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El Arte De Amar Erick Fromm


Enviado por   •  8 de Febrero de 2013  •  36.389 Palabras (146 Páginas)  •  575 Visitas

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El Arte de Amar

Erich Fromm

PREFACIO

La lectura de este libro defraudará a quien espere fáciles enseñanzas en el arte de amar. Por el

contrario, la finalidad del libro es demostrar que el amor no es un sentimiento fácil para nadie,

sea cual fuere el grado de madurez alcanzado. Su finalidad es convencer al lector de que todos

sus intentos de amar están condenados al fracaso, a menos que procure, del modo más activo,

desarrollar su personalidad total, en forma de alcanzar una orientación productiva; y de que la

satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin

humildad, coraje, fe y disciplina. En una cultura en la cual esas cualidades son raras, también ha

de ser rara la capacidad de amar. Quien no lo crea, que se pregunte a sí mismo a cuántas

personas verdaderamente capaces de amar ha conocido.

Pero la dificultad de la empresa no debe inducir a que se abstenga uno de tratar de conocer las

dificultades y las condiciones de su consecución. A fin de evitar complicaciones innecesarias he

procurado tratar el problema, en la mayor medida posible, en un lenguaje no técnico. Por la

misma razón he hecho la menor cantidad de referencias a la literatura sobre el amor.

Otro problema que no pude resolver en forma enteramente satisfactoria, fue el de evitar la

repetición de ideas expuestas en algunos de mis libros anteriores.

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En particular, es el lector familiarizado con El miedo a la libertad, Ética y psicoanálisis, y

Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, quien encontrará en el presente libro muchas ideas

expresadas ya en aquéllos. Sin embargo, El arte de amar en modo alguno es una recapitulación.

Presenta muchas ideas más allá de las anteriormente expresadas, y, como es natural, también

las viejas adquieren a veces perspectivas nuevas por el hecho de centrarse alrededor de un

tema, el del arte de amar.

ERICH FROMM

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Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien

nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve... Cuanto mayor

es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor... Quien cree que todas las

frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas.

PARACELSO

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I. ¿ES EL AMOR UN ARTE?

¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo.

¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una

cuestión de azar, algo con lo que uno «tropieza» si tiene suerte? Este

libro se basa en la primera premisa, si bien es indudable que la

mayoría de la gente de hoy cree en la segunda.

No se trata de que la gente piense que el amor carece de

importancia. En realidad, todos están sedientos de amor; ven

innumerables películas basadas en historias de amor felices y

desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan

del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que

aprender acerca del amor.

Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente

o combinadas, tienden a sustentarla. Para la mayoría de la gente, el

problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en

amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el

problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor.

Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos,

utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan

poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia

posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser

atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen

otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los hombres

como las mujeres, tales como tener modales agradables y

conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo. Muchas de

las formas de hacerse querer son iguales a las que se utilizan para

alcanzar el éxito, para «ganar amigos e influir sobre la gente». En

realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura

equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de

popularidad y sex-appeal.

La segunda premisa que sustenta la actitud de que no hay nada que

aprender sobre el amor, es la suposición de que el problema del amor

es el de un objeto y no de una facultad. La gente cree que amar es

sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para

ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el

desarrollo de la sociedad moderna. Una de ellas es la profunda

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transformación que se produjo en el siglo veinte con respecto a la

elección del «objeto amoroso». En la era victoriana, así como en

muchas culturas tradicionales, el amor no era generalmente una

experiencia personal espontánea que podía llevar al matrimonio. Por

el contrario, el matrimonio se efectuaba por un convenio -entre las

respectivas familias o por medio de un agente matrimonial, o también

sin la ayuda de tales intermediarios; se realizaba sobre la base de

consideraciones sociales, partiendo de la premisa de que el amor

surgiría después de concertado el matrimonio-. En las últimas

generaciones el concepto de amor romántico se ha hecho casi

universal en el mundo occidental. En los Estados Unidos de

Norteamérica, si bien no faltan consideraciones de índole

convencional, la mayoría de la gente aspira a encontrar un «amor

romántico», a tener una experiencia personal del amor que lleve

luego al matrimonio. Ese nuevo concepto de la libertad en el amor

debe haber acrecentado enormemente la importancia del objeto

frente a la de la función.

Hay en la cultura contemporánea otro rasgo característico,

estrechamente vinculado con ese factor. Toda nuestra cultura está

basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio

mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en

la excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en

comprar todo lo que pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre

(o la mujer)

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