Exposición de asesinos seriales

Exposición Asesinos Seriales 1

Un martes a medio día nos dirigíamos mi compañera y yo a un museo, para ello viajamos en transporte público hasta un punto en que ambas conocíamos, cuando llegamos a Buenavista salimos y optamos por tomar un taxi  que estaba fuera de la estación, esto con la idea de que nos acercara lo más posible al museo y efectivamente, fue así como llegamos a Avenida Juárez, bajamos del taxi y apreciábamos la calle, mucha caminando, alguna de prisa, otra tranquila, habían muchos locales, la mayoría de estos se dedicaban a la venta de lámparas de distintos tamaños y diseños, en fin, continuamos caminando alrededor de ocho/diez minutos, vimos a una joven policía, delgada, alta, cabello y piel clara, ella estaba por cruzar la calle, entonces, nos apresuramos para preguntarle la ubicación del museo, ya que sabíamos que andábamos cerca pero queríamos asegurarnos, a lo que ella respondió que estaba a un lado.

¡Llegamos! Estábamos en el museo del policía, en la entrada se observaban pocas personas, de lado izquierdo sentado en un escritorio de madera se encontraba un señor de aproximadamente 45 años de edad, lo único que le dijimos fue –Buenas tardes. De lado izquierdo, dentro del museo, había una habitación en donde lo poco que pudimos apreciar desde fuera, fueron vitrinas con distintas mascaras a la venta. En frente de nosotras, a cinco pasos estaba la taquilla en donde observamos precios de acceso a las dos exposiciones que habían, 1. Asesinos seriales y 2. Hombres Lobo. Fue así como pagamos 45 pesos cada una, mostrando la credencial de la escuela para poder ingresar a la exposición de Asesinos seriales, nos proporcionaron nuestras entradas, dos boletos blancos, muy pequeños.

En la entrada de la exposición se encontraba una Señora, estatura media, cabello chino y claro, piel blanca, una persona tratable, por cierto, vestía con una playera color naranja, que era la que identificaba a las personas que estaban a cargo del lugar. Dicha Señora nos solicitó nuestras entradas y credenciales, mientras conversábamos un momento, nos pregunto que si nos habían mandado de la escuela puesto que en los últimos días habían recibido varios visitantes con la credencial parecida, además preguntó en donde quedaba nuestra escuela, a lo que respondimos que en Cuautitlán Izcalli pero le aclaramos que también tiene planteles en otros lugares.

Mientras tanto, la Señora nos brindo unos audífonos grandes, color rojo junto con un aparato pequeño el cual sería nuestro guía, hizo una prueba para saber si escuchábamos bien, pidió que no le moviéramos al aparato y muy amablemente nos dijo que si teníamos problema con el audio volviéramos con ella y lo solucionaría.

Posteriormente me dirigí a la segunda sala, mientras me alejaba pude notar que una chica de blusa rayada con suéter rosa pastel (Alejandra), cruzaba palabras y sonrisas discretas con una pareja de novios camine por un pasillo con escasa iluminación de aproximadamente 6 metros, giré a la derecha y me encontraba en la entrada de la sala, la iluminación era la misma, habían pequeños focos que permitían darle un toque escalofriante al lugar y el audio de igual manera influía, desde la voz que te va explicando o contando la historia de cada asesino serial hasta la música de fondo.

...