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El rol del Psicólogo en la promoción de los Derechos Humanos de las mujeres desde una perspectiva de género”


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2016  •  Monografía  •  3.438 Palabras (14 Páginas)  •  364 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE PSICOLOGíA

Seminario Pre-Grado

“Violencia contra las mujeres. El rol del Psicólogo en la promoción de los Derechos Humanos de las mujeres desde una perspectiva de género”

Docente a cargo:

Dra. Constanza Galina Andrioli

Alumnas:
Lujan Martínez, Coral   Leg. L-1486/9

Tasso, Romina               Leg. T-0636/0

Colombo, M. Virginia   Leg. C-2732/4

Año 2015

Introducción.

Dentro de la problemática “Violencia hacia las Mujeres” elegimos trazar un recorrido para poder reflexionar sobre el surgimiento y prolongación en el tiempo de la misma, los diferentes tipos de violencia y maneras de abordaje teórica-prácticas y legales. Por un lado porque fue uno de los temas que más trabajamos en el transcurso del seminario y por otro lado, porque es una problemática que nos interesa y nos atraviesa a cada una de nosotras.

Teniendo en cuenta que la violencia hacia las mujeres a lo largo de todos los ciclos vitales (niñas, jóvenes, adultas y adultas mayores) por motivo de su género es un fenómeno que se registra en todo el mundo, así como también que las diversas instituciones y estructuras sociales naturalizan la desigualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos (familiar, educativo, sanitario, laboral, político, gremial, cultural, comunitario, religioso, sexual, etc.) adherimos a la idea de que la violencia hacia la mujer es el delito más común pero el menos castigado, en relación a su visibilidad e invisibilidad que le son propias.

Además ante los datos estadísticos actuales, que son alarmantes y preocupantes, ya que se registran cada vez más casos de femicidio, abusos, maltratos, redes de trata, muertes por abortos clandestinos, etc.; ante el gran movimiento de mujeres que se expresó en la marcha “ni una menos” del presente año el día 3 de junio y a pocos día de conmemorarse el el Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, creemos necesario y preciso reflexionar sobre esta grave problemática, considerando que es un emergente social que consta de mucha importancia actual, que los estudiantes de psicología como futuros operadores de la salud mental nos debemos comprometer y formar en el abordaje de esta problemática desde nuestra disciplina, en diálogo y relación con otras, para contribuir a erradicar la violencia, prevenir nuevos casos, desterrar viejos y ofensivos prejuicios y alcanzar algún día la libertad y plenitud que nos merecemos.

“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”.


Desarrollo

Para pensar la violencia hacia las mujeres en la actualidad nos parece necesario  dar cuenta de cómo se gestó la desigualdad de género a lo largo de la historia de la humanidad, es decir como las condiciones económicas, sociales y políticas van determinando estas diferencias. Después de investigar sobre diferentes lineamientos en relación al surgimiento del patriarcado decidimos apoyarnos teóricamente en la teoría Marxista ya que proporciona una base científica para analizar las raíces profundas de la opresión de las mujeres.

La subordinación y opresión de las mujeres por los hombres se desarrolla en el largo proceso de la disolución de la primitiva sociedad comunista. El surgimiento de las clases contradictorias y antagónicas determino la creación de una fuerza especial, el Estado, dedicada al sometimiento y la represión de la mayoría de la población.

El primer antagonismo que apareció en la historia coincide con el desarrollo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino.

El largo camino de la evolución humana muestra que los progresos en la producción de los medios de existencia han sido acompañados por las distintas formas de familia y sistemas de parentesco. La división de tareas se daba por aptitudes, por edad, por sexo y no implicaba opresión alguna. Todos trabajaban y cada uno disponía de los instrumentos de producción, no había propiedad `privada.

Las mujeres se ocupaban de la elaboración y administración de los alimentos, la confección de vestidos. Tenían a su cargo, también, el cuidado de los niños, ancianos y enfermos. Conocían hierbas medicinales y transmitían experiencias valiosas sobre la naturaleza.

La disciplina y la organización del trabajo se mantenían por la tradición o por la autoridad y el respeto personificado en los ancianos y en las mujeres. La filiación era por la línea materna. Todo esto daba a las mujeres una posición preponderante dentro del clan familiar.

El desarrollo de la producción exigió la división social del trabajo diferenciándose en nuevas funciones y tareas. El excedente solo alcanzaba para mantener una minoría encargada de las funciones de dirigir, investigar nuevas técnicas y organizar el trabajo, la gran mayoría siguió dedicada al trabajo manual. Así surgió la división del trabajo manual e intelectual.

Paralelamente la familia fue transformando sus formas hacia matrimonios en pareja, se mantenía la filiación materna pero esta nueva forma de familia introdujo un elemento nuevo, “junto a la verdadera madre, había un verdadero padre”.

Con el tiempo los sectores dirigentes se fueron apropiando de las tierras y bienes de la comunidad, creció la desigualdad entre familias ricas y pobres y se fue disolviendo el régimen de propiedad colectiva pasando a la propiedad privada.

La existencia de las economías independientes fortaleció un tipo de familia cada vez más cerrada y se produjeron nuevas divisiones de trabajo entre varones y mujeres, asignando a los varones el ámbito público (economía, política y guerra) y a la mujer el ámbito privado (hogar, familia). Los hombres pasaron a ocupar un lugar preponderante también en la casa y esta realidad entro en contradicción con la filiación y herencia por vía materna. La autoridad efectiva del hombre permitió abolir la filiación materna y dar lugar a la familia patriarcal.

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