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Discurs Del Metodo


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2012  •  1.963 Palabras (8 Páginas)  •  550 Visitas

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DISCULRSO DEL MÉTODO

El Discurso del método (Le Discours de la Méthode en francés), cuyo nombre completo es Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias es la principal obra escrita por René Descartes y una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia.

Se publicó de forma anónima en Leiden (Holanda) en el año 1637. Constituía, en realidad, el prólogo a tres ensayos: Dióptrica, Meteoros y Geometría; agrupados bajo el título conjunto de Ensayos filosóficos.

Descartes tituló esta obra Discurso del método con una finalidad precisa. En una carta que dirige a Marin Mersenne le explica que la ha titulado Discurso y no Tratado para poner de manifiesto que no tenía intención de enseñar, sino sólo de hablar. Con esto Descartes trata de alejarse de cualquier problema que pudiese surgir con sus contemporáneos por las ideas vertidas en esta obra y además escapa así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo y cuyas ideas Descartes no consideraba desacertadas.

COMENTARIO. 4º parte, párrafo 2. DISCURSO DEL MÉTODO

I)

Se trata de un texto de carácter ontológico fundamentalmente, aunque, con

consideraciones epistemológicas. Es la duda como acto de pensamiento (aspecto

epistemológico) lo que le conduce a la afirmación de que él existe como substancia

(aspecto ontológico)

Descartes nos presenta qué le conduce a concebir la existencia de sí mismo como

substancia mental, independiente del cuerpo y del resto del mundo físico.

II)

Se puede dividir en dos partes bastante claras. La primera iría hasta la línea 8 (hasta

“...no tenía ya razón alguna para creer que yo fuese”) y la segunda desde ahí hasta el

final.

En la primera parte destaca que es la duda y la reflexión sobre la duda, es decir el

pensamiento, la actividad de pensar, la que le permite descubrir que hay algo indudable y

esto es que él existe como cosa pensante, hasta el punto de que con sólo dejar de pensar

pierde la posibilidad de identificarse a sí mismo como algo real que piensa. A su vez, la

actividad de pensar es lógicamente independiente (no requiere para ser concebida de la

idea de ninguna otra realidad o ámbito ontológico) de que exista el mundo o la extensión

[“podía fingir que no tenía cuerpo y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me

encontrase”] Pero con sólo dejar de pensar ya era imposible concebirse a sí mismo. Esto

le permite descubrir que la noción de sí mismo es inseparable de la de pensamiento. Son

dos nociones lógicamente inseparables, no pueden concebirse de forma independiente.

Por eso el atributo esencial del alma es el pensamiento.

Por tanto, y esta es la segunda parte, afirma que su naturaleza ontológica, la manera en

que se da su existencia, es pensamiento, y el pensamiento no necesita de nada físico.

Por tanto, lo que es el sujeto es esencialmente un alma inmaterial, que me hace “ser lo

que soy”, mi identidad como persona, y ello es enteramente distinto del cuerpo. El cuerpo

es extenso, pero el alma no supone la extensión, como ya ha dicho en la primera parte.

Por tanto, es más fácil de conocer que el cuerpo: hay un acceso privilegiado del yo a sus

propios contenidos mentales, a sus propios estados mentales: pensamientos, deseos,

dolores, placeres, todo lo que constituye la vida mental subjetiva y privada de cada

persona. El alma permanecerá inaccesible al investigador que con los métodos propios de

la ciencia natural pretenda violar la intimidad del sujeto. [Algunos filósofos han inventado,

como experimento mental, el cerebroscopio, un aparato imaginario que permitiría escrutar

nuestros pensamientos una vez que nos lo colocasen en la cabeza. Pero como los

pensamientos tienen lugar en el alma, ningún cerebroscopio podrá nunca registrar nuestra

vida mental, si no queremos compartirla. Por tanto, el ámbito de lo mental es el de la

privacidad más absoluta, a diferencia del ámbito de lo físico, que es público y accesible a

todos] Podrá verse qué ocurre en el cerebro, pero no qué contenido mental tienen esos

sucesos cerebrales. Esto es algo espiritual.

Esta es la base del dualismo ontológico de Descartes. Puesto que son substancias

independientes, “aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es”

El propio René Descartes, como aparece en el prefacio, divide su Discurso en seis partes:

[editar]Primera parte

Constituye una autobiografía intelectual en la que Descartes pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de su educación. En esta primera parte Descartes propone un nuevo método para llegar a un saber que sea seguro. Al mismo tiempo realiza una rotunda crítica de las ciencias y de la filosofía escolástica de su tiempo. Tras este rechazo admite que sólo las matemáticas y el conocimiento de otras personas, mediante los viajes, ofrecen un saber seguro, pero Descartes termina rechazando también los viajes debido a que las contradicciones que existen entre unos pueblos y otros no le permiten descubrir la verdad. Concluye diciendo que la única forma de encontrar la verdad es en uno mismo.

[editar]Segunda parte

Al principio de esta segunda parte nos habla del invierno en el que junto a una estufa dispuso de la tranquilidad necesaria para empezar a elaborar su método. Señala a continuación que las ciencias al haber sido realizadas por múltiples autores, cada uno con su diferente opinión, no son portadoras de un verdadero saber. Propone renunciar a esta diversidad de opiniones que nos han sido enseñadas y en su lugar elegir otras con nuestra propia razón, ya que las creencias a las que nos han educado desde nuestro nacimiento dependen del entorno en el que hayamos nacido y de las personas que nos las hayan inculcado. Debemos reformar estas creencias distinguiendo lo verdadero de lo falso pero

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