El hombre en busca de sentido (resumen)
Enviado por Jesus963 • 13 de Enero de 2018 • Resumen • 1.544 Palabras (7 Páginas) • 362 Visitas
Primera parte
Un psicólogo en un campo de concentración
Frankl aclara que esta obra no es un mero informe, sino un relato de experiencias personales por las que muchos han pasado. La finalidad principal descubrir cómo estas experiencias afectaban la psicología de un prisionero en un campo de concentración.
Inicia hablando sobre la lucha diaria por sobrevivir y donde en algunas ocasiones la vida propia exigía la muerte de otro, pareciera que ahí, las consideraciones morales no existieran. Los prisioneros en aquellos campos eran despojados de todo, incluso hasta de sus propios nombre, siendo reducidos a simple números y prácticamente vendidos y tratados como simples esclavos.
El informe del prisionero n.° 119.104
Un ensayo psicológico
Esta experiencia en los campos de concentración, Frankl la divide en tres partes: internamiento, adaptación y liberación.
Respecto a la primera fase, la del internamiento en el campo, cuyo síntoma característico es el shok. Relata como 1500 personas fueron trasladadas de un lugar a otro durante varios días, en cada vagón aproximadamente 80 personas, parados día y noche. Llegados a su destino, lo primero que le hicieron fue “desinfectarlos”. Las condiciones en las que vivía eran sorprendentes y de alguna manera desmentían aquellos mitos que aseguran la poca resistencia del cuerpo humano, resalta que el hombre es capaz de acostumbrarse a todo. La idea del suicidio era constante, Víctor se juró así mismo jamás hacerlo.
Sobre la segunda fase, la vida en el campo. Habla el autor de cómo, poco a poco fueron muriendo emocionalmente hasta caer en la apatía, en esta etapa era norma y no causaba ninguna reacción emocional hasta la acción más burda y cruel. Esta anestesia emocional como la llama Frankl, era un mecanismo de defensa que el mismo prisionero se construía. Toda aquella vida de represión, provocaba que durante los sueños lo vida interior reprimida se manifestaran durante los sueños, todo deseo insatisfecho en la realidad es saciado en los sueños, algunas veces eran pesadilla. El autor describe una ocasión en que un compañero tenía una pesadilla y estuvo a punto de despertarlo pero se dijo así mismo que «…ningún sueño, por horrible que fuera, podía ser peor que la realidad…» La comida era sorprendentemente racionada, pero más sorprendente aún era como con aquella mínima cantidad de comida podía realizar los forzosos trabajos a lo que eran sometidos.
En medio de todos estos acontecimientos, y de las muchas otras situaciones que se vivía en los campos de concentración, el autor define al amor como la meta más alta a la que le hombre puede aspirar y que a pesar de no tener absolutamente nada el hombre sigue siendo capaz de alcanzar la felicidad a través del amor, el cual puede llevar al hombre a trascender todo obstáculo físico y llegar a lo profundo del ser espiritual. La imaginación se convertía en aliada combatiente contra aquella vida, con la imaginación huían a los hechos felices del pasado. El humor también se convertía en un arma de supervivencia, el cual proporcionaba al recluso un distanciamiento somero de la realidad.
Hace mención de un término que llama mi atención, “felicidad negativa” refiriéndose a que los únicos placeres a los que los reclusos tenían acceso eran no a obtener algo, sino a librarse de algo, es decir, el placer no consistía en disfrutar de cierto objeto sino que era disfrutar de aquella sensación por carencia, por la ausencia de dolor. Todos en cada circunstancia buscaban la manera de encontrar algún privilegio que les permitiera por lo menos un goce pasajero.
Dedica un subtema a relatar la importancia que adquiría la soledad para el recluso en aquellas condiciones en que se encontraba. Así como podía llegar a disfrutar de la compañía del otro también deseaba estar a solas consigo mismo ante la vida comunitaria en que constantemente eran observados, lógico era que estuviera presente dicho deseo de soledad y de encuentro consigo mismo.
En esta segunda fase en la que Frankl posiciona al recluso, otra de las actitudes que este había tomado era el miedo a tomar decisiones o a tener alguna iniciativa puesto que además del nulo valor que tenían sus vidas sabían que las consecuencias de sus acciones eran tan variadas como inciertas.
La irritabilidad, menciona Víctor, eran al igual que otros aspectos ya mencionados, era también un mecanismo de defensa, que a su vez era resultado de otros factores como por ejemplo el sueño, hambre, cansancio, etc. Estos causados a su vez por las condiciones en las que dormían tanto por la calidad como por la cantidad, así como también en los alimentos, no solo en la cantidad sino también por la calidad, pues a pesar de las pequeñas raciones, la carga calórica era mínima como para mantener con energía al individuo.
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