El hombre en busca del sentido. El estado mental de un prisionero en un campo de concentración
Enviado por alis69 • 11 de Abril de 2016 • Ensayo • 4.093 Palabras (17 Páginas) • 464 Visitas
[pic 1]
INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES CENTRO UNIVERSITARIO ELISE FREINET
ALISBERTH TAPIA LÓPEZ
ADMINISTRACIÓN EN LOS SERVICIOS DE ENFERMERÍA
EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO
LICENCIATURA EN ENFERMERÍA 5TO SEMESTRE
M.C.E. MARTHA ELENA HERNÁNDEZ ROSALES
FEBRERO – JULIO – 2016
INTRODUCCION
El estado mental de un prisionero en un campo de concentración tiene muchas perspectivas negativas desde el momento que es esclavizado y arrebatándoles su propia despersonalización toda parece irreal, está era su única voluntad de vivir desaparecía cada día, cada hora, cada instante era imposible, e incluso como un sueño, ellos eran representado con un número de prisionero, uno se convertía literalmente en un “número”, que estuviera muerto o vivo no importaba, ya que la vida de un número era totalmente irrelevante y menos aún importaba lo que había tras aquel número y aquella vida, su destino, su historia o el nombre del prisionero, ya tenían bastante suerte con conservar su cuerpo que, al fin y al cabo, seguía respirando.
Dejemos a un lado el sufrimiento, las premuras, los castigos, los latigazos y la ración miserable de alimentos que les ofrecían al día ellos solo tenía en mente si valdría la pena este sufrimiento o si el sufrimiento algún día acabaría con ellos, la ”Vida” no significa algo vago, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre distinto, cada prisionero añoraba la libertad y el placer de ser liberado tan solo en sus sueños ya no para soportar lo terrible cómo de su existencia, desgraciado aquel que no viera ningún sentido en su vida, ninguna meta, ninguna intencionalidad y, por tanto, ninguna finalidad en vivirla, ése estaba perdido ya que no espera de la vida.
DESARROLLO
En esta obra relata que el Doctor Frankl, es psiquiatra, escritor y a la vez, fue un hombre que ha base de sufrimiento soporto la vida y todos sus compañeros pensaban en una solo palabra (Esperanza) la última de las libertades humanas, él solo pensaba en la voluntad de vivir y una de sus frases que se reduce todo el libro; “vivir es sufrir, sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento”, la vida tiene un objetivo el saber vivirla y enfrentarla a través de obstáculos y callejones sin salida teniendo como escenario un campo de concentración.
En la arena se requiere todas las capacidades para poder sobrevivir así como permitir y permanecer en ella, dejemos a un lado el sentido emocional, sentimental y la apatía, en este campo de concentración tienes que ser audaz, autentico, factible, eficaz, capaz y reflejar todos tus conocimientos, pensamientos y hasta predecir el futuro, en este escenario me refiero a una área hospitalaria que todo paciente entra a la arena con un número de seguro social, no identificado, ni el paradero con su nombre, esta capacidad humana tiene que afrontarse, deducir el diagnóstico y pronostico del usuario, cada batallón tiene su complejidad, el saber hacer bien las cosas, pero ante todo el saber sobrevivir, el seleccionar la mejor opción para poder pasar a la siguiente prueba.
El informe del prisionero n° 119.104 trata de sus experiencias como prisionero común, y la mayor parte del tiempo estuvo clavando y tendiendo traviesas para el ferrocarril, a base de sufrimiento, esclavitud llego a un campo de concentración quitándoles la libertad y la voluntad de vivir así como ir muriéndose lentamente.
Desde un comienzo se experimentaba el proceso de administración desde los alimentos, así como sus cupones de premio que iban acumulando por el enorme trabajo y las horas trabajadas sin cobro alguno, podían canjearlo por cigarros, raciones de sopa e incluso zapatos de madera. Todo era miserable y existía una escalera de mandos y superiores que tenían el cargo desde el oficial, los capos, los SS, los sirvientes y los miserables o esclavos.
El síntoma que caracteriza la primera fase es el shock, el silbato de la locomotora tenía un sonido misterioso, como si enviara un grito de socorro, así se llamaba Auschwitz un solo nombre matanzas indiscriminadas, comenzó la recepción de las pertenecías, los papeles de identificación, joyas, alhajas, reloj, así como el desnudo de ropa, solo faltaba una cosa el despojo de su identidad personal y emocional ya que fue lo único que les costó desprenderse con el paso del tiempo en ese internamiento en el campo.
En el área hospitalaria hay algo similar desde que el usuario entra a un área de recepción desprendiéndolo de sus pertenecías, sus joyas, su pudor como el usurpar su ropa y principalmente el no saber su identidad sino asignarle con un número de cama o un número de paciente y no con su personalidad identificada o propia, es así como tiene semejanza en una arena de concentración.
La primera selección forma parte de la capacidad y la ilusión mediante la selección significada por un juego de dedos izquierda y derecha representando la vida y la muerte, contribuido desde el punto de vista del saber morir a tiempo, o sufrir paulatinamente sin contar el tiempo de gran alivio o si en algún momento poseían la existencia de la vida.
A todos los prisioneros les habían quitado su dignidad, su espiritualidad y su integridad, todos los sospechosos de tal delito pasaron por humillaciones, golpes, azotes con latigazos, gritos, sufrimientos como el soportar el frio, el calor y el caminar con desnudes en los pies, pasando hambre, estaban deshidratados y desnutridos así como fuertes castigos de jornadas de trabajo que duraban bastante tiempo.
Aquellos no eran personas, eran más que esclavos con el paso del tiempo habían perdido esa clase de ilusión, religión, humor, sexualidad y añoranza a la libertad, esa fría crueldad que llego a sus destinos, acorralándolos y rodeándolos hasta finales del resto de su vida, frase de Frankl “Hay cosas que deben hacernos perder la razón, o entonces es que no tenemos ninguna razón que perder” La reacción de un hombre tras su internamiento en un campo de concentración representa una situación anormal por estar aislado y preso a la vez.
El prisionero pasaba de la primera a la segunda fase en la que llegaba a una especie de muerte emocional, la primera era la añoranza sin límites de su casa y de su familia, seguía después el desagrado de todo el sufrimiento, sin piedad en formas extremas que se podía resumir en que era el escaso sentimiento que en ellos despertaba. La segunda etapa era la apatía, el adormecimiento de las emociones y la insensibilidad en ese momento no era tanto el dolor físico, sino lo que más los hacia herir, y la agonía mental causada por la injusticia y por lo irracional.
...