Etapas Del Desarroyo Psico Sexual
Enviado por japepo861216 • 6 de Febrero de 2015 • 1.733 Palabras (7 Páginas) • 270 Visitas
Etapas de desarrollo psicosexual
Etapa sexual oral
La primera es la etapa sexual oral, donde el placer está en succionar el pecho materno o toda fuente de alimento, pero también lo que estimula la mucosa. Se extiende desde el nacimiento al destete, y el órgano que prevalece es la boca. El bebé, después de saciado su apetito, puede seguir succionando durante el sueño. Independientemente de las necesidades alimenticias, es un placer autoerótico, donde aún no se tiene diferenciado lo propio de lo del otro; para el bebé, la madre forma parte de sí mismo, es una extensión corporal. Al inicio, el bebé encuentra placer en las partes del cuerpo que garantizan su autoconservación, pero la búsqueda de placer se independiza rápidamente. La madre, o su cuidadora, llega a ser tan amada como una extensión de sí mismo y a quien pronto se asociará con todas las satisfacciones sensuales que le brindan placer: el baño, el arrullo, a través de la vista, el tacto, el oído.
El bebé empieza a identificarse con la madre según su primer modo de relación, forma que le acompañará toda la vida. Si es una madre sonriente, el niño aprenderá a hacerlo.
Las sensaciones, imágenes, sonidos de estos primeros encuentros, serán incorporados y almacenados pasivamente; la actitud hacia el mundo se conformará a partir de esta relación amorosa.
La conducta del primer objeto de amor es de gran importancia, especialmente si el niño es alimentado con pecho materno, porque morderá todo lo que esté al alcance de su boca, incluyendo a la madre. La manera en que se le permita o se le reprenda, marcará aspectos posteriores, inclusive el aprendizaje de la lengua materna. Un destete brusco, antes de que se haya catectizado (investir de afecto) otro objeto, puede llevarlo a una fijación oral, reforzando el autoerotismo y perdiendo su interés en el mundo exterior.
Etapas de desarrollo psicosexual
Etapa sexual anal
La zona erógena que llega a sustituir en el desarrollo infantil a la zona oral es la anal, aunque sin reemplazar del todo a la etapa anterior. Desde pequeño, el niño ha tenido sensaciones placenteras en esta zona, que acompañaron sus deposiciones o fueron estimuladas por los cuidados higiénicos de su madre o por intervenciones médicas.
El niño tiene ahora un mayor desarrollo neuromuscular, la libido que provocaba el chupeteo provocará, en esta fase, la retención de las heces y de la orina. En este punto puede converger el placer masoquista por el disfrute recibido al sentir suministraciones pasivas sobre el cuerpo. Al principio del tercer año, el placer erótico principal se concentra alrededor de esta zona, que por su posición, al igual que los labios, es apta para cumplir esta función. Vive el acto de excreción con un placer en cierto sentido precursor del coito; los niños que disfrutan la zona erógena anal retienen las heces hasta que la acumulación de esta provoca fuertes contracciones musculares y, al pasar por el ano, pueden ejercer un poderoso estimulo sobre la mucosa, produciendo sensaciones voluptuosas junto con las dolorosas.
El contenido de los intestinos tiene un significado muy importante, ya que es tratado como una parte de su cuerpo; es lo primero que el niño percibe que puede hacer por sí mismo, representa el primer “regalo”. A partir de otorgarle este significado, más tarde lo trasladará al de “hijo”, el cual, según una de las teorías sexuales infantiles, se adquiere por la comida y es dada a luz por el intestino.
En un segundo momento de la fase anal, el placer principal ya no radica tanto en la expulsión hostil del objeto como en su retención. Es decir, que el objeto es más apreciado y menos odiado que antes.
En íntima relación con la fijación a la etapa anal están diversas perversiones, principalmente el sadismo, el masoquismo y, además, diversas manifestaciones de la homosexualidad.
El aseo que sigue a la excreción es proporcionado por la madre. Si está contenta con el bebé, el aseo es un momento agradable; caso contrario si se le regaña, provocando el llanto del bebé. Sin embargo, la satisfacción fisiológica que provoca esta zona, independientemente del contexto emocional, es la de ser un aseo agradable, asociando a la madre a emociones contradictorias, es decir, que existe otra vez una situación ambivalente frente al objeto porque el niño quiere retenerlo, por estimarlo, y expulsarlo, con intenciones destructivas, por odiarlo y temerlo.
Los niños empiezan a ejercer la noción de poder a través del control sobre el objeto; si tiene un buen entendimiento con la madre, expulsará los excrementos en el momento que la madre lo señale, pero si está enojado o en rebeldía con ella, se rehusará a realizar el deseo de la madre, recibiendo, en esta etapa, doble placer: el autoerótico, al viajar la materia por el intestino, y el del objeto, a quien puede recompensar o no.
Los adultos fijados en esta etapa no buscan la eficacia creativa que da la complementariedad que otorga los dos componentes de la pareja, sino la consolidación del sentimiento de poder. En las mujeres donde predomina el carácter dado por esta fase, toma el papel de esposa- sirvienta, con un patrón exigente, sintiéndose ella orgullosa de cumplir con sus deberes.
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