Erotica Realidad
Enviado por spoucken • 4 de Mayo de 2014 • 1.473 Palabras (6 Páginas) • 200 Visitas
Era una tarde en espera de la primavera emergente, después de la jornada en turno, nuestros paliacates aun contenían ese aroma a vinagre, nuestra sangre al rojo vivo en nuestras venas delataban la ira y pasión que se sostiene luchando en contra de un dictador, de la tiranía en turno, la retirada es temporal, la resistencia seguirá en fuerza sin igual, pero usted señorita, que en tiempo atrás venía mostrando un deleite visual, sedujo en torno al frenesí - el instante perfecto de encontrarnos en un plano carnal.
Tenía que haberme tomado de la mano, tenía que haberme llevado a aquella construcción baldía, tuvo que recurrir a aquel sofá en aquella habitación que por las ventanas sin cristal dejaba entrar únicamente la vista de un jardín abandonado lleno de flores, la luz de sol que iluminaba la pintura en aerosol esparcida por todas las paredes, y que ningún ente podría descubrir lo que acontecería ahí.
Me tomo por sorpresa que al escapar del riesgo, nos encontráramos sumergidos en una zona de peligro y caos, esa insistencia por haberme recostado para silenciar mi boca ante las botas marchando que a unos cuantos metros se escuchaban, mi boca soltaría su nombre de inmediato, pero fue silenciada con los dedos que me vería tentado a lamer, probar, no comprendo como el tiempo dejo de tener sentido alguno - ya que parecía una eternidad ætherea la que un beso robo mi espacio y comodidad, tornándola en infinito desenfreno, sujetando su cadera, su cuerpo frágil parecía bailar sobre el mío, las prendas ahora se convertían en un obstáculo más, que jugarían un papel importante en la destreza y la batalla.
Nuestras manos acudían a nuestras partes, tocando sobre pantalones resistentes, nuestros paliacates rodeando el cuello, ya no percibíamos que aroma tenia, ¿Qué había pasado momentos antes? No recordábamos, solo sentía tus manos sujetar el arma dentro de mi pantalón, tú te contoneabas al ritmo de mi maniobra que palpaba y acariciaba tu sexo por encima de la mezclilla, mis dedos izquierdos luchando con tu cabello, acariciando tu cuello y parte de tu rostro.
No comprendo como el sofá era tan grande, nos daba libertar de ejercer la disputa sin molestia alguna, me quite la chamarra de piel sintética, mi playera era levantada al mismo tiempo, tu boca llego a mi pecho, lamia precisamente donde incitaba a endurecer lo que sostenía una de tus manos - casi a punto de abrir el cierre todo se tornó borroso, la única imagen nítida que tenía era la de tu rostro, esos ojos, bellos y serenos, lujuriosos y dulces, mientras mi mano se coló por dentro del pantalón que protegía tu intimidad, tocó la fina tela de tu ropa interior y se abrió paso entre tus pequeños, rosados y carnosos labios para reconocer lo que sería tu mojada vulva, tu expresión cambio - yo atrapado en tu mirada, tu hacías lo mismo en diferente manejo, nos masturbábamos lentamente - mirándonos, en cuanto desesperábamos nos besábamos. Abrí tu blusa con ayuda de mi mano izquierda y mi boca, dejando solo la lencería expuesta - la cual no dejaba mucho a la imaginación, tus pezones sobresalían declarando que necesitaban un poco de atención, no tarde y me propuse a lamerlos, uno a uno, apretando con la yema de mis dedos, jugando con uno, otro siendo víctima de los movimientos de mi lengua, tu sexo mojando mi mano derecha, mi pene duro siendo manipulado por ti, y tus besos, mis besos, ambos expandiéndose por nuestra nuca, caminando a nuestro rostro, de pronto la agitación, la intensidad de la situación nos provocó eyacular, te recosté y me vertí sobre tu vientre descubierto, cálido, tus piernas se contraían y apretabas al mismo tiempo mi mano con tu calor, tu humedad - sentía como se humedecía cada vez más, nos despojamos de nuestras prendas, nos fundimos en un abrazo profundo y somnífero – acto después “MONSERRAT” tu nombre se pronunció en un suspiro - nos miramos y cerramos los ojos perdidos uno en el otro.
Minutos después te vi durmiendo, tu respiración era profunda, cuerpo desnudo, posando cual Diosa Venus, no paso un instante sin que intentara complacer mis más profundos sueños, mientras dormías, te coloqué en cuclillas, te puse cómoda para poder satisfacer ahora mis papilas gustativas,
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