020.

La crisis global desatada por la pandemia de COVID-19 ha generado una serie de transformaciones laborales, económicas y sociales, cuyas consecuencias son aún insospechadas. En este sentido, es posible sostener que estos cambios, entre ellos la limitación estricta de las libertades individuales, los conflictos de pareja derivados del confinamiento o la muerte de personas cercanas a causa del contagio, generarán una mayor demanda por consultas de salud mental, una vez superado el momento más álgido de la crisis.

Sin embargo, es razonable preguntarse también si los terapeutas, que padecen como sujetos los efectos del proceso histórico en curso y que pueden manifestar personalmente lo peor de la crisis, con sus consiguientes consecuencias psicológicas y emocionales, serán capaces de responder apropiadamente a los requerimientos que esperan sus pacientes. A partir de lo anterior, en este ensayo nos proponemos reflexionar sobre la influencia que las experiencias del terapeuta pueden tener en el proceso terapéutico y en la relación con el paciente, especialmente cuando su salud mental está dañada y cuando la experiencia inmediata de ambos dificulta la objetividad y el necesario distanciamiento profesional que es imprescindible proyectar en la terapia.

En el transcurso de la vida, las personas se ven expuestas a situaciones o eventos complejos que interfieren indudablemente en la interpretación que estos realizan de la realidad circundante. Así entonces, la construcción de la subjetividad del terapeuta dialoga activamente con su contexto histórico en una relación de doble circuito, a través de cual construye sus conceptos, valores y principios esenciales que lo definen en su relación con el mundo.

        Dado que metodológicamente la psicoterapia es un conversación entre dos sujetos, es posible afirmar también que es el resultado de una relación dialógica entre dos subjetividades que se encuentran en la consulta, desplegando y contrastando sus distintas concepciones de la realidad a través del lenguaje. Al fijar la atención en este circuito, objetivo y subjetivo a la vez, desde el paciente al psicólogo y del psicólogo al paciente, podemos concluir que el lenguaje y la morfosintaxis, así como la selección y el orden de los argumentos, no son otra cosa que la expresión concreta de las percepciones, intereses y deseos, a veces ocultos, de las partes involucradas. Desde esta perspectiva, ¿cómo influye la salud mental del terapeuta en el proceso terapéutico?.

Este tema reviste la mayor importancia, dado que como sugiere la literatura, el terapeuta debe evitar que la psicoterapia esté condicionada por sus propias vivencias e interpretaciones, dada la necesidad de comprender la experiencia del paciente desde su propia originalidad. Una salud mental dañada por experiencias traumáticas recientes, puede impedir que el terapeuta realice el necesario ejercicio de auto-revisión de sus practica y de su presencia en esta, pasando por alto la naturaleza dialógica mediante la cual se conectan las subjetividad presentes en la terapia. Debido a lo anterior , corre el riesgo de dar excesivo énfasis a sus propias experiencias en la evaluación y diagnostico del paciente, como en una especie de proyección de sí mismo.

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