El Hombre En Busca De Sentido
Enviado por mitsue • 6 de Julio de 2013 • 3.564 Palabras (15 Páginas) • 306 Visitas
el hombre en busca de sentido
Un psicólogo en un campo de concentración.
Este ensayo no es una historia más que contar sobre sobrevivientes de los campos de concentración, si bien es verdad que es la experiencia del Dr. Viktor E. Frankl, el escrito está más bien enfocado a la verdadera esencia psicológica que implica una experiencia de tal magnitud.
La “selección activa y pasiva” se refiere practicante a que aquellos cuya actitud era calificada como “pasiva” eran los primeros candidatos a las cámaras de gas. Como lo menciona el autor al final del párrafo “los mejores entre nosotros no regresaron”. Solo aquellos que estuvieron dispuestos a hacer lo inimaginable para mantenerse con vida fueron los triunfales sobrevivientes.
El informe del prisionero no. 119.104
Para aquellos que al leer el titulo “un psicólogo en un campo de concentración” pensaron que se trataba de un profesional trabajando en ese sitio, tristemente estaban en un error pues el Dr. Frankl fue allí solo un prisionero mas… el 119.104 para ser exactos. Estuvo realizando trabajos forzados e hiso lo posible para mantenerse con vida, mientras terminaba su escrito científico sobre psicología. En cierta ocasión tuvo que cavar un túnel sin ayuda y como “recompensa” la empresa constructora a la que prácticamente fue vendido como esclavo le concedido un par de “cupones de premio” equivalentes a 6 cigarros cada uno o también canjeable por 12 raciones de sopa, aquellos que no cambiaban sus cigarros por comida eran sin duda los que habían perdido toda ilusión de vivir. Sin embargo este libro más que contener “una triste historia más” está orientado a dar verdaderas aportaciones psicológicas sobre la pura experiencia humana.
Primera fase: el internamiento en el campo.
Esta es la primera de 3 faces de las reacciones mentales de los internos de los campos de concentración.
La fase de internamiento en el campo de concentración está regida por el shock.
En su experiencia nos cuenta que en realidad ignoraba el destino del tren en el que viajaba; fue una gran sorpresa cuando los 1500 pasajeros notaron que se detuvieron en Auschwitz. Al abrirse las puertas del vagón entraron algunos prisioneros que aparentemente no se veían “tan mal” pues parecían conservar cierto humor a pesar de todo, esto le dio un poco de esperanza lo que es psiquiatría denominan: “la ilusión del indulto”, sin embargo esos prisioneros eran especialmente seleccionados para la “bienvenida de los nuevos”.
• La primera selección.
Para la selección les ordenaron hacer 2 filas una hombres y otra de mujeres, y los hicieron desfilar frente a un oficial, quien los observaba meticulosamente y elegía con una señal secreta aquellos aptos para trabajos forzados y aquellos que acabarían sus días en una cámara de gas. Después de la selección los que tuvieron la oportunidad de seguir conservando sus vidas fueron despojados del resto de su pertenecías y hasta de absolutamente todo el cabello de su cuerpo, no sin antes ser azotados con un látigo esto es a lo que se le conocía como: “la desinfección”, después se fueron a duchar, a pesar de todo debían agradecer que por lo menos “aun salía agua de verdad de las duchas”, esta cruel broma se refiere a los relativamente menos afortunados que acabaron sus días en supuestas duchas que en realidad eran cámaras de gas.
• Nuestra única posesión: la existencia desnuda.
Tristemente el autor describe con certeza que estas víctimas en efecto solo contaban ya con la “existencia desnuda” pues literalmente ya ni siquiera bello cubría su cuerpo. Absolutamente nada los ligaba ya con lo que fue su vida pasada es como perder hasta la identidad.
• Las primeras reacciones.
Para empezar se caracterizó por un cierto “humor macabro” derivado del saber que ya no tenían más qué perder. Seguido de la curiosidad que es muy común en todos los seres humanos, ¿Qué pasaría si…? Sin duda suena algo difícil de creer dadas las terribles condiciones pero quizá los prisioneros tenían dudas sobre sus propios límites, ¿hasta dónde es posible aguantar?, Esas son fuertes interrogantes y las respuestas en algunos casos fueron sorprendentes, es ahí donde nos damos cuenta de las capacidades del ser humano.
• ¿”Lanzarse contra la alambrada”?
Aquí citamos nuevamente la pregunta que el doctor le hacía a sus pacientes: ¿Por qué no te suicidas? La frase de lanzarse contra la alambrada significa tocar la cerca electrificada para acabar con el suplicio. Debido a la indescriptible desesperación, y presión de la cual eran presa en algún momento paso por la mente de todos quitarse la vida, sin embargo el Dr. Frankl desde el inicio tenía la convicción de no hacerlo. Pues al final no tenía sentido pues ya estaban muertos en vida y solo era cuestión de esperar, todo ese pánico a la muerte fue desapareciendo, ya la idea de las cámaras de gas no tenía el mismo efecto en su mente, “al fin y al cabo le ahorraban el acto de suicidarse”. Algo muy interesante que menciona casi al final: “ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal”, esa frase justifica el toque de humorismo aun frente a esa situación por la cual nadie desearía pasar, lo percibo con un toque de resignación al respecto y por “anormal” que parezca la reacción no se espera menos ante tal situación igualmente anormal.
Segunda fase: la vida en el campo.
• Apatía.
Esta es la transición de la primera a la segunda fase. Es algo similar a la “muerte emocional”. Al principio los prisiones trataban de aguantar las torturas; sentía añoranza de su hogar y una fuete repugnancia de todo lo que ahora le rodeaba pero al pasar el tiempo no se inmutaban ante las crueles escenas, en realidad, poco a poco, ya no les importaba nada.
• Lo que hace daño.
La apatía y la inminente huida de las emociones humanas eventualmente endurecían a los prisioneros y les hacían soportar los golpes diarios, ya no eran tan dolorosos aunque se producían tras la mínima provocación. En esta fase ya no era el dolor físico lo más hiriente si no la “agonía mental” producida injusticia y la irracionalidad que ahí reinaba.
• El insulto.
“mucho más doloroso que los golpes es el insulto que lo acompaña”, aquí se resume todo, la degradación de nuestro propio ser es lo que más lastima, y en este caso la única defensa existente era la apatía, sin embargo aun hasta un prisionero aparentemente endurecido puede sucumbir ante la indignación de un insulto y explotar.
• Los sueños de los prisioneros.
Los sueños reflejaban la degradación de la vida para los prisioneros a un “nivel
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