Etica Profesional Del Psicologo
Enviado por topanci • 16 de Julio de 2013 • 1.948 Palabras (8 Páginas) • 997 Visitas
Responsabilidad ética y social del Psicologo Comunitario en comunidades vulnerables
Junio del 2013
INTRODUCCIÓN
En este ensayo se pretende abordar los aspectos éticos que envuelven a la psicología comunitaria en relación al rol del psicologo comunitario en su trabajo con comunidades vulnerables. De acuerdo a lo anterior se pretende dar respuesta a las siguiente pregunta:
¿Cual es la responsabilidad ética, social del psicologo comunitario en comunidades vulnerables?. Para dar respuesta a la pregunta planteada anteriormente se tendra como marco de referencia el planteamiento de Humberto Maturana sobre la ética de la observación, sin embargo se complementara con una ética relacional, ya que en sus planteamientos coinciden bastantes en aspectos como el reconocimiento de lo(s otro(s) desde una mirada dialógica, situada socio‐históricamente, comprometida políticamente y ante todo reflexiva y crítica como forma de evaluar el correcto actuar del profesional en esta área de la Psicología.
DESARROLLO
El abordaje del trabajo del psicologo comunitario en comunidades vulnerables tiene un contexto mucho más complejo que es importante tener en consideración en el desarrollo de este ensayo. Primero se debe tratar de entender el porque del surgimiento de estas comunidades vulnerables, como emergen estos grupos de personas que ostentan esta condición, lo anterior esta directamente relacionado con la pobreza. La lucha contra la pobreza se ha transformado en el último tiempo en una de las más importantes políticas sociales de los estados (Zibechi, 2010 citado en Mardones, 2011), sin embargo la forma en que se aborda se da desde una mirada acritica y no reflexiva sobre los metodos utilizados para su superación. De acuerdo a Zibechi (2010 citado en Mardones, 2011) las propuestas para superar la pobreza más bien se basan en el aumento de la productividad de los pobres y en su inserción en las instituciones sociales, lo que revela una posición reduccionista, que aísla la pobreza de las relaciones sociales hegemónicas instalándola como problema e invisibilizando la acumulación de riquezas como una de las fuentes de las problemáticas sociales. Esto sin contar que nunca son los “pobres” los que definen lo que es la pobreza, sino más bien las instituciones especializadas. Zibechi (2010 citado en Mardones, 2011) expone la existencia de tres núcleos básicos de los que la política social se ciñe en su lucha contra la pobreza. Primero, que la pobreza se piensa como un problema a la estabilidad y gobernabilidad invisibilizando a la riqueza desmedida de los grandes agentes del capital. Propone en segundo lugar que la pobreza se convierte en un dato sin origen, en una constatación por medio de una lista de carencias y necesidades de porcentajes de la población que deben ser atendidos por el Estado, es decir, la pobreza se despolitiza y se convierte en un problema técnico. Por último, éstas políticas buscan evitar el conflicto, transformando conceptos nacidos en las reivindicaciones sociales como autonomía, solidaridad, educación popular u horizontalidad en técnicas inocuas depuradas de todo vínculo político-social (Mardones, 2011).
En este sentido, la psicología comunitaria esta orientada al cambio y la transformación social y se enfrenta a dilemas ético prácticos que nos empujan a reflexionar acerca de nuestros cuestionamientos y prejuicios, posicionándonos y concientizándonos de las implicancias de nuestro actuar, en este caso, “ante” la pobreza, considerando que la salud mental y el bienestar en el mundo es, ante todo, una cuestión de bienestar económico, político, histórico y social (Mardones, 2011).
En el actual contexto es importante referirnos los aspectos éticos profesionales en psicología comunitaria, estos se remiten a la psicología clínica; en este aspecto se debe considerar que la psicología comunitaria plantea nuevas problemáticas que no se resuelven aplicando la deontología clínica, lo que es válido también para otras áreas de la psicología (e.g., jurídica y forense). De hecho, investigaciones previas han reportado que las representaciones acerca de la ética en el ejercicio profesional de la psicología en Chile siguen fuertemente asociadas al rol clínico (Reyes, 2009; Winkler & Reyes, 2006 citado en Alvear , Pasmanic y Winkler, 2012 ), lo que parece concordante con la mayor tradición de la psicología clínica versus la menor trayectoria de la psicología comunitaria y un consecuente desarrollo de una normativa deontológica que encuadra y orienta su quehacer. Diversos autores postulan que la psicología comunitaria promueve valores específicos y enfrenta temas y problemas éticos propios y característicos de sus desarrollos teóricos y prácticas profesionales (Montero, 2004b; Prilleltensky, 2001; Sánchez Vidal, 1999 citado en Alvear y cols, 2012). Una postura similar es la que tiene Mardones (2011) el cual, haciendo una revisión al Código de Ética del Colegio de Psicólogos de Chile revela una notoria ausencia de normas referidas explícitamente a la Psicología Comunitaria; todos ellos poseen un énfasis marcadamente clínico y ocasionalmente refieren a otras especialidades, como la psicología forense y el trabajo en organizaciones. Uno de los apartados que aplica al que hacer del psicologo comunitario es el de Principio de Responsabilidad Social del psicólogo que plantea que "el psicólogo/a tendrá presente su responsabilidad profesional y científica hacia la comunidad y la sociedad en que trabaja y vive. Asimismo su compromiso social implicará aportar al conocimiento, estudio y transformación de su sociedad, y la promoción y desarrollo de leyes y políticas sociales que apunten, desde su especificidad profesional, a crear condiciones que contribuyan al bienestar y desarrollo de la sociedad” (Codigo de Ética del Colegio de Psicologos de Chile, 2011 p.13 citado en Mardones, 2011). Tomando en consideración lo
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