Fichaje De Actos Fallidos Segun Freud
Enviado por gracielaguilar49 • 16 de Diciembre de 2013 • 1.083 Palabras (5 Páginas) • 372 Visitas
FICHAJE: “Actos Fallidos”
Aquella vez me empeñé en no dar un paso sin que hubiera acuerdo entre el juicio de ustedes y el mío; discutimos mucho me sometí a sus objeciones y en verdad los reconocí a ustedes y a su <<sano sentido común>> como instancia decisiva. Ahora no será así, y por una simple circunstancia. Operaciones fallidas y sueños no les era extraños como fenómenos; podía decirse que poseían al respecto tanta experiencia como yo o que podían fácilmente procurarse una experiencia igual. Pero en el campo de fenómenos de la neurosis les es ajeno; si no son médicos, no tienen otro acceso a el que mis comunicaciones, y de nada vale el mejor discernimiento cuando falta la familiaridad con el material que ha de juzgarse. (16° conferencia- psicoanálisis y psiquiatría. Obras completas de Sigmund Freud, Stándar Edición. Ordenamiento de James Strachey. Volumen, (1916-17). Conferencias de introducción al psicoanálisis (parte III), Editorial Amorrortu. Página n°1.
La elaboración de las ocurrencias que se ofrecen al paciente cuando se somete a la regla psicoanalítica fundamental no es el único de nuestros recursos técnicos para descubrir el inconsciente. Para el mismo fin sirven otros dos procedimientos: la interpretación de sus sueños y la apreciación de sus acciones fallidas y casuales. (Cinco Conferencias, pagina nº 13)
Me refiero a las pequeñas operaciones fallidas de los hombres tanto normales como neuróticos, a las que no se suele atribuir ningún valor: el olvido de cosas que podrían saber y que otras veces saben (p.ej., el hecho de que a uno no le acuda temporariamente un nombre propio); los deslices cometidos al hablar, tan a menudo nos sobrevienen; los análogos deslices en la escritura y la lectura; el trastocar las cosas confundido en ciertos manejos y el perder o romper objetos, etc., hechos notables para los que no se suele buscar un determinismo psíquico y que se dejan pasar sin reparos como unos sucesos contingentes, fruto de la distracción, la falta de atención y parecidas condiciones. A esto se le suman las acciones y gestos de los hombres ejecutan sin advertirlo para nada y –con mayor razón- sin atribuirles gesto anímico: el jugar o juguetear con objetos, tararear melodías, maniobrar con el propio cuerpo o sus ropas, y otras de este tenor. Estas pequeñas cosas, las operaciones fallidas, así como las acciones sintomáticas y casuales, no son tan insignificantes como en una suerte de tácito acuerdo se está dispuesto a creer. Poseen pleno sentido desde la situación en que acontecen; en la mayoría de los casos se la puede interpretar con facilidad y certeza, y se advierte que también ellas expresan impulsos y propósitos que tienen que ser relegados, escondidos a la conciencia propia, o que directamente provienen de las mismas mociones de deseos y complejos reprimidos de que ya tenemos noticia como los creadores de los síntomas y de las imágenes oníricas. Merecen entonces ser consideradas síntomas, y tomar nota de ellas, lo mismo que de los sueños, pueden llevar a descubrir lo escondido en la vida anímica. Por su intermedio el hombre deja traslucir de ordinario sus más íntimos secretos. Si sobreviene con particular facilidad y frecuencia, aun en personas sanas que globalmente han logrado bien la represión de sus mociones inconscientes, lo deben a su insignificancia y nimiedad. Pero tienen derecho a reclamar un elevado valor teórico, pues nos prueban la existencia de la represión y la formación sustitutiva aun bajo las condiciones de la salud.
Recapitulen ahora los medios que poseemos para descubrir lo escondido,
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