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Ensayo De Edipo Rey


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2014  •  5.258 Palabras (22 Páginas)  •  434 Visitas

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OTRO ANÁLISIS SOBRE \"EDIPO REY\" DE SÓFOCLES

ensayo [ ]

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por Madeiro Daniel Adrián [Madeiro ]

2006-07-11 | |

OTRO ANÁLISIS SOBRE “EDIPO REY” DE SÓFOCLES

Hoy me gustaría hablar

de la historia de Edipo...

La verdad y las formas jurídicas – Michel Foucault

La segunda de las cinco conferencias ofrecidas por el filósofo francés Michel Foucault, en la Universidad de Río de Janeiro, Brasil, en 1973, que conocemos bajo el nombre “La verdad y las formas jurídicas”, usa la tragedia de Sófocles como punto de partida.

Cuando el particular análisis expuesto por Foucault llegó a mis manos, yo acababa de leer la obra “Edipo rey”. Me hizo sentir que debía releerla.

Dos circunstancias motivaron ese deseo: la primera, la alegría de encontrar a alguien que exponía un punto de vista coincidente con el que yo había tenido al concluir la lectura: “Edipo no sería pues una verdad de naturaleza sino un instrumento de limitación y de coacción que los psicoanalistas, a partir de Freud, utilizan para contar el deseo y hacerlo entrar en una estructura familiar que nuestra sociedad definió en un determinado momento. En otras palabras, Edipo, según Deleuze y Guattari, no es el contenido secreto de nuestro inconsciente, sino la forma de coacción que el psicoanálisis intenta imponer en la cura a nuestro deseo y a nuestro inconsciente”. Me sirvió también para conocer la existencia de un libro que espero poder leer alguna vez, “Anti-Edipo”, de Deleuze y Guattari. La segunda razón era verificar algunas afirmaciones de Foucault, vinculadas al tema del “poder” como: “lo que está en cuestión, desde el comienzo de la obra, es el poder” o “En Edipo rey, Edipo no defiende en modo alguno su inocencia, su problema es el poder y cómo hacer para conservarlo; esta es la cuestión de fondo desde el comienzo hasta el final de la obra”.

No me pareció que esto último fuera efectivamente así, al menos no de manera tan categórica.

Era necesario que releyera “Edipo rey”. Y me resultó doblemente beneficioso: Pude desarrollar mis propias conclusiones sobre las afirmaciones de Foucault y, a la vez, apreciar y valorar con mayor detalle la enorme capacidad creativa de Sófocles. También disfruté de la lectura adicional de “Edipo en Colono” y de “Antígona”.

Este escrito es el fruto ulterior de estas lecturas. No conlleva, en modo alguno, un afán de oposición a los dichos expuestos en la segunda conferencia aludida. No es ese el motor que lo mueve.

Sólo es el resultado de un volver a ver el contenido de “Edipo rey” y exponer mis humildes conclusiones sobre esta magnífica tragedia.

Inevitablemente, si se verá que no comparto la opinión expuesta por Foucault en cuanto a que “lo que está en cuestión, desde el comienzo de la obra, es el poder”. Me parece que este no es el asunto central.

Considero que en “Edipo rey” el poder es lo secundario de la trama; el eje central es la “Verdad”, sus consecuencias y la sujeción a los valores éticos imperantes en una época. Las lecturas adicionales de “Edipo en Colono” y de “Antígona” ayudan a esta conclusión.

Es oportuno tener presente que el mismo Foucault habla de esto a poco de iniciar su exposición cuando dice: “La tragedia de Edipo es... la historia de una indagación de la verdad; un procedimiento de investigación de la verdad que obedece exactamente a las prácticas judiciales griegas de esa época”.

Como un documento comprobatorio de la validez de sus propias primeras palabras, cuando dice: “Es probable que estas conferencias contengan una cantidad de cosas inexactas, falsas, erróneas”, lo vemos luego centrar su insistencia en el tema del poder, colocándolo en el centro de la escena. Esto nos obliga a recordar también su prudente consejo, muestra de gran sensatez: “Prefiero exponerlas pues, a título de hipótesis para un trabajo futuro” -Primera conferencia-.

Procuraré mostrar que la defensa que Edipo realiza no revela interés por el “poder”. Su comportamiento es la respuesta previsible de cualquier persona honesta que ve amenazada su forma de vida, que teme la alteración de su entorno habitual. En tal sentido, esto lo torna un factor secundario en la trama de la obra, en tanto que se trata de algo inherente a cualquier individuo más allá de su rango jerárquico.

No pasa lo mismo con la “Verdad” que es el elemento que, durante todo “Edipo rey”, ocupa el interés de dioses, reyes, ciudadanos y esclavos.

En la tragedia de Sófocles, el deseo de alcanzar el conocimiento exacto de una “verdad” no es aquel que afecta al filósofo o pensador interesado en profundizar su saber respecto de la esencia de las cosas.

Se trata de una “verdad” sobre meros hechos terrenales cuyo develamiento supone un inmediato efecto reparador de las dolencias de la sociedad.

El autor nos muestra a los pobladores de Tebas angustiados por la proliferación de una epidemia mortífera que castiga al campo, a los rebaños y a los niños.

Para ellos estas desgracias son una clara manifestación de la furia de la divinidad.

En tales circunstancias, entendiendo agotadas las gestiones efectuadas hasta por los propios sacerdotes que encabezan la manifestación, visitan a Edipo en actitud suplicante.

Uno puede leer en los primeros diálogos, exclamaciones tales como: “Yo, al que ustedes llaman el eminente Edipo...” o “Poderoso Edipo que reinas en el país...”. Sin embargo, esto no está incluido a efectos de resaltar expresamente el poder del personaje central. Son meras fórmulas de tratamiento al rey de iguales características que las usadas hoy ante altos cargos, por Ej.: excelentísimo señor presidente de tal, o su majestad el rey de cual. Sófocles refleja las fórmulas en uso de su época, tal como otros autores.

Es importante darse cuenta, además, que el pedido popular ante Edipo no está motivado por su condición de rey o su poder soberano.

La razón que lleva al sacerdote a acudir a Edipo es que se le considera el “salvador de la ciudad” por su anterior intervención que los libró de la maldición de la esfinge. Es por este antecedente, y confiados en que repetirá la acción salvadora, que se le pide que “busque remedio” para estos nuevos males que asolan la ciudad de Cadmo.

Sófocles muestra al rey preocupado por el sufrimiento de su pueblo y ocupado, no en su prestigio, sino en encontrar una respuesta que acabe con el mal. Por eso escucha lo que le dice el anciano y por eso ya había dispuesto el envío de su cuñado Creonte al templo de Delfos

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