Emociones, Sentimientos, Afecto. El Desarrollo Emocional
Enviado por johaavila • 5 de Noviembre de 2013 • 1.848 Palabras (8 Páginas) • 1.014 Visitas
Emociones, sentimientos, afecto. El desarrollo emocional
(Por Prof. Bartolomé Yankovic, setiembre, 2011)
En general se aplica la palabra emoción para describir todo estado,
movimiento o condición por el cual el hombre advierte el valor o importancia que una
situación determinada tiene para su vida, sus necesidades o sus intereses.
Las emociones pueden ser consideradas como la reacción inmediata del ser
vivo a una situación que le es favorable o desfavorable; es inmediata en el sentido de que
está condensada y, por así decirlo, resumida en la tonalidad sentimental, placentera o
dolorosa, la cual basta para poner en alarma al ser vivo y disponerlo para afrontar la
situación con los medios a su alcance.
Los sentimientos, en cambio, son la expresión mental de las emociones; es
decir, se habla de sentimientos cuando la emoción es codificada en el cerebro y la
persona es capaz de identificar la emoción específica que experimenta: alegría, pena,
rabia, soledad, tristeza, vergüenza, etc.
La mayoría de las definiciones de emoción distingue cuatro elementos:
- La situación estímulo que provoca una reacción;
- Se produce una experiencia consciente con un tono positivo y negativo, de la
emoción que sentimos;
- Se genera un estado de activación fisiológica en el organismo a partir del sistema
neuroendocrino, lo que significa que las emociones tienen un sustrato físico, y;
- Se produce una conducta que acompaña por lo general a las emociones: alegría,
miedo, etc.
Los sentimientos, entonces, pueden definirse básicamente como la
expresión mental de las emociones, lo que incluye la idea de darse cuenta de las
emociones que se experimentan.
Los niños pequeños exteriorizan
sus emociones con facilidad; pasan de la rabieta
al llanto… y a la risa, con gran facilidad; los
adultos, a partir del aprendizaje social, aprenden
a modular la expresión de sus emociones. Sin
embargo, las emociones se producen en forma
independiente de la voluntad y que alguien
desarrolle destrezas para ocultarlas sólo explica
una capacidad de ocultamiento, pero de ninguna
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manera niega el hecho de la emoción misma, que siempre se experimenta como un
fenómeno interno.
El afecto
En general se suele identificar y relacionar el afecto con la emoción, pero
son fenómenos distintos aunque, sin duda, relacionados. Mientras la emoción es una
respuesta individual interna que informa de las probabilidades de supervivencia que
ofrece una situación, el afecto es un proceso de interacción social entre dos o más
personas.
Dar afecto implica realizar un trabajo no remunerado en beneficio de los
demás: hacer un regalo, visitar a un enfermo, explicar un concepto o una idea a un
compañero de curso, demandan un esfuerzo: el afecto es algo que se transfiere. Por eso
se dice que las personas dan afecto y reciben afecto. Las emociones, en cambio, no se dan
ni se quitan: se experimentan.
Hoy por hoy la psicología tiende a afirmar que el afecto es una necesidad
básica, fundamental. De hecho, no hay ninguna duda que el desarrollo personal es
precario, incompleto, sin desarrollo emocional, afectivo. Casi en forma intuitiva los padres
conocen este hecho; estimulan a los bebés y a los niños y están pendientes de su
desarrollo físico, intelectual, y social afectivo.
Emociones básicas y emociones cognoscitivas superiores
a. Básicas
Los investigadores discrepan en los que atañe al número de emociones básicas,
pero existe consenso para incluir entre ellas, la alegría, la aflicción, la ira, el miedo,
la sorpresa y la repugnancia. No existe cultura alguna de la que estén ausentes
estas emociones. Además, no son aprendidas sino que forman parte de la
configuración del cerebro humano. Esto se corrobora, por ejemplo, con los bebés
ciegos de nacimiento, donde se observan las expresiones faciales típicas de estas
emociones: sonrisas, muecas de dolor, etcétera. Las expresiones emocionales no
son como las palabras, que difieren de una cultura a otra; se asemejan más a la
respiración… porque forman parte de la naturaleza humana.
b. Cognoscitivas superiores
Las emociones cognoscitivas superiores difieren de las emociones básicas en varios
aspectos. No son tan rápidas y automáticas como las emociones elementales ni
están asociadas universalmente a una única expresión facial. El amor puede servir
como ejemplo; aunque es posible el amor a primera vista, es relativamente
infrecuente. Es más normal que el amor crezca de manera gradual a lo largo de
varios días, semanas o incluso meses. Esto contrasta con el sentimiento de temor,
que se apodera de una persona en cuestión de milisegundos. Mientras el temor
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resulta fácilmente reconocible por su expresión facial típica, no hay expresión
facial específica asociada al sentimiento amoroso.
Las emociones como el amor, son descritas como emociones cognoscitivas
superiores, porque implican un procesamiento cortical mucho más intenso que las
emociones elementales. Mientras que estas se procesan en buena medida en las
estructuras subcorticales que yacen bajo la superficie cerebral, las emociones como el
amor aparecen más asociadas a áreas del neocórtex, que es la parte del cerebro que más
se ha expandido en los cinco últimos millones de años de la evolución humana.
El neocórtex (*) es el asiento de la mayoría de nuestras capacidades
cognoscitivas más complejas, como el análisis lógico, la formulación de modelos, y la
formulación de hipótesis y predicciones, por ejemplo.
(*) El neocórtex: del griego, néos [nuevo], y del latín, cortex, [corteza], puede definirse
como la corteza cerebral más reciente en el proceso evolutivo y que en la especie humana
alcanza el máximo desarrollo, ocupando gran parte de la superficie cerebral.
Que las emociones cognoscitivas superiores sean más corticales que las
emociones básicas significa que están más expuestas a la influencia de los pensamientos
conscientes, lo que probablemente hace posible, a su vez, que las emociones
cognoscitivas superiores sean más susceptibles de variación cultural que las emociones
básicas o elementales. No obstante, a pesar de su mayor variabilidad cultural,
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