El Impacto De La música En Las Emociones
tastyflavour9 de Enero de 2014
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Las emociones cumplen un papel muy importante en nuestras vidas, ya que nos ayudan a reaccionar y responder ante situaciones que serán relevantes para nuestras metas. También nos ayudan a tomar decisiones, nos facilitan el recuerdo de sucesos importantes, y cumplen una función social que nos permite relacionarnos. No obstante, también pueden ser negativas para nuestro desarrollo cuando suceden en el momento inapropiado o con una intensidad inapropiada.
Se generan por el significado que atribuimos a una situación que consideramos relevante. Así pues si el significado cambia, la emoción también cambiará (por ejemplo, si dejas de sentir amor por tu pareja, no te afectará emocionalmente que te diga que quiere romper la relación.)
Cuando sentimos una emoción, respondemos ante ella. Esta respuesta hace que cambie la situación, lo que a su vez puede dar lugar a otra emoción y otro tipo de respuesta distinta. No solo nos hacen sentir, sino que a su vez nos empujan a hacer algo y provocan cambios en nuestra fisiología (sudoración, aceleración del pulso…)
Las emociones poseen también una cualidad imperativa, que significa que pueden interrumpir lo que estamos haciendo y aparecer en nuestra conciencia lo queramos o no.
Cada vez tenemos más pruebas de que la música tiene tanta influencia en nuestro cerebro y emociones como una droga ilegal.
¿Por qué la música puede compararse con una droga? ¿Hasta dónde puede influir en nuestro pensamiento y nuestras emociones?
Para responder a estas cuestiones primero habría que distinguir entre emoción y estado de ánimo.
Un estado de ánimo es un sentimiento prolongado que dura minutos horas, incluso días. Una emoción sin embargo es un sentimiento fugaz, efímero.
La música suele inducir más emociones que estados de ánimo. El musicólogo Deryck Cooke, en The language of music,1959, apoyaba la concepción de que las escalas musicales mayores expresan emociones positivas como la serenidad, alegría, mientras que las escalas musicales menores expresan emociones más negativas como la soledad, el miedo, la desesperanza.
Sin embargo, según la duración y la intensidad de una obra de música, también pueden generarse estados de ánimo duraderos. Una obra musical dulce y romántica puede desatar una noche de pasión, mientras que una obra musical lúgubre, oscura, puede generar estados de ánimo más íntimos.
En pruebas psicológicas también se usa la música. La psicóloga Paula Niendethal , de la universidad de Indiana, necesitaba que los sujetos de sus experimentos se sintieran felices y por ello les ponía piezas de Vivaldi y Mozart. Cuando necesitaba que se sintieran tristes, escogía a Rachmaninov o Mahler.
El ritmo y el tempo se usan para hacer hincapié en notas concretas de unan secuencia tonal, y por tanto matizar la emoción que se está expresando.
En definitiva, la música está muy directamente relacionada con las emociones, tanto es así que cuando escuchamos nuestros temas favoritos es muy casual que nuestro estado anímico cambie, o se generen emociones que nos permitan disfrutar aún más del tema y el sonido, y a la vez misma de la emoción generada.
Imagínense donde llegaran estos estudios acerca de la gramática universal de la música dentro de unas décadas, y en lo que se convertirá vuestro Ipod.
Estarán organizados por directorios que responderán a estados de ánimo diferentes o situaciones a las que nos tengamos que enfrentar. El ipod se convertirá en algo así como un inductor anímico. Un botiquín con toda clase de drogas auditivas que moldearán nuestra mente y por extensión la realidad que nos rodea.
La música se introduce sin filtro hasta lo más recóndito de nuestras emociones, impregnando nuestros pensamientos, ideas, hasta nuestros planes y decisiones, influye en nuestras percepciones tanto de
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