EL SÍNDROME BURNOUT EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
Enviado por maronel • 2 de Mayo de 2022 • Monografía • 2.554 Palabras (11 Páginas) • 123 Visitas
MONOGRAFÍA
EL SÍNDROME BURNOUT EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
INTRODUCCIÓN – MARCO TEÓRICO
El síndrome de Burnout, fue descrito inicialmente en 1974 por el psiquiatra Herbert Freudenberger, quien realizó las primeras investigaciones sobre el agotamiento profesional.
Él mismo, trabajaba como asistente voluntario en la Free Clinic de Nueva York para toxicómanos, y observó que, al cabo de un periodo entre uno y tres años, la mayoría de sus colegas sufría una progresiva pérdida de energía, desmotivación, falta de todo interés por el trabajo hasta llegar al agotamiento, junto con varios síntomas de ansiedad y de depresión. Sus trabajos se caracterizaban por carecer de horario fijo, tener jornadas largas, un salario muy escaso y un contexto social muy exigente, habitualmente tenso y comprometido.
Freudenberger describió cómo estas personas se volvían más insensibles, intolerantes y hasta agresivas en la relación con los pacientes, con un trato distanciado, en ocasiones cínico y con tendencia a culpar a los mismos de sus propios problemas. Nombró este patrón conductual homogéneo, Burnout, término que refiere a “estar quemado”, “consumido”, “apagado”.
Otra precursora en el estudio de este fenómeno ha sido Cristina Maslach, psicóloga social que investigaba las emociones en el lugar de trabajo. La misma observó que el personal de servicios asistenciales padecía estrés emocional ocasionado por el trabajo y descubrió que los modos de afrontamiento tenían efecto sobre la identidad profesional y sobre el comportamiento laboral. Según Maslach, el síndrome de burnout es una respuesta prolongada a estresores emocionales e interpersonales crónicos en el trabajo y se explica a través de tres dimensiones: agotamiento, cinismo e ineficacia. El agotamiento es la cualidad central del burnout y la más obvia manifestación de este síndrome, y se refiere a acciones puntuales que distancian emocionalmente a la persona de su trabajo, como una forma de sobrellevar la sobrecarga laboral. Por otra parte, el cinismo o despersonalización presenta un alto componente actitudinal y comportamental que se traduce en el intento que realiza el trabajador de poner distancia entre él mismo y los receptores de su servicio, ignorándolos activamente, y considerándolos objetos impersonales, por medio de una actitud cínica e indiferente. Por último, en la ineficacia intervienen elementos cognitivo-aptitudinales que se evidencian en sentimientos de baja realización personal, incompetencia y fracaso.
El síndrome Burnout, se describe entonces como una forma inadecuada de afrontar el estrés, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal. Es definido como un proceso paulatino, por el cual las personas pierden interés en su trabajo, el sentido de responsabilidad y pueden llegar a padecer profundas depresiones.
El agotamiento es físico y psíquico. La persona lleva períodos prolongados en los que se ve afectada por el cansancio y agotamiento. Frente a esto, se deja estar y frecuentemente se automedica encontrándose frente al síndrome, cuando el estrés se hace crónico.
En general, se presenta en personas con características autoexigentes, que tienen dificultades para delegar y dejan de lado sus necesidades básicas. Este mal afecta, sobre todo, a aquellos y aquellas cuyo trabajo tiene una repercusión directa sobre la vida de otras personas.
• FASES DEL PROCESO DE BURNOUT
Tal como propone Manuel Fidalgo Vega en su documento “Síndrome de estar quemado por el trabajo o "burnout" (I): definición y proceso de generación”. se pueden identificar cinco fases en el desarrollo del síndrome.
Fase inicial, de entusiasmo: Se experimenta entusiasmo, gran energía y se dan expectativas positivas al comenzar el trabajo. No importa alargar la jornada laboral.
Fase de estancamiento: No se cumplen las expectativas profesionales. Se empiezan a valorar las contraprestaciones del trabajo, percibiendo que la relación entre el esfuerzo y la recompensa no es equilibrada. En esta fase tiene lugar un desequilibrio entre las demandas y los recursos (estrés); por tanto, definitoria de un problema de estrés psicosocial. El profesional se siente incapaz para dar una respuesta eficaz.
Fase de frustración: Se puede describir una tercera fase en la que la frustración, desilusión o desmoralización hace presencia en el individuo. El trabajo carece de sentido, cualquier cosa irrita y provoca conflictos en el grupo de trabajo. La salud puede empezar a fallar y aparecer problemas emocionales, fisiológicos y conductuales.
Fase de apatía: En la cuarta fase se suceden una serie de cambios actitudinales y conductuales (afrontamiento defensivo) como la tendencia a tratar a las personas (sean pacientes, estudiantes, clientes) de forma distanciada y mecánica.
Fase de quemado: Colapso emocional y cognitivo, fundamentalmente, con importantes consecuencias para la salud. Además, puede obligar al trabajador a dejar el empleo y arrastrarle a una vida profesional de frustración e insatisfacción.
A lo largo de esta monografía, se hará énfasis en cómo este síndrome, afecta en el ámbito profesional educativo. Indicios y consecuencias que transitan los y las docentes de distintos niveles.
DESARROLLO
Tras estudiarse el síndrome Burnout, se descubrió que no es especificó de los profesionales de servicios sociales, sino que abarca un abanico mayor, incluso de profesiones que no impliquen un contacto directo con las personas, ya que el componente estresante está dado en la interacción trabajo-persona y no surge de la interacción social dada entre profesional y receptor del servicio.
Es producto de un quehacer profesional, enfrentado a situaciones difíciles que exigen cada vez más de su rol, al tiempo que sus expectativas no siempre se ven apoyadas por el contexto organizacional en el que desarrolla su labor.
En el caso de los profesionales docentes, las situaciones estresantes son cotidianas. Citando a Extremera y Rey (2001) se define el estrés docente como “una respuesta de estado emocional negativo, generalmente acompañada por cambios fisiológicos potencialmente peligrosos, resultantes de aspectos del trabajo del profesor y mediados por la percepción de que las demandas del trabajo son amenazantes y por los mecanismos de afrontamiento que son activados para reducir esa amenaza”
El ámbito laboral, los continuos emergentes y las exigencias favorecen el surgimiento de estrés que en muchos casos se cronifica, ya que las cargas son mayores que la resistencia subjetiva
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