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Enseñar A Pensar


Enviado por   •  22 de Junio de 2014  •  555 Palabras (3 Páginas)  •  208 Visitas

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Enseñar a pensar: desafío para todo maestro.

Enseñanza-aprendizaje, así denominamos a la relación que existe entre el alumno y el maestro dentro de un ambiente áulico; asi también le llamamos al objetivo primordial de la educación en México.

La labor docente, ante los ojos de cualquier persona, puede parecer la actividad más sencilla jamás inventada. Hablar, escribir, explicar a un grupo de entes que permanecen sentados, en orden, poniendo atención. Esto, claro, utópicamente.

Lo cierto es que nuestro trabajo va mucho más allá que pararnos al frente de un grupo, y comenzar a hablar. No solo se trata de transmitir lo que sabemos, cual si fueramos dispositivos electrónicos utilizando bluetooth. Nuestra función supera las concepciones laborales de cualquier persona externa a este proceso.

No saben que dentro de un aula, en ese espacio íntimo donde solo existe (o debería existir) el alumno y el maestro, se lleva a cabo una transformación majestuosa que, obviamente, no puede ser apreciada a simple vista. Esto es algo mucho más abstracto.

Para que el aprendizaje de un alumno sea verdaderamente efectivo necesitamos más que un simple niño sentado, callado y fingiendo poner atención; necesitamos su plena disposición para aprender. Y resalto que esto último no es que el niño tenga conocimiento de lo que estamos hablando (aunque en ocasiones suele darse así).

La disposición para aprender es un acto donde el alumno cede su pensamiento y lo pone en nuestras manos. Donde, con base a la exposición de sus dudas o comentarios y de una manera autónoma, él puede percatarse qué tan lejos se encuentra de un conocimiento óptimo o ideal.

Sin embargo no debemos alejarnos de la realidad de nuestra educación. Y en esta realidad se encuentra precisamente el dilema de que, muchos maestros, ignoramos la importancia de pensar; ni siquiera podemos definirla, mucho menos identificar para qué nos sirve.

Lo cierto es que, la capacidad para pensar es una herramienta fundamental no solo para nosotros como docentes, sino principalmente para el alumno. Es tan básica e imprescindible, que hace más de 300 años un joven sufrió el golpe de una manzana y hoy, gracias a esa disposición y gusto por pensar, sabemos bastante acerca de la fuerza gravitatoria.

Ahora bien, esto es un reto más para el docente. Incentivar en el alumno el gusto y la importancia de pensar, tendría que ser nuestro objetivo primordial pues si él, todas las demás tareas secundarias como enseñar un tema en especifico, no tendrían el mismo alcance o efecto.

Para enseñar a pensar no existen reglas o instrucciones que nos lleven de manera efectiva y rápida a nuestra meta, como si estuviéramos solucionando un problema algebraico. Antes bien, esta tarea demanda un proceso, mismo que debe ser gradual, es decir, ejercitar las habilidades cognoscitivas del individuo mediante diversas herramientas

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