EL JUEGO DE REGLAS - Psicología del desarrollo.
Enviado por Clóris Félix Alejandro Alba • 7 de Abril de 2017 • Práctica o problema • 550 Palabras (3 Páginas) • 269 Visitas
El objetivo de esta práctica es describir cómo se desarrolla un juego de reglas. En este caso en concreto vamos a tratar de hacerlo a través del juego: “El Escondite”.
Para ello, he invitado a jugar a unos hijos de unos amigos míos. Quedamos en encontrarnos en una plaza situada cerca de mi casa, en la calle Pazo Solita 4 en la ciudad de Vigo/Pontevedra. Éramos en total cinco participantes (siendo tres niñas, un niño y yo). Los niños tenían entre 6 y 9 años de edad.
El juego consiste en que uno de los participantes, primeramente escogido a través de echar la suerte, encuentre a los demás que están escondidos.
Para tanto, el que tiene que buscar al resto (llamado de “el que cuenta”) tiene que dejarles una ventaja para que puedan esconderse, por ese motivo debe empezar una cuenta atrás desde cincuenta hasta uno, haciéndolo de cara a una pared para que no pueda ver hacia dónde va el resto.
Hay que añadir que en las ocasiones sucesivas, la figura representada por “el que cuenta” será el primer niño que sea descubierto, siempre y cuando no se haya salvado antes.
Una vez que comienza el juego, “el que cuenta” se pone cara a la pared y comienza a contar, los demás niños corren buscando un lugar donde ocultarse. Cuando ha terminado la cuenta a la voz de “¡voy!” comienza la búsqueda. En el momento que descubre a uno de los niños, debe correr hasta la pared donde se ha apoyado para contar y tiene que tocarla diciendo en voz alta “por…” seguido del nombre del niño al que ha descubierto. Si por el contrario, es el niño descubierto es el que alcanza en primer lugar la pared deberá tocarla y exclamar en voz alta “¡por mí!”, para así salvarse y librarse de contar en la siguiente partida.
La primera partida ocurrió sin muchos problemas, pero Natalia (9 años y dos meses), la mayor de los niños participantes, ha intentado en todo momento dominar la situación.
Siendo consciente de su ventaja en cuanto a edad y estatura frente a los demás niños (Jorge de 6 años y medio y Leticia de 8 años y 4 meses), siempre era la primera en salvarse.
Jugamos dos partidas más y siempre pasaba lo mismo, así que he decidido que en la próxima partida yo me salvaría en primero lugar y chivaría a Natalia para que fuera la primera en ser encontrada y no tuviera tiempo de salvarse.
Y así fue. Sin embargo, cuando ésta se percató del ocurrido protestó inmediatamente diciendo:
- ¡Así no vale!-
- ¿Por qué?- pregunto yo – No se ha dicho nada sobre no poder chivar al compañero -
Salen el resto de los niños de sus escondites y se acercan.
- ¡Porque eso es trampa! - se queja y me contesta enfadada – yo no voy a contar y no quiero más jugar a ese juego aburrido y se fue.
Los demás se quedaron mirando unos a otros y luego propusieron hacer otra cosa.
He observado que en el juego en cuestión, aparentemente no ha habido problemas en relación con la diferencia de sexo, sin embargo, en cuanto a la diferencia de edad, sí que hubo evidencia de la influencia y superioridad ejercida por parte de la niña mayor con relación a los niños menores.
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