EL JOVEN DE CARÁCTER

EL JOVEN DE CARÁCTER

Les quiero comunicar algo muy sencillo, que quizás todos lo conocemos, porque lo llevamos dentro. Es un maravilloso don que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros, que no lo podemos evitar, pero lo podemos formar. Muchas veces lo utilizamos de forma muy positiva, y muchas otras nos dejamos llevar por él, ese es el carácter.

¿Qué es el carácter? ¿Qué pensamos cuando decimos de alguien: es un joven de carácter? Con la palabra carácter entendemos la adaptación de la voluntad del hombre a una dirección justa, y joven de carácter es aquel que tiene principios nobles, y en ellos permanece firme, aun cuando esta perseverancia fiel le exija sacrificios. En cambio, es hombre sin carácter, quien contra la voz de su propia conciencia cambia sus principios según las circunstancias, según la sociedad, según los amigos, etc., y se hace traidor a sus ideales desde el momento en que por ellos tenga que sufrir lo más mínimo, porque a ninguno de nosotros nos gusta sufrir. Si tu quieres ser un joven de carácter nadie más lo puede hacer por ti, esto solo depende de tu voluntad, porque aun teniendo la mejor formación y los mejores padres, tú eres el responsable. No nos quedemos sentados a ver que nos cae del cielo, sino a ser jóvenes con vigor dispuestos a obrar y no a soñar.

No hay palabra que hechice tanto nuestra mente como la palabra “libertad”. ¡Soy libre y puedo hacer lo que yo quiero! Tenemos toda la razón, Dios nos ha hecho libres, pero ese don de la libertad lo debemos saber utilizar según nuestros principios, permanecer inquebrantablemente fiel a todo cuanto manda la conciencia, según nuestro carácter.

¿Obstáculos en la formación de carácter? La formación del carácter tiene un gran número de obstáculos, y no es raro que muchos jóvenes como nosotros, tropiecen con ellos y echen a perder su carácter. Como primer lugar tenemos al miedo ¿qué dirán de mí? El joven de carácter no se preocupa del juicio que sus obras merezcan a los hombres, sino del fallo que sobre ellas emita su propia conciencia. Qué triste, por ejemplo, el de aquellos jóvenes que por “amor a la sociedad”, mejor dicho, por temor al ¿Qué dirán?, sostienen conversaciones, hacen cosas, a las que va en contra de sus principios y no sienten la mala influencia del respeto humano.

Otro obstáculo del carácter, como buenos hombres que somos, son las pasiones. En el alma de cada uno de nosotros hay una o dos pasiones grandes; hay algunos vicios que nos dominan. Descubrir estas pasiones y tenerlas a raya, he aquí el camino seguro de la formación del carácter. Sujeta la pasión dominante, y después vencerás las demás con facilidad.

El obstáculo más peligroso es precisamente la marcha lenta. El trabajo de la formación del carácter, es un juego de mucha paciencia que requiere largos años. Necesitamos ser muy honestos con nosotros mismos, ya que de un día para otro no podríamos ser un joven de carácter.

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