El Ello, Yo Y Superyo
Enviado por coffe.makeup • 28 de Septiembre de 2014 • 620 Palabras (3 Páginas) • 284 Visitas
Sigmund Freud, el creador del Psicoanálisis, veía la personalidad como un sistema dinámico regido por tres estructuras o instancias básicas: el Ello, el Yo y el Superyó. Según él, estas tres instancias pueden explicar nuestras conductas actuales y la manera en que somos. Veamos, a continuación, en qué consisten.
El ello (también llamado “id”) es la instancia de la persona que contiene todos nuestros instintos, nuestros impulsos biológicos innatos (comer, beber, orinar, defecar, defendernos, etc.), nuestro querer y nuestras apetencias. El ello es ciertamente egoísta e irracional, pues busca la satisfacción inmediata de sus deseos y apetencias, sin preocuparse por las situaciones o las circunstancias; por eso decimos que se rige por el principio de placer y que, además, constituye la parte más primitiva de la mente humana. El ello consigue energía gracias a los instintos, los cuales (según Freud) son el motor directo de nuestras actividades: Instintos de Vida e Instintos de Muerte (serán explicados en el próximo artículo).
La mayor demostración del ello en acción son los niños: éstos, desde que nacen, buscan satisfacer sus deseos inmediatamente… defecan y se orinan cuando les viene el deseo, lloran cuando no tienen comida, quieren los juguetes al momento de verlos y se desesperan fácilmente cuando sus deseos no son complacidos. Sin embargo, con el tiempo los niños aprenden a esperar y a comportarse; lo cual se explica con la siguiente instancia: el Superyó.
El Superyó (también llamado “Superego”) es la instancia que actúa como juez o censor del pensamiento y, por tanto, es la parte de la mente que internaliza los valores, la moral, los ideales y lo que ‘debemos hacer’; de esta manera, el superyó es el que determina lo que es ‘correcto’ y lo que es ‘incorrecto’. El ideal del yo es una parte del superyó donde se encuentran todas las conductas que los padres y la sociedad premian y, por ende, aquí se encuentran nuestras metas y aspiraciones (aspiraciones de ser exitoso, de ser mejores personas, buenos profesionales, etc.). Cuando cumplimos con las normas de la sociedad, nos sentimos orgullos; sin embargo, cuando no cumplimos con las normas, el superyó nos castiga internamente por medio de los sentimientos de culpa.
Como podrá suponer, el Superyó y el Ello están en constante disputa y contradicción… están en un constante dilema entre ‘lo que quiero hacer’ y ‘lo que debo hacer’. Y es aquí donde entra el Yo.
El Yo (también llamado “Ego”) es la estructura que trata de equilibrar los deseos del ello y las normas del superyó; por tanto, decimos que se rige por el principio de realidad. El yo es el que observa todo lo que sucede a nuestro alrededor, es el que se percata de todos nuestros pensamientos conscientes y, además, es el que tiene poder para dirigir las conductas (por el Yo nosotros caminamos,
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