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Dietas Complementarias


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  4.293 Palabras (18 Páginas)  •  375 Visitas

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Compotas caseras

Pela ocho manzanas maduras, córtalas en pequeños trozos y retírales el centro.

2. En un recipiente pon las manzanas a fuego lento con medio vaso de agua y dos cucharaditas de canela, revuelve todo.

3. Tapa el recipiente y deja cocer por 45 minutos, luego de los cuales retiras del fuego y sirves. Es importante dejar enfriar.

4. Se puede incluso refrigerar una parte y luego calentar al baño María.

Las sanas conductas de alimentación deben fomentarse desde los primeros días de vida

Algunos expertos dicen que los hábitos de la madre influyen en los de su futuro hijo. La alimentación que recibió la mamá durante la gestación y la que consumirá su hijo posteriormente marca, incluso, la causa de la muerte. Lo dijo David Barker, un investigador británico en 1994. Y aunque su hipótesis es aún motivo de análisis, varios estudios han demostrado también que un niño con bajo peso al nacer podría padecer en el futuro hipertensión y morir a causa de infartos o accidentes cerebrovasculares. Esta teoría, que explica Giovanni Zapata, médico holístico y director científico de Ser Vital y a la que también se refiere la FAO en varios documentos (Food and Agricultor Organization), significa que, lo que comen las mujeres durante la gestación, también marca los hábitos de los niños, sus rutinas a lo largo de la vida y las enfermedades que podrían presentarse.

Por esa razón, es de vital importancia que cuando se decide tener un hijo, los conocimientos sobre nutrición sean suficientes para ofrecer al niño herramientas para potenciar su desarrollo.

Un mundo de afán

No es un secreto que los ritmos de vida alteran la dieta diaria: comidas que se omiten, el consumo de productos rápidos y, por lo tanto, cargados de calorías y conservantes, que derivan en niños y adultos gordos y enfermos.

‘El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2004’ es un estudio publicado por la FAO, en el que se analizan las costumbres sociales que llevan a la malnutrición por exceso, relacionada con las dinámicas en las ciudades. Aseguran los investigadores que el crecimiento de las urbes, unido a un aumento del poder adquisitivo, ha llevado a una transformación en rutinas y dietas. “En los hogares en los que ambos progenitores suelen recorrer grandes distancias para ir a trabajar y tienen horarios de trabajo muy largos, se consumen más comidas fuera de casa y se adquiere un mayor número de alimentos elaborados de marca”, señala el estudio.

Las cifras revelan esas tendencias a la comida prefabricada y con pocos aportes nutricionales, debido al aumento en el número de supermercados y cadenas, propiciado por el consumo y el poco tiempo. “En el decenio que va de 1988 a 1997, la inversión extranjera directa en la industria alimentaria aumentó en América Latina de 222 millones de dólares a 3.300 millones”.

Esta observación de la FAO revela, por ejemplo, que en 1987, Kentucky Fried Chicken abrió su primer restaurante de comidas rápidas en Beijing (China). Quince años después había 600 en todo el país. Y esto deriva en cifras más aterradoras: “Se estima que 84 millones de adultos en los países en desarrollo padecen diabetes, y que hacia el año 2025 ese número ascenderá a 228 millones”, sentencia la investigación.

Sanos desde la cuna

Por eso, la propuesta de los especialistas ante este panorama de grasas, dulces, sedentarismo y enfermedades crónicas es crear conductas sanas en los niños desde sus primeros días de vida, para que obtengan los nutrientes indispensables que favorezcan su desarrollo.

0-6 meses. Nada mejor que la leche materna. A menos que contraindicaciones médicas lo señalen, no existe alimento más completo para el bebé, ni siquiera la leche de fórmula más costosa. “Si el bebé nació a término, de buen peso, la leche le da todo lo que necesita como proteínas, carbohidratos y grasas, que tiene propiedades para favorecer el desarrollo”, explica Óscar Iván Quintero, gastroenterólogo y nutriólogo pediatra, especializado en epidemiología de Pfizer Nutrition. Sonia Riaño, nutricionista especializada en alimentación y nutrición para promoción de la salud, asegura que, actualmente, las madres cuentan con recursos para conocer las técnicas adecuadas de lactancia. Por ejemplo, asesorías personalizadas de pediatras, salas de lactancia o asociaciones como la Liga de la Leche. “Si el niño agarra bien la areola del seno y come a libre demanda, no hay problema de que quede con hambre. A veces las mamás se llenan de ansiedad y corren a comprar la leche de fórmula.

Lo importante es conocer la técnica y obtener asesoría”. Durante los primeros seis meses el bebé no necesita ningún otro alimento. Nada de agua mineral, aguas de hierbas, jugos y mucho menos, leche de vaca, porque lesionan su sistema digestivo, entre otras consecuencias.

6-12 meses. Comienza la alimentación complementaria. Es esencial que cada mes se le brinden alimentos nuevos, para que no lleguen con retraso en sus hábitos alimentarios al año de edad. Del sexto al séptimo mes se deben brindar frutas no ácidas, sin adicionar azúcar o sal. Es muy importante que no se licuen, sino se maceren o espichen, sugieren tanto la nutricionista Riaño como el médico Giovanni Zapata. Esto permitirá que los maxilares trabajen para masticar y esto derive, incluso, en el desarrollo correcto del lenguaje. Los niños no acostumbrados a este proceso escupen la comida, lo que preocupa a los papás, y se debe precisamente a que al no poder tragar deciden botarla.

La leche materna debe mantenerse, pero Sonia Riaño recomienda no darla antes de las comidas, porque el bebé queda satisfecho y luego no recibe alimentos. Es un error también reemplazar con leche materna alguna comida que el niño no quiso tomar, pues esto retrasa el desarrollo de los procesos masticatorios.

Del séptimo al octavo mes los alimentos son más sólidos. Puede hacerse puré de papa, plátano picado o carnes.

Entre los 8 y 9 meses las comidas del bebé van aumentando en cantidad y número de alimentos. Por ejemplo, se puede dar una sopa pequeña y un producto sólido. Ya en este momento se ofrecen cinco comidas diarias alternadas con leche materna, que funcione como postre, es decir, después de las comidas. Se introducen las leguminosas. Al décimo mes se puede ofrecer garbanzo, al mes 11, fríjol, hasta que, cumplido el año, consuma los mismos alimentos que todos en casa. LImposible dar antes de esta fecha alimentos que ocasionarían alergias como pescados, huevo, fresa, melocotón o kiwi.

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