El Pensamiento Salvaje

El pensamiento del hombre primitivo estaba basado en funcionalidad, es aquí donde el lenguaje toma un papel interesante en dicho pensamiento, ya que el hombre primitivo comenzó generalizando todas aquellas cosas que le resultaban desconocidas pero cuando algo le era útil e interesante, cobraba un nombre propio, especifico, he aquí donde el hombre primitivo diferenciaba las cosas que le eran útiles y las demás solo tenían nombre generalizados, sin llegar a detalles específicos, ya que le eran irrelevantes. El autor cita el ejemplo de las hierbas, si una hierba era curativa o tenía algún beneficio para él, le otorgaba un nombre específico y a las que no, simplemente eran categorizadas como hierbas malas. Clasificar sus plantas por el interés y uso me parece algo muy funcionalista. El pensamiento humano es así, desde la era primitiva a nuestros días, es algo natural de la raza humana.

Actualmente nos regimos bajo dicho razonamiento, tendemos a generalizar la mayoría de la información, hasta que algo nos resulte funcional o interesante, es cuando indagamos más y categorizamos y especificamos hasta donde sea posibles, y convertirnos dicho tema en una especialidad. Como ejemplo de este comportamiento podemos mencionar un estudio científico donde ya es relevante el hacer un estudio profundo, crear clasificaciones, tipos, subtipos, etc. Tal ejemplo de esto puede ser la clasificación de las especies, razas, elementos químicos, ciencias, etcétera, para poder identificar los usos, efectos, consecuencias y ventajas de cada uno entre otros. Hoy en día el ser humano clasifica de dicha manera todo su entorno, bajo las normas del estudio científico, de esta manera, dichas clasificaciones son fundamentas y avaladas por un estudio extenso y especializado.

Esta lectura nos muestra que el humano sigue siendo teniendo rasgos primitivos, ya que forman parte del instinto de supervivencia y adaptación, claro, seguimos teniendo dichos rasgos pero ahora son más sofisticados gracias al proceso que la humanidad ha tenido, es bueno recordar nuestros orígenes como especie y reconocer que son funcionales.

Bibliografía

Strauss, C. L. (1962). El pensamiento salvaje. Paris.

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