Ensayo: Trastorno Generalizado Del Desarrollo-Trastorno Espectro Autista Intervención Psicopedagógica En Los Trastornos Del Desarrollo Elena Ortiz Carrasco Hola, Me Llamo Carlos Y Voy A Contarte L
Enviado por gad • 19 de Mayo de 2015 • 3.153 Palabras (13 Páginas) • 513 Visitas
Ensayo: Trastorno Generalizado del Desarrollo-Trastorno Espectro Autista
Intervención Psicopedagógica en los Trastornos del Desarrollo
Elena Ortiz Carrasco
Hola, me llamo Carlos y voy a contarte lo que me pasa, por si alguna vez tienes que intervenir en mi educación. Pero también sirve si sólo te cruzas conmigo por la calle. Así, si me acerco a ti pidiéndote dinero para golosinas, entenderás que soy Yo, y sabrás qué hacer conmigo.
Sé que esta historia no responde totalmente a las necesidades de Lucía, ni a las de Víctor, ni a las de Óscar, pues no hay dos personas iguales en el mundo, pero si sé que responde a las de muchísimos otros que son especiales como yo. A mí me resulta muy difícil extrapolar la información porque tengo poca flexibilidad mental, pero tú puedes encontrar la relación de mi relato con otra situación similar.
Para que me conozcas un poco mejor, te contaré algunas cosas de mi vida. Me gustan mucho los aviones y las cosas que brillan, tengo 12 primos, una sonrisa contagiosa, un sentido del humor especial, y también autismo. Yo soy uno de cada 166 niños normales, y dentro de los autistas uno de cada 4 que tiene inteligencia normal, aunque presente un retraso con respecto a los niños de mi edad como consecuencia de mis dificultades.
El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo, pero nadie me ha sabido decir qué lo provoca. Una tía mía muy muy vieja decía que era culpa de los cuidados de mis padres cuando era un bebé, pero eso no es cierto. Existen manuales que lo definen por sus consecuencias. Puedes consultar los criterios de diagnóstico del DSM-IV[1], y verás que manifiesto seis o más trastornos de los que ahí se especifican, y al menos dos del ámbito de la interacción social, uno de la comunicación y otro de los patrones de conducta, que son restringidos, repetidos y estereotipados.
Un psiquiatra norteamericano, Leo Kanner (1943), y un pediatra austriaco, Hans Asperger (1944) describieron por primera vez los síntomas del espectro autista, y son las definiciones diagnósticas más empleadas actualmente. En esas definiciones no explican muchas de las cosas que me pasan a mí, porque enumerar todos mis síntomas sería casi imposible (además cambian, desparecen unos y aparecen otros nuevos). Así que para entendernos mejor han clasificado nuestras dificultades. Aunque a veces es difícil saber en qué grupo colocarnos, pues comparto síntomas con otros niños que no tienen autismo, pero que también tienen trastornos generalizados del desarrollo como yo. A algunos los conozco de las reuniones a las que van mis padres para aprender cosas sobre mí y dónde comparten experiencias con los otros padres. El nombre de esos otros trastornos del espectro autista son Asperger, Síndrome de Rett, Trastorno Desintegrativo y Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado (se llama así porque estos niños tienen los síntomas que a los expertos todavía no les ha dado tiempo a enumerar).
Otra cosa que debes sabes es que el autismo no se “cura”, pero puedo mejorar gracias a nuestro esfuerzo y al paciente y constante trabajo que hagas conmigo.
Ahora tengo 12 años y voy a un cole que me gusta mucho. Pero no siempre he estado allí. Cuando era más pequeño tenía otra escuela: me acuerdo que había un aula con muchas luces de colores que no hay en este colegio (el aula multisensorial), pero no importa porque a veces vuelvo de visita y puedo ir allí y quedarme un rato. Lo que no me gustaba de ese cole eran los otros niños porque me molestaban todo el tiempo. En esa escuela para algunos éramos los “tontos”, para otros los “difíciles”. Yo era el de Trastornos Generalizados del Desarrollo (el Tegedé). Y para esos niños que nos gritaban en aquella excursión, nosotros éramos los de ¡Necesidades Especiales! ¡Necesidades especiales! Pero eso a mí no me molesta (me explicaron que lo decían para insultarnos) porque todos tenemos necesidades especiales. A mi mamá no se lo dicen los niños del otro colegio, pero ella también tiene necesidades especiales: usa unas gafas gigantes para poder ver bien, porque si no es como si fuera ciega.
Si nunca has visto a un niño como yo te resultará raro que no te mire cuando me hablas o que repita lo mismo que tú me has dicho. Por ello puedo resultar antipático y molesto. Pero cuando aprendas a comprenderme encontrarás la forma de comunicarte conmigo. Quizá tengas que intentarlo muchas veces, pero por favor ten paciencia y no te desesperes.
El autismo se puede diagnosticar a partir de los 18 meses. A los 6 meses yo tenía un desarrollo típico, pero cuando cumplí un año empecé a tener dificultades para sonreír, seguir la mirada, responder a mi nombre y relacionarme con los demás. Cuando era pequeño la única forma de aprender era estando todo el rato con un adulto. Y en mi primer cole estaba muy poco tiempo con mis compañeros. Estuve allí hasta los 6 años, pero mi profesora le dijo a mi madre que la integración brinda oportunidades que aumentan las probabilidades de un ajuste social mejor a largo plazo (Koegel y Koegel, 1995)[2], así que cambié de colegio. Al principio no quería irme, porque a mí no me gustan los cambios, porque tengo un trastorno cualitativo de las capacidades de anticipación (como lo llaman mis profesores) y me pongo muy nervioso si no sé lo que va a pasar. Pero ahora estoy muy contento en mi centro ordinario con mis compañeros ordinarios (dice mi madre que este último adjetivo puede resultar ofensivo, pero es lógico que en un centro ordinario haya niños ordinarios, igual que en mi colegio de educación especial había alumnos especiales. Y además yo no entiendo que las palabras puedan tener un doble significado, por eso tampoco comprendo los chistes). Cuando llegué a este colegio pasaba mucho tiempo en el aula de “La Luna” (aula TGD), una clase especial para mí y para otros dos niños, pero gracias a todos esos profes que han estado conmigo ya no me hace falta ir tanto tiempo como iba antes, y ahora estoy en clase con todos mis compañeros.
Puedo divertirme mucho, pero no como lo haría una persona como tú. Mi forma de pasarlo bien es muy repetitiva y suele parecer que juego a cosas sin sentido porque no tienen ninguna meta, pero eso solo son mis actividades en solitario. Tú también puedes buscar la manera de interactuar conmigo, simplemente hay que elegir algo que nos guste a los dos. Cuando era pequeño mi primo usaba el palo de la escoba para hacer de caballo. Yo nunca entendí esa asociación, pero lo sabía porque él me lo había explicado.
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