Freud Para Principiantes

“PSICOANÁLISIS”

1883: Freud trabaja durante cinco meses en una clínica psiquiátrica con Theodor Meynert (1833-1892), la mayor figura de la época en anatomía cerebral y neuropatología.

Meynert convenció a Freud de que debía especializarse en neuropatología (enfermedades del sistema nervioso).

1885-86: se le concedió a Freud una pequeña beca para estudiar en París con Jean- Martín Charcot (1825-93), neurólogo que dirigía el asilo de Salpétriére.

Pero ¿qué es exactamente la histeria?

La palabra griega hystera significa útero o matriz. Se creía que solo las mujeres tenían síntomas histéricos: parálisis, convulsiones, sonambulismo, alucinaciones, pérdida del habla, sensibilidad física o la memoria. En otros tiempos se perseguía a las histéricas considerándolas brujas.

Los especialistas tenían dos puntos de vista opuestos: o bien suponían que la histeria era una irritación de los órganos sexuales femeninos y la trataban mediante presión sobre los ovarios, aplicando hielo sobre la zona o con operaciones del clítoris. O bien pensaban que la histeria era obra de la imaginación de las mujeres.

Charcot rechaza el diagnostico tradicional y dice que la histeria no es una enfermedad imaginaria, sino una neurosis. Tampoco es exclusivamente femenina.

Puso de manifiesto la notable semejanza entre el estado histérico y el hipnótico, señaló que podía utilizarse la sugestión hipnótica para provocar síntomas histéricos, como una parálisis.

La histeria solo podía desarrollarse si existe una degeneración hereditaria del cerebro.

Charcot era un buen mecanicista: las explicaciones tenían que ser estrictamente físicas.

Abril 1886: Freud comienza su práctica privada como neuropatólogo y se encuentra con sus primeras pacientes histéricas.

15 de octubre de 1886: Freud lee ante la Sociedad de Medicina de Viena su trabajo sobre la histeria en el hombre, donde es desafiado a encontrar un solo caso de histeria masculina en Viena.

Josef Breuer (1842-1925) respetado médico, en 1882 le había contado a Freud acerca de un interesante caso de histeria: EL CASO DE ANNA O. Una mujer inteligente, de 21 años. Su crianza estricta le había impedido madurar sexualmente.

Resolvió, entonces hipnotizar a Anna deliberadamente (método catártico), cada uno de sus síntomas fue desapareciendo al descubrir en ocasión se había producido por primera vez, estos síntomas se eliminaban recordando sucesos desagradables que habían sido olvidados y el síntoma surgia con más fuerza aun cuando se hablaba de él.

Freud y Breuer establecieron que los histéricos padecen principalmente de reminiscencias. Esto significa que sufren a raíz de recuerdos desagradables, patógenos, siguen operando de forma activa e inconsciente como motivadores de la conducta.

Freud abandona poco a poco el hipnotismo y en 1892-96 emplea la técnica de la presión sobre la frente, que consistía en apoyar su mano sobre la frente del paciente mientras le formula preguntas.

Reiteradas experiencias con sus pacientes llevaron a Freud a proponer la teoría de seducción: los recuerdos reprimidos revelaban casi siempre que el niño había sido seducido sexualmente por uno de sus progenitores u otro adulto. Este suceso traumático de la infancia opera con retraso, el recuerdo reprimido se convierte en una idea patógena, capaz de causar síntomas histéricos después de la pubertad.

1896: Freud acuña el término psicoanálisis, debiendo renunciar a la técnica de la presión sobre la frente y utilizar la técnica de la asociación libre. Los pacientes deben sentirse libres, no tienen que ser urgidos ni censurados, tienen que decir cualquier cosa que se les ocurra.

El 23 de octubre de 1896 muere el padre de Freud, en este periodo de crisis y autoanálisis, comienza a escribir la interpretación de los sueños.

La interpretación de los sueños contiene dos descubrimientos revolucionarios:

La solución al enigma de los sueños, “todo sueño es un cumplimiento de deseos”.

La manera de operar del sueño ofrece pruebas sistemáticas sobre la existencia de lo inconsciente.

Los sueños son solo una manifestación parcial o censurada de un deseo, donde el contenido latente del sueño (que incluye el deseo sexual inconsciente) solo puede aparecer si se lo disfraza en el contenido manifiesto (mensaje en código, debe expresar la idea latente mediante símbolos).

Según Freud la psique se divide en dos partes: el preconsciente (todas las ideas y recuerdos que se pueden volver conscientes) y el inconsciente (deseos, anhelos o impulsos de índole sexual).

Todos los seres humanos nacen con una pulsión sexual básica llamada libido (deseo). Esta pulsión sexual tiene características físicas y psíquicas.

La historia sexual de un individuo comienza en su nacimiento, donde la libido de un recién nacido no está estructurada (perverso polimorfo, dice Freud). Obtiene placer sexual de la estimulación de cualquier zona de su cuerpo.

Los órganos específicos de la satisfacción sexual se basan en las zonas erógenas.

La primera zona erógena: etapa oral, la mayor satisfacción de un bebé es el alimento y el placer de obtener al succionar. El mundo soy yo (boca), mi primer objeto de amor (pecho).

La segunda zona erógena: etapa anal, el niño aprende a controlar en forma voluntaria sus heces, retenerlas o soltarlas. Estas ideas de hacer regalos, adquirir capacidades, imponer orden, castigar o hablar, le causa un profundo placer.

La tercera zona erógena: etapa fálica, a los 3 o 4 años, el niño descubre con que puede ser creativo. Comienza entonces la curiosidad, angustia y confusión que provocan las diferencias entre la anatomía sexual del varón y la niña. A los 5 0 6 años el niño entra en la fase del complejo de Edipo.

Desde los seis años hasta la pubertad, la pulsión sexual parece desaparecer. En realidad queda enterrada, se produce una amnesia infantil.

La etapa de sexualidad infantil culmina con la represión del complejo de Edipo.

Las ideas e impulsos asociados con las etapas anal, oral y fálica son sepultados en el inconsciente (reprimidos) y se les deniega expresión, pero siguen ahí en forma latente, como la estructura que adquiere la libido. Los recuerdos, organizados

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