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Duelo y Melancolía


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2022  •  Ensayo  •  1.941 Palabras (8 Páginas)  •  63 Visitas

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Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica

Universidad Intercontinental

Alumna: Angelina Carrillo Vázquez

2022

DUELO Y MELANCOLÍA

En el tratado metapsicológico, Duelo y melancolía, Sigmund Freud (1917) aborda la melancolía en comparación con el duelo, haciendo notar brevemente las diferencias y similitudes que nos hablan de la estructura psíquica. Ambas empiezan con una pérdida y resulta interesante como el sinnúmero de vivencias cotidianas revelan al sujeto en búsqueda de un objeto donde poner sus pulsiones para satisfacerlas. Mi propósito es enunciar cómo el ser humano, al no distinguir adecuadamente lo que le ocurre en su pérdida o múltiples pérdidas se coloca ante un “miedo al derrumbe” ( Winnicott 1963), frente a un estado de ánimo que pueden convertirse en patológico, o bien, en una experiencia que, atendida adecuadamente, puede ayudarle a tener un nuevo comienzo.

Tanto el duelo y como la melancolía tienen un mismo ocasionamiento: la pérdida de un ser querido o su abstracción. Las características son las mismas, excepto la rebaja del sentimiento de sí, no presente en el duelo ‘normal’.

La melancolía

El objeto que se pierde en la melancolía es inconsciente ya que el sujeto, la mayor parte de las veces no sabe qué es lo que perdió, incluso sabiendo que su padecer inició a partir de una pérdida de objeto, de un abandono, desamor, postergación. No se pierde el objeto amoroso porque ya no exista, sino se pierde como objeto de amor ya que la persona se siente defraudada o traicionada por el mismo. En muchas personas se observa en lugar de duelo, melancolía y, por eso, sospechamos en ellas una disposición enfermiza que hoy llamamos Trastornos depresivos (DSM-V, 2014), desreguladores y destructores del estado de ánimo.

Freud menciona que “la melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se externa hasta una delirante expectativa de castigo”. (Duelo y melancolía Tomo XIV, p. 242)

Actualmente, los trastornos de la afectividad constituyen una clase de perturbaciones psíquicas en las cuales la alteración del humor o estado de ánimo es el rasgo esencial, derivando de él los demás síntomas clínicos en su totalidad y dicha perturbación del humor puede producirse en el sentido de una depresión, llamada también “melancolía” o en el sentido de una euforia patológica, “manía” (Coderch, J. (2011).

Una persona en depresión experimenta una pérdida general de vitalidad, falta de interés y de energía; se muestra cansada y triste, siente la desazón de estar en actividades sociales y su rendimiento decrece en todas las esferas. Puede entenderse el color gris del pesimismo y la desesperanza en sus palabras; su tristeza a veces va acompañada de intensa ansiedad. Recordemos que todos estos síntomas varían según la mayor o menor profundidad de la depresión y son más frecuentes durante el despertar. Se debe estar atento a las diversas manifestaciones ya que posiblemente se encuentre en un cuadro patológico.

El duelo

Cuando nos referimos al duelo habitualmente se piensa en la pérdida de un ser querido. Pero, aunque trata del mismo proceso que se desarrolla en diversas circunstancias y peculiaridades personales, no todos los duelos están referidos a personas. Las pérdidas nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida. De hecho la primera pérdida de cualquier persona es su propio nacimiento, pues en ese instante se pierde la protección del útero materno y el recién nacido se enfrenta a unas condiciones ambientales totalmente nuevas a las que tiene qué adaptarse y renunciar, sin opción, al medio que lo protegía, le alimentaba y le era tan propicio. Hoy podemos hablar de duelo ante la pérdida de amistades o personas significativas, de una mascota, del empleo, de la pareja, de proyectos, de imagen, de salud, de país, ciudad o casa; de la posibilidad de engendrar, de objetos materiales y algunos de ellos con un valor irreemplazable… y, de duelos múltiples, cuando se vive mas de uno al mismo tiempo volviendo compleja su elaboración.

Freud define el duelo como “la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces como la patria, la libertad, un ideal, etc.” (O. C. XIV), por eso, es válido y digno decir que quien experimenta el duelo sufre cambios profundos en su comportamiento normal, pero no por ello pensar que padece una enfermedad ya que contamos con la expectativa de una superación de las pérdidas.

El juicio de realidad devuelve al yo la libertad de su libido, muestra que el objeto amado no existe ya y el ‘yo’ se decide, desde su narcisismo, a abandonar su ligamen con el objeto perdido. No es fácil indicar porqué esta transacción que supone una lenta y paulatina realización del mandato de la realidad ha de ser tan dolorosa y displacentera (O. C. XIV - Klein, 1940) y, por lo tanto, el objeto sigue existiendo dentro del psiquismo, sobre invistiéndose, pasa a los recuerdos y a las expectativas libidinales que había en relación al sujeto, clausurando y retirando definitivamente la libido. Suponemos un gran gasto de energía, tiempo y dolor, pero una vez elaborado se encuentra desinhibido para poner su energía en un nuevo objeto, es decir, otras personas, otras metas, a otros ideales…

La elaboración del duelo y la melancolía

Ante el caos interior, que inviste el duelo y la posición depresiva o melancolía de sentimientos de temor e inquietud, Melanie Klein (1940) propone el pinning, es decir, penar los objetos amados. Tanto valor tiene ese dolerse en los objetos amados, como el tratamiento disciplinar que el doliente requiera para favorecer, desde un espacio seguro, un adecuado holding, una escucha sin memoria, sin deseo, sin entendimiento y, un reviere, que

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