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Desarrollo Evolutivo Del Niño Con Discapacidad Auditiva


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2013  •  1.931 Palabras (8 Páginas)  •  695 Visitas

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DESARROLLO EVOLUTIVO DEL NIÑO CON DISCAPACIDAD AUDITIVA

(Aspectos sociales y afectivos)

El desarrollo evolutivo del niño sordo es diferente en algunas etapas al del niño oyente. A continuación ofrecemos las principales adquisiciones y retrasos de los niños con discapacidad auditiva en cada una de las etapas del desarrollo el psicosocial de Erickson en comparación con desarrollo evolutivo de Piaget.

Erickson: Confianza Básica vs. Desconfianza. (0-1año)

Junto con la lactancia, se desarrolla en el bebe recién nacido la sensación física de confianza. El bebe recibe el calor del cuerpo de la madre, de su pecho y sus cuidados amorosos. Se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras relaciones con otras personas importantes, en especial el padre y hermanos.

El bebe es receptivo a los estímulos ambientales, principalmente a través de la boca, pero es incorporativo también a través de los sentidos. Es por ello sensible y vulnerable, a las experiencias de frustración.

Las madres crean un sentimiento de confianza en sus hijos mediante ese tipo de dirección que combina en su calidad, la satisfacción sensitiva de las necesidades individuales del bebe con un firme sentimiento de confianza personal. Es la combinación de amor y firmeza de los padres unido a su capacidad para inculcar en el niño una convicción profunda del sentido de lo que hacen, lo fundamental en el sentimiento de la propia confiabilidad.

Posibles problemas.- Temores infantiles como el "haber sido vaciado" o simplemente "haber sido abandonado" y también haber sido dejado "muriéndose de hambre por falta de estímulos" , que están luego presentes en estados depresivas de "estar vacío" y de "no servir para nada", cuando las figuras parentales son rechazantes, contradictorias, sobreprotectoras en forma variada, la percepción que la familia tiene del individuo es negativa, dándose una relación entre los conflictos familiares y los problemas futuros del niño, donde se afirma la desconfianza.

Piaget: Periodo sensoriomotriz (0-24 meses)

Muchas de las investigaciones centradas en el estudio del periodo sensoriomotriz en niños sordos y oyentes fueron realizadas en los años 70 y siguiendo una línea metodológica piagetiana. Best y Roberts (1976), Bonvillian y otros (1983) y Marchesi (1987), concluyen en sus diferentes estudios que los niños con discapacidad auditiva durante sus dos primeros años de vida muestran una evolución semejante a los oyentes en los distintos factores que configuran el desarrollo sensoriomotor, exceptuando los aspectos relativos a la imitación vocal. Marchesi, Alonso, Paniagua y Valmaseda (1995), tras la aplicación a bebés sordos y oyentes de la Escala de Uzgiris y Hunt, concluyeron que no existían diferencias significativas entre ellos en cuanto a sus ritmos de evolución y demostraron que los bebés que presentaban un mejor desarrollo sensoriomotriz presentaban también un desarrollo del lenguaje mayor. Según Villalba (2004), la sordera, además de dificultar el proceso de comunicación e interacción del niño con el medio, va a repercutir en su desarrollo motor, su estructuración espacio-temporal y la construcción del ritmo.

Erickson: Autonomía vs. Vergüenza y Duda (2-3 años)

Se da un mayor muscular, desarrollo del movimiento y del lenguaje. El bebe inicia a controlar sus eliminaciones. Junto con una creciente sensación de afirmación de la propia voluntad de un yo, se afirma muchas veces oponiéndose a los demás.

El niño empieza a experimentar su propia voluntad autónoma experimentando fuerzas impulsivas que se establecen en diversas formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la terquedad, entre el sometimiento dócil y la oposición violenta. Este desarrollo es lento y progresivo y no siempre es consistente y estable por ello el bebe pasa por momentos de vergüenza y duda.

Posibles problemas.- Las actitudes de los padres pueden dificultar al niño crecer hacia su independencia en una madurez y autocontrol responsable. Es necesario evitar avergonzar innecesariamente al niño, u obligarlo a hacer algo sin ninguna proporción con su edad o capacidad. Mejor que castigar es prevenir, explicar, dialogar, escuchar, dar ejemplo y dar otra oportunidad. La educación del niño es también controlarlo, pero mejor aún, con su cooperación y apoyo.

Erickson: Iniciativa vs. Culpa (3-5 años.)

El niño ha desarrollado una vigorosa actividad, imaginación y es más enérgico. Aprende a moverse más libre y violentamente y por lo tanto establece un radio de metas más amplio y para él ilimitado.

Su conocimiento del lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente. Lo anterior le permite expandir su imaginación hasta alcanzar roles que el mismo fantasea. Todo esto le permite adquirir un sentimiento de iniciativa que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito.

Puede establecer contacto más rápido con niños de su edad y se incorpora a grupos de juego. En esta edad su aprendizaje se destaca por ser instrusivo y vigoroso, que se caracteriza por:

1) La intrusión en el espacio mediante una locomoción vigorosa,

2) La intrusión en lo desconocido por medio de una curiosidad grande,

3) La intrusión en el campo perceptual de los demás,

4) Fantasías sexuales, apego hacia el padre de sexo opuesto, la madre - en el niño- y el padre -en la niña).

Posibles problemas.- La problemática se traduce aquí como un bloqueo en la acción y la iniciativa, una tendencia paralizante a la culpa, o una fijación a un estado de dependencia que anula la capacidad. El origen de esto lo constituyen las más tempranas emociones infantiles (celos, rivalidad) en el contexto de una exagerada y ansiosa dependencia hacia figuras parentales, temor a equivocarse y una exagerada conciencia de lo que puede o no hacer.

Piaget: Etapa preoperacional. El juego simbólico (2-6 años)

Los niños sordos acceden más tarde al juego simbólico que los oyentes y presentan retrasos y limitaciones en su desarrollo, ya que son menos hábiles en el manejo de símbolos. La interacción social del niño sordo con sus iguales se ve disminuida por sus dificultades comunicativas, restringiendo también sus posibilidades de juego. Marchesi, Alonso, Paniagua y Valmaseda (1995), constataron en una investigación la existencia de un desarrollo semejante en sordos y oyentes en tres de las cinco dimensiones estudiadas (descentración, sustitución e integración), mientras que aparecían diferencias significativas en las

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