Desarrollo De La Personalidad
Enviado por melbis • 22 de Septiembre de 2013 • 4.559 Palabras (19 Páginas) • 284 Visitas
EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
Dra. Ana García León
Universidad de Jaén
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, uno de los temas que más se están investigando dentro del ámbito de la Psicología de la Personalidad es el relacionado con el desarrollo de la personalidad, con su estabilidad y cambio a lo largo del tiempo.
La cuestión de si la personalidad puede o no cambiar ha sido un tópico constante en nuestra disciplina. En 1890, ya William James llegó a la conclusión de que, alrededor de los 30 años de edad, la personalidad de un individuo se ha hecho tan sólida como una escayola, y ya no volverá a ablandarse jamás. Sin embargo, no todos los psicólogos han estado de acuerdo con la afirmación de James. Por ejemplo, Erikson (1963) consideraba que los adultos maduran y cambian a medida que van pasando por diferentes etapas. Igualmente, los psicólogos clínicos suelen partir del supuesto de que los individuos son capaces de realizar cambios importantes que afectan a muchos aspectos de sus vidas. Incluso algunos, como Mischel (1972), han propuesto que la personalidad puede ser tan maleable que cambie de situación a situación.
Pero, aunque la personalidad parece que cambia a lo largo de toda la vida, hay determinados períodos en los cuales los cambios que se experimentan son mayores y tienen más repercusión en la vida presente y futura de los individuos; me estoy refiriendo concretamente a la infancia, la adolescencia y la adultez temprana.
En este sentido, el hilo conductor del presente trabajo va a ser clarificar, en la medida de lo posible, cuáles son las características personales más destacadas durante dichas etapas, cómo se han desarrollado, cómo influyen en la adaptación a los distintos ámbitos de la vida y qué puede hacerse para cambiarlas si no nos gustan o para aprenderlas si no las hemos adquirido.
Siguiendo una clasificación tradicional dentro de la disciplina, se dividirá este trabajo en dos partes claramente diferenciadas. Una de ellas estará centrada sobre los distintos elementos de la personalidad que se han propuesto habitualmente. La otra versará sobre el desarrollo del sí mismo en sus diferentes acepciones.
ELEMENTOS DE LA PERSONALIDAD
Elementos estructurales o rasgos
Los elementos estructurales o rasgos han sido definidos como dimensiones de personalidad relativamente descontextualizadas, referidas a la conducta expresiva o al estilo de respuesta y que distinguen a unas personas de otras (Winter y Barembaum, 1999). Aunque con dicho término se ha aludido normalmente a una serie de regularidades observadas en la conducta de las personas en una amplia variedad de situaciones, también se han incluído dentro de este concepto patrones consistentes de pensamientos o sentimientos. Por lo general, se considera que los rasgos son las características que el individuo “tiene”. En relación con el desarrollo de estas características, Loehlin (1992) ha demostrado que están bastante influidas por las características genéticas aditivas y el ambiente no compartido al que somos sometidos cada uno de nosotros de modo individual.
A lo largo de la historia de la disciplina se han propuesto diversas clasificaciones de rasgos; no obstante, en los últimos tiempos existe un acuerdo bastante alto entre los distintos investigadores en considerar como objeto de interés fundamental la denominada clasificación de los “Cinco Grandes”. De acuerdo con esta clasificación, podemos hablar de cinco rasgos fundamentales (aunque con diversas variaciones en la terminología empleada para designarlos): extraversión, estabilidad emocional, afabilidad, responsabilidad y apertura mental. Se ha considerado que estos factores o dimensiones poseen validez transcultural.
La extraversión y la amabilidad están relacionadas con el comportamiento interpersonal. La extraversión (versus introversión) se refiere a la cantidad e intensidad de las interacciones interpersonales y se asocia con aspectos como por qué los individuos prefieren estar solos o con otras personas. La afabilidad o amabilidad (versus oposicionismo) recoge la cualidad de la interacción social y se asocia con las respuestas características hacia otras personas; es producto de la socialización. La responsabilidad (versus falta de responsabilidad) refleja el grado de organización, persistencia, control y motivación en la conducta dirigida a metas; es decir, hace referencia a la forma en que se realizan las tareas. El neuroticismo (versus estabilidad emocional) está relacionado con la vida emocional de las personas y con su ajuste. Las personas con puntuaciones altas tienden a experimentar emociones negativas. Es una dimensión descriptiva muy importante en las personas que tienen problemas psicológicos. La apertura mental (versus cerrado a la experiencia) tiene que ver con la respuesta de las personas ante las ideas y experiencias nuevas.
Bermúdez (1997) ha realizado una revisión de la literatura sobre los Cinco Grandes, encontrando relaciones entre éstos y aspectos como conducta interpersonal, salud, bienestar y calidad de vida, comportamiento laboral, perfil profesional y rendimiento educativo, entre otros. En el caso concreto de la conducta interpersonal, se ha encontrado que la forma mediante la que una persona se relaciona con los demás se asocia con los rasgos de extraversión, afabilidad y estabilidad emocional. La presencia conjunta de elevada extraversión y baja afabilidad suele estar asociada con un estilo arrogante y calculador en las relaciones con los demás; por el contrario, una elevada puntuación tanto en extraversión como en afabilidad propiciaría modos de relacionarse con los otros caracterizados por optimismo, sociabilidad, cordialidad, cooperación y búsqueda de armonía. La unión de baja extraversión y baja afabilidad favorece el desarrollo de un estilo interpersonal reservado, frío y distante, mientras que una persona muy afable y poco extravertida tendería a relacionarse con los demás desde la ingenuidad, la modestia y la escasez de pretensiones. La presencia al mismo tiempo de estabilidad emocional potenciaría los aspectos positivos presentes en el estilo de conducta interpersonal, mientras que un bajo nivel en este rasgo intensificaría los aspectos negativos. Estas tres dimensiones juegan además un papel importante en el modo de abordar el establecimiento de relaciones estables con otra persona y en la naturaleza de estas relaciones. Así, las personas estables emocionalmente y extravertidas se encuentran cómodas al establecer relaciones íntimas con otra persona y no se preocupan excesivamente ante la posibilidad de estrechar demasiado sus relaciones. Por el contrario, las personas emocionalmente inestables
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