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El Manejo De Los Adolescentes En Clase


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  6.373 Palabras (26 Páginas)  •  274 Visitas

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Educación autoritaria con los adolescentes

- Hay una cosa que sabemos con certeza y es que educar no es un instinto. La naturaleza no nos lo da. Según los tiempos y las circunstancias sociales, en las que nos ha tocado vivir, educar no es lo mismo. Nuestros padres no se cuestionaban casi nada. La educación autoritaria se daba por buena. Pero con lo que hacían nuestros padres, hoy no iríamos muy lejos. Lo que hicieron no estaba del todo bien, aunque tampoco hay que irse al extremo opuesto.

La forma de comunicarse con los hijos adolescentes cambia

- En el momento en que los niños entran en la adolescencia, la comunicación con los padres va a cambiar. Son los hijos los que van a marcar la distancia. Están haciendo el trabajo de separarse de los padres y empiezan a desvalorizarlos, los desidealizan. Cuando los niños son pequeños, los padres somos los más listos, los más guapos, los mejores. En la adolescencia, empiezan a bajarnos de la peana. Nos convierten en algo más humano. También nuestra relación con ellos tiene que cambiar. Cuando son pequeños, los padres solemos ser controladores, porque hay que estar muy pendientes de ellos, pero no nos podemos quedar instalados ahí.

Excesivo control sobre los hijos adolescentes, suele provocar la reacción contraria

- Es otra de las estrategias que ellos utilizan para distanciarse de los padres: Llevar la contraria de lo que decimos y hacemos. Es la contra por sistema. Hay que contar con eso. Si los padres están avisados, pueden cambiar su forma de relación, no querer imponerse en todo. Los hijos necesitan una cercanía, pero no valen los interrogatorios, porque ellos se cierran. No se trata de decirles: siéntate aquí, que vamos a hablar. Eso no da resultado. La postura más inteligente con los adolescentes es morderse la lengua y abrir mucho los oídos. En el momento que menos te imaginas, van y te lo cuentan. Hay muchos padres que se angustian porque no pueden hablar con sus hijos, pero no tienen que preocuparse tanto. Los padres tienen que estar presentes, pero con cierta distancia. No pueden desaparecer, pero tampoco pueden controlarles como cuando eran pequeños. Hoy en día, hay muchos padres que deciden desaparecer, porque sus hijos les rechazan como controladores y el resultado es que encontramos muchos adolescentes muy solos.

El lugar adecuado de los padres en la relación con los hijos adolescentes

- Eso supone todo un trabajo. Primero, hay que entenderlo con la cabeza y luego, ir viendo cómo actuar en cada momento. Yo diría que hay que respetarse mutuamente y respetar la distancia. Los padres no debemos entrometernos en las cosas que son suyas, que son de su responsabilidad. Hoy en día, hay cantidad de padres que van de rescatadores. Al menor problema de su hijo o hija, lo hacen suyo y lo resuelven a su manera. No hay que protegerles de sus problemas. Sus problemas son de ellos y si se los resolvemos, les negamos una experiencia importantísima, que es enfrentarse con las consecuencias de las soluciones que ellos adopten. Si les resolvemos los problemas, nunca van a madurar. Hay muchos chicos casados a los que todavía la madre les está diciendo qué deben hacer. ¿Pero cuándo va a crecer ese chico? Tiene que hacer lo que a él le parezca, aunque se equivoque.

La violencia entre los adolescentes

- Es un tema muy complejo. La agresividad es algo constitutivo de las personas y es algo infantil. Los seres humanos, cuando más agresivos son es entre los 3,5 y los 7 años. A partir de los 8 años, hay que ir controlando esa agresividad. Eso se hace a través de la educación. Cuando la agresividad persiste y se convierte en violencia, la educación ha fracasado. Cuando uno realiza actos violentos es que se mantiene en un estadio infantil y es que la palabra ha fallado. Detrás de todo acto violento, hay un fallo de comunicación. Las palabras son importantísimas. No se trata de poner guardias en los colegios. No se trata de domar a los chavales con premios y castigos. Es algo mucho más complejo

1. INTRODUCCIÓN

En las intervenciones educativo sociales dirigidas a adolescentes en conflicto con la ley penal conviven como en jano dos caras opuestas: el control social institucional y la educación social. Muchas veces tal paradoja no se hace presente ya que falta una de las caras, en general la educativa. Es necesaria esa doble visión, esos supuestos opuestos que deben procurar reunirse, primero manteniendo un equilibrio, para que luego este se rompa hacia lo educativo social. Estas intervenciones no deben tener un efecto morigerador sobre el sujeto, sino que deben plantearse con las características de conservación y de cambio. Conservación en el sentido de adoptar las pautas de convivencia de la sociedad en que nos toca vivir, y cambio como opuesto a la adaptación servil y como reformulación de los proyectos de vida, tendiente a disminuir los niveles de vulnerabilidad al sistema penal, aumentando la vigencia de sus derechos ciudadanos y potenciando las instancias de inserción comunitaria.

2. ¿ES POSIBLE SUPERAR LA PARADOJA?

Partimos de la idea que los adolescentes captados por el sistema de justicia juvenil son extremadamente vulnerables a su poder. El ejercicio del poder punitivo del Estado encuentra en los jóvenes pobres buenos candidatos para sus políticas represivas. Pero malos destinatarios de las políticas sociales, no porque las rechacen, sino porque ellas no les llegan. En estos últimos años hemos experimentado un aumento de las detenciones policiales a los niños, niñas y jóvenes, así como un aumento de las políticas del Ministerio del Interior en áreas que no son su competencia habitual. Esto lleva implícito algunos peligros ya que corremos el riesgo que muchas de las políticas sociales dirigidas a los y las jóvenes queden en manos del órgano encargado de la función represiva del Estado.

Consideramos necesario entrar en el tema específico de este trabajo con varias preguntas que desde nuestra perspectiva, y desde nuestro marco referencial pretendemos responder, aunque sea en forma parcial. ¿Por qué hablar de acción educativa cuando trabajamos con adolescentes en conflicto con la ley? ¿Medidas socioeducativas o sanción educativo social? ¿Qué quiere decir –para nosotros- una sanción educativo social? ¿Qué significa lo educativo social? ¿Qué contenido tiene una acción educativa en ese contexto?

Es necesario desenmascarar, problematizar algunos conceptos que se han naturalizado. Cuando se habla de "medidas socioeducativas", "medidas de seguridad educativa", etc. no se da la dimensión real a esos conceptos. Cuando se aplica una "medida" a un adolescente por una infracción parece algo inocuo, algo bueno para él. Pero digamos las cosas por su nombre, tanto las "medidas de libertad asistida",

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