EL "CRIMEN"
Enviado por papinana • 10 de Octubre de 2012 • Tesis • 10.152 Palabras (41 Páginas) • 482 Visitas
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EL "CRIMEN"
DE LAS HERMANAS PAPIN
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por G. Vialet-Bine y A. Coriat
Es jueves 2 de febrero de 1933 en la ciudad de Le Mans, departamento del Sarthe. Son
alrededor de las ocho de la noche, la policía municipal se presenta en casa de René Lancelin,
quien no logra entrar en su domicilio, fuerza la puerta del ex procurador judicial y descubre en el
primer piso a la señora Lancelin y a su hija asesinadas, con los cuerpos horrorosamente
mutilados y los ojos arrancados de sus órbitas. En el segundo piso, refugiadas en el fondo de su
lecho y pegadas una a la otra, las dos sirvientas modelo, Christine y Léa Papin, confiesan sin
dificultad haber cometido el doble asesinato de sus patronas, patronas irreprochables, según las
palabras de las propias sirvientas. Únicamente, un incidente menor relacionado con una plancha
descompuesta y un fusible que saltó parece haber desencadenado la “sanguinaria matanza”.
Esta crónica policial, aparecida en la primera plana del periódico local, La Sarthe, abría el
misterio del caso “Lancelin-Papin”, misterio que daría lugar, durante medio siglo, a las más
diversas interpretaciones y a polémicas entre expertos, pero también a creaciones literarias,
cinematográficas y, finalmente, a la instalación de toda una iconografía, lo cual permitió que
cada uno le atribuyera al crimen el color más conveniente para sostener su doctrina o su fantasía.
Retornemos al 2 de febrero de 1933. Toda Francia se apasionará por la historia de las
hermanas asesinas y se dividirá en dos. Unos, los más numerosos, reclaman una venganza
ejemplar. Una canción popular, compuesta durante el proceso, exige al tribunal criminal el
cadalso para las “homicidas”. El otro bando, el de la intelligentsia marxista y surrealista, se
apropia de la noticia policial. Jean Genet se inspira en ella para escribir su obra de teatro Las
criadas. Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir transforman a las dos hermanas en “víctimas” de
la lucha de clases. Simone de Beauvoir escribe: “Sólo la violencia del crimen cometido nos da
una medida de la atrocidad del crimen invisible, en el que, como se comprenderá, los verdaderos
asesinos ‘señalados’ son los amos”. Eluard y Benjamin Péret, desde mayo de 1933 las evocan
como “ovejas descarriadas” salidas directamente de un “canto de Maldoror”.
Entre los surrealistas se instaura toda una imaginería en el corazón de la cual el crimen de
las dos hermanas, al constituir un cuadro para el espectador, aparece como el medio supremo de
expresión. Medio supremo de expresión también el vínculo existente entre ese crimen “insensato,
inusitado, inexplicable” y la vida cotidiana “inmensamente banal” de las dos sirvientas modelo
en una familia burguesa de Le Mans en 1933.Las hermanas Papin Full: 2/15
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Sólo algunos cronistas de talento, tales como Jérôme y Jean Tharaud que cubrían el
acontecimiento para la prensa parisiense, mantienen cierta compostura, desconcertados por el
trágico misterio, por la opacidad del enigma que envuelve a las dos hermanas.
Pero, entonces, ¿qué son? ¿Criminales, víctimas, heroínas, psicópatas? Es cierto que, como
veremos luego, el acto criminal de las dos hermanas contenía ciertas sombras propicias a las
proyecciones de cada espectador. En medio de esta cacofonía de voces y de interpretaciones y en
este clima de contagio emocional, se elevó precisamente una voz que habría de dar sentido a las
variadas visiones parcelarias al calificar el crimen de paranoico.
Es la voz de un joven psiquiatra que acaba de publicar su tesis de doctorado que lleva el
titulo que ya conocemos, “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”, tesis
en la que el caso central se nutre del encuentro de Lacan —pues de él se trata— con la famosa
Aimée en la enfermería de Sainte-Anne.
En el curso de su tesis, también Lacan se apropia de la noticia policial que convulsiona a
Francia. En diciembre de 1933, es decir dos meses después del proceso, Lacan publica, en la
revista surrealista Le Minotaure, el artículo que abordaremos aquí titulado: “Motifs du crime
paranoique: le crime des soeurs Papin”. Ciertamente, Lacan nunca conoció a las hermanas
Papin; para su estudio se basó en la lectura del acto criminal, lectura que lo llevó, por lo demás, a
modificar ciertas conclusiones de su tesis, cuando la tinta aún no se había secado por completo.
De modo que Lacan hace su entrada en el mundo psicoanalítico gracias a las enseñanzas
de su paciente Aimée y de “sus hermanas en la psicosis”, Léa y Christine, del mismo modo que,
en su época, lo hizo Freud de la mano de sus bellas histéricas. El artículo de Le Minotaure marca
un punto de inflexión en su tesis sobre la paranoia de autocastigo y su invención del “estadio del
espejo” de 1936. Punto de inflexión que abre un largo camino por el cual llegará a instaurar y a
precisar las categorías de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real.
RELATO DEL ACTO HOMICIDA
Habiendo pagado la deuda correspondiente a los “Antecedentes” —para parafrasear a
Lacan—, quisiera ahora penetrar en esta historia desarrollando dos puntos. El primero consistirá
en proponer un análisis estructural del acto criminal haciendo hincapié en los rasgos específicos
y singulares que lo caracterizaron. El segundo punto será llegar a comprender quiénes eran las
hermanas Papin y para ello me limitaré a evaluar las características clínicas de su acto.
Singularidad del acto
Enfocaremos cinco aspectos principales:
— el carácter súbito;
— la ausencia de motivo aparente;
— la violencia y la ferocidad;
— su rigor;
— la simetría de las protagonistas.
Son alrededor de las 19 de esa noche de febrero de 1933. La señora y la señorita Lancelin
regresan de una venta de caridad donde han hecho algunas compras menores, compras que
quieren dejar en la casa antes de salir nuevamente a cenar en la ciudad. El ataque sobreviene en
el momento en que las dos mujeres entran en la
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