Filosofía De Ponty
Enviado por kriistal053 • 28 de Mayo de 2015 • 3.072 Palabras (13 Páginas) • 199 Visitas
Introducción a la lilosolía
de Maurice Merleau-Ponty
ISIDORO REGUERA
« Sólo el motivo central de una filosofía, una vez comprendido,
confiere a los textos del filósofo el valor de signos adecuados»’. He
abS la preocupación de donde nace este artículo, como fruto de una
relectura de la obra de Merleau-Ponty en busca de algo que entregara
al hombre y su pensamiento> siempre inseparables, pero con mayor
motivo en persona]es de la catadura moral del que hoy estudiamos.
Esta reflexión puede hacerse además, en este caso, en el ambiente
de reposo filosófico que procura la serena libertad concedida
a sus lectores por un pensador como Merleau-Ponty, que sabe que
la historia de un filósofo la hace su público. Escribe él, con sus
bellas maneras: «Hay tal vez una frase> escrita un día en el silencio
del XVIe arrondissement, en el piadoso silencio de Aix, en el silencio
académico de Friburgo o en medio del estrépito de la Rue de Rennes,
o en Nápoles o en el Vésinet, que los primeros lectores han quemado
como una estación inútil, y en la cual se detendrán los de mañana:
un nuevo Bergson, un nuevo Blondel, un nuevo Husserl, un
nuevo Alain, un nuevo Croce, que nosotros no podemos imaginar» 2,
En el contexto de este trabajo, su autor forma parte del respetuoso
público de un sabio así de respetuoso, que en el silencio o la bulla
de cualquiera de esos paisajes relee sus libros y piensa en él con esa
pizca de sentimentalismo también que da el agradecimiento intelectual
por los buenos ratos pasados y las buenas cosas aprendidas en
la soledad fantasmalmente compartida que es cualquier gabinete de
un estudioso. Y hay algo aún, aunque nada más fuera, que nos per-
MERLEAU-PONTY, M.: Fenomenología de la percepción, Fondo de Cultura
Económica, México, 1937, p. 196. En adelante este libro se citará como F.P.
2 MsRL~u-PoNn, M.: Signos, Seiz Barral, Barcelona, 1964, p. 188.
Anales del Seminario de Mis?. de la Filosofja, vol. HL Ed. Univ. Comp>. Madrid, 1982-83.
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mite suponer que no hemos tergiversado su filosofía al decidimos
entenderla desde cl ángulo que lo hacernos: para Merleau-Ponty «no
hay problemas dominantes y problemas subordinados: todos los problemas
son concéntricos’> ~.
Veremos a continuación cómo su filosofía se define siempre por
la totalidad, la plenitud, persiguiendo, por consiguiente, en cada momento
una síntesis desde el mundo, desde el sujeto o desde ambos,
a través de un método dialéctico existencial-descriptivo-reflexivo4, y
cómo esta filosofía permanece inevitablemente en la anibiguedad
y en el connaturalismo que supone la inherencia en las cosas.
1
Leyendo a Merleau-Ponty, rápida y fácilmente se apercibe uno
de que ese motivo central que inquietantemente funda su filosofía
es la búsqueda de la síntesis en un universo que el objetivismo científico
y filosófico, mecanicista y espiritualista.., han separado por
cortedad de miras. Su pregunta filosófica se dirige a «la totalidad de
lo que es para nosotros» % su filosofía se mantiene «en la encrucijada
de las avenidas» 6 y es, como la pintura de Cézanne, filosofía de
la plenitud y de la presencia del objeto ~. La filosofía ha de dar cuenta
de situaciones totales, de una sola situación total, en realidad, que
se manifiesta en el ser-en-el mundo: «totalidad que está ahí antes
de que se sepa cómo y por qué, cuyas realizaciones nunca son lo que
podíamos imaginar que fueran, y, sin embargo, coima en nosotros
una espera secreta, puesto que creemos en ella incansablemente»’.
Así que ya desde el principio «considerémonos instalados en medio
de la muchedumbre de cosas, seres vivos, símbolos, instrumentos y
hombres, y tratemos de formar nociones que nos permitan entender
9
lo que nos ocurre» - Es lógico que en esta situación todos los problemas se reduzcan
fundamentalmente al de la percepción W, entendida ésta inetodológi-
3 F.P., p. 449.
4 El análisis pormenorizado del método tácito que emplea Merleau-Ponty en
sus obras y que parece caracterizar la índole de su típica estructura mental,
supera los márgenes de este trabajo y habrá de ser, no obstante, por su iniportancia,
objeto de otro próximo estudio nuestro.
5 MERLEAU-PONTY, M: Lo visible y lo invisible, Seix Barral, Barcelona, 1970,
p. 198. En adelante V.I.
6 Id, p. 199.
MERLEAU-PONTV, M.: Sens et Non-Sens, Nagel, ParIs, 1948, p. 28. En adelante
S.N.S.
8 VI., p. 71. Cf. íd., PP. 71, 87, etc.
V.L, pp. 199-200.
lO Cf. MERLEAU-PONTY, M: La Structure du Comportement, Presses Univ.
Fran
9, 6. ed., Paris, 1967, p. 240. En adelante &C.
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camente como una síntesis de estructuras y significaciones, puesto
que este instrumento posibilita nuestro acceso a la muchedumbre del
entorno y no nos aleja en absoluto del fin primordial sintético de la
filosofía, antes al contrario, «nos muestra el milagro de una totalidad
que supera lo que creíamos que eran sus condiciones o sus partes»”.
Es, por lo mismo, lógico, también, que el único tema legítimo de la
reflexión filosófica sea para Merleau-Ponty «la relación del sujeto
epistemológico y de su objeto» 12: «La filosofía se mantiene en el
punto en que se efectúa el paso del yo al mundo y a los demás» ~
Al definirnos la extensión de la relación epistemológica nos ofrece
un índice de contenido que debería ser el de cualquier exposición de
su filosofía: la interrogación filosófica «qué sé yo» «es no sólo ‘qué
es saber’ y ‘quién soy yo’, sino, en último término, ‘qué hay’ y hasta
‘qué es el hay’» ‘~, es decir, son los interrogantes por el método, por
el sujeto y por el mundo, además de una pregunta metafísica sobre
lo invisible y lo visible (1). En la obra de Merleau-Ponty caminamos
a través de una serie de intuiciones sobre la índole de nuestro autor,
que es oscuro a veces, pero tremendamente claro una vez que quien
lo lee se introduce en ese mundo o en esa vertiente pre-objetiva,
pre-tética, ambigua, existencial.., que constituye el inicio de
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