EL USO DE LAS POLARIDADES EN LA TERAPIA GESTALTICA
Enviado por benoni9 • 2 de Octubre de 2013 • 5.105 Palabras (21 Páginas) • 414 Visitas
EL USO DE LAS POLARIDADES EN LA TERAPIA GESTALTICA
Celedonio Castanedo *
Resumen
Se presenta una corta historia del concepto de las polaridades desde tiempos bíblicos hasta las
aplicaciones modernas, realizadas por Fritz Perls. La teoría de las polaridades se ilustra mediante
aplicaciones en talleres de modalidad gestáltica, a diferentes personas que participan en estos talleres.
Esta aplicación se centra fundamentalmente en los dos opuestos que contiene la estructura de la
personalidad: el “Top-dog” (opresor) y el “Underdog” (oprimido), a los cuales se les hace dialogar entre si
por medio de la técnica de la silla vacía. Se tiene como objetivo en esta confrontación de diálogo la
integración, en una sola unidad o Gestalt, de esas dos partes. (Rev. Cost. Cienc. Méd. Dic. 1981; 2(2): ).
En un artículo anterior (1) enfoqué el tema y el tratamiento de los sueños de los adolescentes, tal como
se perciben y tratan por medio de la terapia gestáltica. Otra de las modalidades de intervención del
facilitador de la terapia gestáltica, es el trabajo centrado en las polaridades, las cuales forman una parte
muy importante de la personalidad.
Fritz Perls no concedió gran importancia a este concepto de polaridades. Revisando los cuatro libros
que él escribió (11, 12, 13, 14), vemos que no se indica en el índice de ninguno de ellos, referencia alguna
a este proceso interno de la personalidad. Cabe decir que en forma paradójica, el concepto de polaridades
contribuyó en gran parte para que Perls crease su estilo de trabajo como terapeuta. Asimismo las
polaridades aportaron elementos muy importantes en la elaboración de la Teoría de los Sueños en la
terapia gestáltica.
Este concepto de polaridades ya existía antes de que PerIs lo mencionase. No obstante se debe a él la
importancia que adquirió en psicoterapia. Desde los tiempos bíblicos se mencionan los opuestos como
polaridades: el bien y el mal, Dios y el Demonio. En psicología aparecen por primera vez, en los trabajos
de Carl Gustaf Jung y su Psicología Analítica (7, 9). Jung cita las polaridades cuando se refiere a los
arquetipos culturales, a los que describe como “la suma de componentes estructurales del inconsciente
colectivo del individuo, una forma universal de pensamiento o idea que contiene elementos de
emociones”. A esto añade que “estas manifestaciones surgen en forma simbólica en los sueños, en los
trastornos mentales, en las fantasías o por medio de procesos que Jung acuña como ‘imaginación activa’ “
(9).
Al hablar de arquetipos, Jung (8) elige al Demonio como el antagonista de Dios, al niño lo sitúa en
contraste con el héroe, a la madre que quiere a su hijo la polariza con la madre que odia a su hijo. Jung
(6) afirma que todas estas características contradictorias y otras como ánima y animus existen en el
hombre como facetas que forman parte de su personalidad. Además enfatiza, que los elementos básicos
psíquicos, negados por la persona a nivel consciente, tienden a desarrollarse en el inconsciente. Todo
esto ocurre según Jung en la misma forma que una sombra tiende a reflejar algo que es real. Como
* Instituto Nacional de Reeducación (INRED), Escuela de Psicología, Universidad de Costa Rica.
7
ejemplo tenemos que una persona que corrientemente piensa algo sin sentirlo, refleja una gran sombra en
la esfera del sentir (6). Esta persona tiende a mantenerse alejada de sentir las emociones, y como
consecuencia, para ella, cualquier erupción de sentimientos puede ser vivida como una situación
atemorizante.
Jung (5) considera que la personalidad contiene en esencia tendencias bipolares, como son
introversión/extroversión, pensar/sentir, sensación/intuición. Afirma que una teoría psicológica de la
personalidad debe sostenerse sobre el principio de la oposición de los conflictos. Dado que para Jung las
tensiones creadas por los elementos conflictivos son la verdadera esencia de la existencia. sin tensiones
no existiría la energía en el ser humano y por lo tanto tampoco la personalidad. Para Jung (8) el contraste
entre las fuerzas psíquicas racionales (conscientes) e irracionales (inconscientes) jamás desaparece.
Añade a esto que los elementos polares no solamente se oponen los unos a los otros, sino que también
se atraen y se buscan entre ellos. El lograr su síntesis conduce a la estructura de la personalidad
balanceada e integrada. Según Jung, la vida es un equilibrio entre opuestos irreconciliables. Reconciliar
estos opuestos sería el objetivo de la psicoterapia (9). Resumiendo: la psicología analítica de Jung percibe
la vida psíquica del individuo como compuesta de dos sistemas complementarios que interactúan entre sí;
el consciente y el inconsciente. “Estos dos polos de la personalidad componen la totalidad psíquica” (4).
Se deriven o no las ideas de Perls, en lo que se refiere a las polaridades, de aquellas de Jung, el hecho es
que ambos autores enfatizaron el mismo principio de diferenciación de opuesto; y la integración en una
sola unidad. Dice Perls:
“La filosofía básica de la Psicoterapia Gestalt es la naturaleza entre diferenciación e integración. La
diferenciación por sí misma conduce a las polaridades. Como dualidades que son estas polaridades
lucharán entre sí y se paralizarán unas a otras, integrando los rasgos opuestos, lograremos que la
persona se complete de nuevo” (13).
Las polaridades surgieron de la noción de “indiferencia creativa” que Perls retomó de Friedlander. Perls
consideraba el pensamiento orientado históricamente de Freud como algo obsoleto, criticando que el
psicoanálisis ortodoxo omitiese el fenómeno de diferenciación. Sobre esta base Perls propuso la
aplicación del ‘‘pensamiento diferenciado” fundamentado en la noción de “indiferencia creativa” de
Friedlander (a quien Perls consideraba uno de sus gurus). El pensamiento diferencial explica que un
acontecimiento dado se relaciona con un punto cero del que la diferenciación en opuestos surge.
Una de las polaridades de diferenciación que Perls solía alternar en la intervención con sus clientes en
psicoterapia, era simpatía/antipatía hacia el cliente. Perls (11) consideraba que no podía existir ningún
crecimiento psicológico si no existía frustración. Por lo tanto el terapeuta gestáltico tenía que aprender
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