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Eneagrama De Los Mecanismos De Defensa (Marcelo Aguirre)


Enviado por   •  12 de Mayo de 2013  •  2.669 Palabras (11 Páginas)  •  751 Visitas

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ENEAGRAMA DE LOS

MECANISMOS DE DEFENSA

Por Marcelo Aguirre

Introducción

Originalmente en el psicoanálisis freudiano, la noción de mecanismos defensivos alude a cierto conjunto de comportamientos y procesos psíquicos de raíz inconsciente que con más o menos eficacia tienen a evitar el conflicto neurótico entre las exigencias de la pulsión (ello), el principio de realidad (yo) y los imperativos morales (super-yo); procurando así evitar también afectos displacenteros que surgirían como consecuencias de dicho conflicto.

Claudio Naranjo tuvo la genialidad de reorientar el estudio de los mecanismos de defensa situándolos no ya en el contexto del conflicto pulsional, sino dentro de la “psicodinámica existencial” de los nueve tipos básicos de personalidad o eneatipos. En este nuevo horizonte de interpretación psico-ontológico, los mecanismos de defensa son vistos como intentos fallidos del ego por suplir su originaria desconexión respecto del ser, y evitar así el sufrimiento que le es consecuente. Los mecanismos de defensa serían, de este modo, los principales representantes de los automatismos del ego; su origen estaría en la mencionada desconexión respecto del ser, lo que en la expresión del psiquiatra chileno se denomina oscurecimiento óntico; además, los mecanismos de defensa, a medida que más son ejercitados por el ego, perpetúan la desconexión con el ser, sumiendo al ego no sólo en la neurosis, psicológicamente hablando, sino también y principalmente en la ignorancia de sí y en su consecuente crisis existencial, alejándolo cada vez más de su referencia al ser o esencia.

Nótese que entre desconexión respecto del ser y oscurecimiento óntico, expresiones análogas que normalmente se usan de modo intercambiable, hay una sutil diferencia. Son dos modos de enfocar la dramática -y mítica- pérdida originaria de la totalidad y la armonía interna y externa del alma humana (en todas las religiones y mitos antiguos encontramos alguna referencia a esta desconexión originaria o “caída”; al respecto puede verse mi artículo El triángulo central y la caída, en www.marceloaguirre.com ).

La primera expresión -desconexión respecto del ser- pone el acento en la pérdida de la experiencia de la vinculación con la totalidad, esto es, el alma humana pierde su referencia al todo, al ser, y a partir de ello comienza a verse ilusoriamente como una parte separada e independiente de la totalidad. En tal sentido, el ego se percibe a sí mismo como parcial, deficiente, incompleto en relación a la totalidad, ser o esencia; y buscará modos neuróticos de compensar esa deficiencia óntica: de allí surgirán las nueve pasiones del eneagrama o motivaciones deficitarias –como las llama Naranjo¬¬-.

La segunda expresión -oscurecimiento óntico- pone el acento en la ignorancia de sí, en virtud de la cual el ego construye una falsa imagen de sí mismo, de los demás y del mundo como si estos fuesen compartimentos estancos que nada tienen en común. De allí surgen las nueve fijaciones cognitivas o errores cognitivos implícitos –como los denomina Naranjo-. De las fijaciones del ego –y de las pasiones dominantes, de las cuales las fijaciones son inseparables- se derivan importantes consecuencias en las relaciones que el ego establece consigo mismo, con los demás y con el mundo en general.

Veamos, a continuación, sintéticamente, los principales mecanismos de defensa de cada eneatipo, tomando como referencia principal la obra Carácter y Neurosis, Una Visión Integradora (1994), de Claudio Naranjo.

El orden que seguiremos en el desarrollo de este tema es el siguiente: partiremos de la tríada visceral, luego la tríada emocional y finalmente la mental. A su vez, en cada tríada comenzaremos por el punto central de la misma, luego seguiremos por el punto extrovertido de la tríada, y finalmente el punto introvertido de la tríada. Esto es:

• Tríada visceral: IX (punto central) / VIII (extrovertido) / I (introvertido).

• Tríada emocional: III (punto central) / II (extrovertido) / IV (introvertido).

• Tríada mental: VI (punto central) / VII (extrovertido) / V (introvertido).

Vamos con ello!

GRUPO EPILEPTOIDE

Eneatipos IX, VIII, I.

Orientación al “hacer” desde la pereza psicológica y la inercia motriz.

ENEATIPO IX. Busca sustituir la originaria desconexión respecto del ser con una ilusoria e idealizada impasibilidad. El mecanismo de defensa principal de este eneatipo es la narcotización. Éste consiste en una maniobra inconsciente de auto-distracción respecto de la experiencia interna de vacío y desconexión con el sí mismo auténtico, mediante una inmersión en el mundo externo, atendiendo a lo periférico y descuidando lo realmente importante, a modo de una extroversión defensiva ó supermaterialismo, deteniéndose largo tiempo en curiosidades o en actividades rutinarias. Es como si la consciencia del perezoso se quedara dormida en medio del trabajo o en los estímulos externos (como la televisión, actividades de jardinería, colección de curiosidades, etc.). Cuando la narcotización se aplica a las relaciones sociales, el eneatipo IX puede parecer amable y conversador, pero a la vez suele perder el vínculo interpersonal mediante largos rodeos, quedándose en los meros detalles, o haciendo comentarios de comentarios, evadiendo toda temática que lleve al plano del mundo interno; en este caso, el mecanismo defensivo es la deflexión. Un mecanismo secundario de este eneatipo es la confluencia, que consiste en una fantasía de fusión por la cual el ego IX pierde los límites del sí mismo en su sobre-adaptación al entorno, pudiéndosele aplicar la sentencia: “Yo soy tu, luego existo”.

ENEATIPO VIII. Busca la intensidad y la autonomía como un sustituto del ser. Desde su inconsciente, el ego lujurioso se defiende contra toda amenaza de dominación, evitando cualquier apariencia de debilidad o dependencia. Es por ello que su mecanismo de defensa principal será siempre estar en contra de aquello que podría limitar su autonomía, empezando por su propia censura o inhibición: contra-represión; y consecuentemente posibles tendencias exhibicionistas. En cuanto rechaza las normas sociales, y desiste de las expectativas de amor de los demás: desensibilización. En cuanto rechaza moldearse a las expectativas de los demás: contra-identificación. Siempre dispuesto a vomitar aquello que esté en descuerdo con sus deseos: contra-introyección. Además, este ego tiene una natural tendencia a volcarse al mundo material y pragmático, evitando interiorizarse de la propia subjetividad, emocionalidad y todo aquello que

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