El niño posee una historia desde el momento de la concepción

1. El niño posee una historia desde el momento de la concepción, y es influenciado en cierta forma por elementos externos y que a su vez es sensible al estado físico, hormonal y emocional de su madre. “Es el heredero de la historia del niño imaginario de sus padres”. Además estos depositan en el sus logros, miserias, frustraciones, etcétera.
2. Según el texto no existiría un modelo innato de actitudes materiales en las madres. Madre e hijo no empiezan a organizarse y a encontrar una ritmicidad común hasta el cuarto día. El instinto maternal no nace repentinamente a causa de una predisposición innata que se manifestaría al nacimiento de un hijo. Es la resultante compleja de la historia de cada madre, las rápidas indicaciones que acabamos de dar ponen ya de manifiesto la cantidad de conflictos que pueden producirse.
3. Los dos primeros años de vida para la futura salud mental del sujeto se consideran importantes porque se conforma la personalidad, psicosexual, desarrollo del lenguaje y motricidad, constitución del aparato psíquico y desarrollo social.
4. Winnicott llama campo de la ilusión a que el niño tiene una ilusión segura y reconfortante de poseer la capacidad de encontrar una respuesta satisfactoria a sus necesidades y una salida feliz a sus tensiones. La madre deberá responder en el momento oportuno a las necesidades de su hijo.

La desilusión debe ser progresiva y seguir a la capacidad del niño para compensar su debilidad, por medio del acceso a una actividad mental y a una comprensión que le permitirán soportar la conciencia de su dependencia. Una desilusión demasiado brusca rompe la experiencia de continuidad del niño y amenaza la organización de su yo.

1. En la teoría del apego se establecen los vínculos afectivos primarios importantes entre los individuos, además la importante influencia sobre el desarrollo del niño, de la forma en la que ha sido tratado por sus padres y principalmente por su figura materna.

Hay tres tipos  de apego:

1. Apego seguro: El individuo tiene confianza en que su progenitor estará disponible en caso de sustituciones adversas o temibles. Con esta seguridad, se siente animado a explorar el mundo.
2. Apego angustiado ambivalente: El individuo no tiene certeza que su familia estará disponible. A causa de esta incertidumbre, siempre se halla sometido a la angustia de la separación, y se muestra angustiado para explorar el mundo.
3. Apego angustiado “evitador”: El individuo espera ser rechazado. Trata de ser autosuficiente en lo afectivo, y puede calificarse de narcisista y poseedor de un falso yo.

1. Los organizadores del psiquismo son tres:

1. Sonrisa: responde a un estímulo, aparece entre los 2 y 3 meses y marca un inicio de diferenciación del objeto, es decir, el mundo exterior. Para que la sonrisa se lleve a cabo es necesario que el rostro del observador este de frente, que se mueva y que sus ojos sean visibles.
2. Angustia del ,octavo mes: Aparece una reacción en el niño: llora cuando está en presencia

 de un de extraño y cuando su madre se aleja.

1. Adquisición del no: El niño adquiere primero el gesto, después el no.

1. El espacio del juego, intermediario entre el niño y su madre, que permite al primero elaborar la separación de aquella: la descripción de “objeto transicional” y de los “fenómenos transicionales”. Es habitual ver a un niño, de 4 a 12 años, vincularse a un objeto particular, que succiona o aprieta contra sí y que se manifiesta indispensable en el momento de adormecerse. El objeto transicional constituye simultáneamente “una parte casi inseparable del niño”, distinguiéndose en esto del futuro juguete que percibido como realmente separado, pero adquiere también la primera “posesión de alguna cosa que no soy yo”. Además en esta función del juego el, es en donde muestra todos sus fantasmas internos y se independiza.

La palabra está asociada a los intercambios corporales, el niño adquiere las palabras procedentes del conjunto del ambiente, pero sobre todo de la madre, cuyas entonaciones el niño aprende rápidamente a reconocer. La palabra materna se convierte en un punto de referencia íntimamente asociado a las experiencias de placer o de desagrado que la acompañan. Por intermedio de la palabra se subjetiviza al niño.  

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