¿ES LA CARA EL REFLEJO DEL ALMA?

Dice un célebre proverbio popular que la cara es el reflejo del alma y es cierto que tradicionalmente se ha aceptado la hipótesis de que existe una relación entre los estados emocionales y la enfermedad. Sacerdotes y brujos, meigas y curanderos, sanadores y chamanes, todos, en todas las épocas y culturas, sugieren el poder de lo mágico sobre lo mundano, y de lo psicológico sobre la enfermedad. La repercusión sobre la salud de sentimientos y emociones como los producidos tras el desengaño amoroso o la pérdida de un ser querido, no ha pasado desapercibida para la sabiduría popular y así se refleja por ejemplo, en la literatura, en la que podemos encontrar referencias a corazones rotos y muertes por pesares, mucho antes de que la medicina o la psicología existieran y fueran conocedoras del riesgo de la melancolía para la salud. “El primero falleció. Ella intentó vivir sin el. No pudo y murió” (Sir Henry Wooten).

Pero esta idea de unidad mente-cuerpo se remonta también al alba de la historia de la medicina. Galeno (129-199 d.C), considerado el primer investigador experimental en medicina, dejó escrito en su tratado De Timoribus, que las mujeres melancólicas eran más propensas a desarrollar cáncer que aquellas de personalidad sanguínea, más vitales y seguras de sí mismas. Desde entonces numerosos trabajos sugieren que los sucesos de vida estresantes y la incapacidad para afrontarlos, pueden incrementar el desarrollo del cáncer y reducir la esperanza de vida. Sin embargo, la dificultad del estudio de estas relaciones y los problemas inherentes a los estudios en humanos hacen que la mayoría de estos resultados se muestren inconsistentes y estén sujetos a muchas críticas.

Así ha surgido recientemente una nueva disciplina, la Psiconeuroinmunología, que sumando los esfuerzos de diferentes especialistas en Medicina, Biología y Psicología buscan explicaciones objetivas a los fenómenos de inmunosupresión asociados a sucesos negativos de vida como depresión o situaciones estresantes. Dentro este ámbito de estudio multidisciplinar y entre laboratorios de las facultades de Medicina y Psicología de la Universidad del País Vasco, se ha llevado a cabo en los últimos años esta tesis, con el objetivo general de estudiar los efectos que el estrés social y las diferentes estrategias de afrontamiento del mismo pudieran tener, sobre el equilibrio inmunitario y el desarrollo tumoral.

Los principales resultados de este trabajo revelan, por un lado, que el estrés social provoca no sólo una alteración de la capacidad inmunitaria celular, sino también un mayor desarrollo tumoral de melanoma B16. Por otro lado, un análisis exhaustivo de la conducta nos ha permitido observar que existen diferentes estrategias de afrontamiento del estrés social, y que son los sujetos que muestran una estrategia de afrontamiento más pasiva, los que presentan también un mayor desarrollo tumoral

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